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Chile y la región en un incierto cruce de caminos

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Felipe Larraín – Ex ministro de Hacienda de Chile. Foto: El País

ENTREVISTA

El crecimiento proyectado para los próximos años es insuficiente para retomar el camino hacia el desarrollo.

Después de la fuerte caída de 2020, Chile cerrará este año con la mayor expansión económica desde los años noventa. Sin embargo, las tasas de crecimiento proyectadas para los próximos años se ubican en un ritmo claramente insuficiente para retomar el camino hacia el desarrollo, advierte el ex ministro de Hacienda en ambos gobiernos de Sebastián Piñera, Felipe Larraín (*). En el plano global, advirtió que será complejo revertir los problemas de desigualdad y pobreza exacerbados en la coyuntura, al tiempo que advirtió de otros factores que incidirán en una moderación del crecimiento en la región.Asimismo, Larraín espera que la nueva constitución que se discutirá en Chile no ponga en duda los logros económicos obtenidos, al tiempo que considera que es altamente probable que a la salida de la reforma se consagre un mayor rol del Estado como garante de los derechos que quedarían establecidos en la Constitución. A su vez, consideró que la movilización social de 2019 es consecuencia de años de frustración y demandas insatisfechas, que no se pueden atribuir al actual gobierno. Además, proyecta que, en año de elecciones, será difícil cumplir con el retiro del estímulo fiscal, como se había previsto mediante acuerdo político. A continuación, un resumen de la entrevista. 

—¿Estima que las disrupción causada a nivel económico y social por la pandemia en todo el mundo, puede calificarse como algo circunstancial o generó cambios permanentes?

—La recuperación de la actividad económica en el mundo es muy diversa y depende en gran medida tanto del manejo de la pandemia, como de la capacidad de respuesta de política económica de los países. En algunos casos, la recuperación ha sido muy rápida, pero incluso en esas economías, el empleo tomará más tiempo en volver a los niveles pre crisis. A su vez, observaremos un aumento de la pobreza y de la desigualdad que no será fácil revertir. También veremos efectos permanentes, como el mayor nivel de deuda pública, las brechas educativas y laborales entre personas con distintas realidades socioeconómicas y, por el lado positivo, una más rápida incorporación de cambios tecnológicos y teletrabajo en diversas industrias, que hubiese sido impensado que se produjera a esta velocidad en condiciones normales.

—La presencia de “más Estado” para paliar los efectos de la crisis, ¿retrocederá efectivamente con el cambio de condiciones económicas?

—Esto dependerá de la capacidad de financiar esta mayor presencia del Estado en la provisión de bienes públicos y transferencias, así como también de la evolución de la pandemia, de la voluntad de las autoridades económicas y de la situación política de cada país. En el caso de Chile, por ejemplo, existe un acuerdo político para retirar el estímulo fiscal a partir del próximo año y, en la medida que las condiciones sanitarias se mantengan favorables, se consolide la recuperación económica y se avance en la recuperación del empleo, este acuerdo se debería cumplir. Sin embargo, en un año de elecciones no será fácil un retiro completo del estímulo fiscal.

—Consecuencias de la crisis también parecen ser las tentaciones autoritarias en algunos gobiernos o proteccionistas en otros. ¿Quiénes deberían liderar un proceso de reequilibrio a nivel global?

—Todos los países comprometidos con la democracia y el libre comercio, incluyendo la mayor parte de los países de la región que conocemos los costos económicos y sociales del autoritarismo y el proteccionismo, que hemos superado esas prácticas y que sabemos que solo con democracias fuertes, y con economías abiertas a los flujos comerciales, financieros y humanos, es posible avanzar hacia el desarrollo.

—Cuánto le llevará a la economía mundial recuperar el ritmo del crecimiento pre pandémico?

—A nivel agregado el mundo recuperará este año la caída de 2020, pero existe gran heterogeneidad, con los países desarrollados y China liderando este proceso y con los países más pobres permaneciendo muy rezagados en este proceso de recuperación.

—Latinoamérica parece continuar en una lógica “izquierda-derecha” que determina acercamientos por afinidades políticas y de ello dependen objetivos de integración, comerciales y hasta pronunciamientos políticos. ¿Cómo derrotar esa dinámica?

—Es un tema complejo. Una forma de enfrentar este problema es con instituciones fuertes y permanentes, con análisis técnico riguroso y con evidencia científica, que permita promover iniciativas que mejoren el bienestar de la población, sin importar la posición política de los gobiernos que por lo demás es muchas veces circunstancial.

—¿Cuáles son las claves del desempeño económico de la región a corto plazo?

—Este año la región volverá a crecer después de la profunda caída del año anterior. Sin embargo, la magnitud de esta recuperación es heterogénea y algunos países les tomará varios años recuperar el nivel de actividad pre pandemia. Un determinante de esta recuperación es la situación sanitaria y el avance de la vacunación, que, salvo algunas excepciones positivas como Chile y Uruguay, sigue muy lento. A su vez, la situación política agrega incertidumbre al proceso de recuperación y al manejo fiscal post pandemia en diversos países.

Un aspecto positivo este año para la región ha sido el alza del precio de las materias primas, que impacta positivamente los ingresos fiscales y la actividad en los países productores y exportadores de estos productos. Sin embargo, también vemos un aumento de la inflación que está generando el inicio de un proceso de normalización monetaria el cual, junto con el retiro de los estímulos fiscales, llevará a una marcada moderación del crecimiento regional el próximo año.

—Chile ha atravesado por un complejo escenario económico en los últimos años. Las últimas cifras muestran un rebote luego de la drástica caída de 2020, pero aún el empleo está lejos de las cifras pre pandemia, lo mismo el consumo y la inversión, siguen siendo necesarias las ayudas. ¿Cuál es su visión de este presente?

—Chile enfrentó el golpe de una crisis social y de violencia a fines de 2019 que le significó una breve, pero significativa contracción justo antes del inicio de la pandemia. El año 2020 no partió bien, la violencia seguía y las estimaciones de crecimiento pre pandemia se ubicaban en torno a 1%. La economía se contrajo 5,8% el año pasado, una caída muy concentrada en el segundo trimestre. Posteriormente se inició un proceso de recuperación que permitió retomar los niveles de actividad pre pandemia. Este proceso fue posible gracias a una significativa y coordinada respuesta de la política fiscal y monetaria, así como también por la desacumulación de más de US$ 50 mil millones de ahorros privados.

En consecuencia, tenemos una recuperación muy dependiente del consumo, mientras que la inversión presenta un repunte más moderado. Un gran desafío es recuperar más de un millón de empleos perdidos durante esta crisis. De acuerdo con las proyecciones de consenso este año la economía chilena crecerá en torno a 8%, mientras que el Banco Central es más optimista y estima una expansión entre 8,5% y 9,5%.

—¿Cuáles son los desafíos más fuertes de la economía chilena hoy?

—Los desafíos son múltiples. En el plano económico, recuperar los empleos perdidos durante la pandemia, para lo cual es fundamental elevar el crecimiento económico. A este respecto, la capacidad de crecimiento de la economía (o crecimiento tendencial) se ha revisado sostenidamente a la baja durante los últimos años y actualmente se estima bajo 2%. Chile requiere elevar su crecimiento de largo plazo y para ello es necesario implementar medidas que fortalezcan la inversión, la productividad e incrementen la participación laboral, especialmente de mujeres y jóvenes. Además, se requiere que este crecimiento sea inclusivo y permita retomar la tendencia de reducción de la desigualdad interrumpida durante los últimos años.

A su vez, un desafío inmediato es el retiro gradual del impulso fiscal implementado durante estos años. No será fácil, pero es necesario hacerlo para retomar una trayectoria de convergencia fiscal, estabilizar las cuentas públicas y evitar deterioros adicionales de nuestra clasificación soberana.

En el plano político, sacar adelante la nueva constitución de forma ordenada, responsable, con diálogo y mediante la búsqueda de consensos es un desafío mayor. Las primeras señales de la convención constitucional no son alentadoras, pero es de esperar que en los meses siguientes se avance hacia una constitución que nos represente a todos, que fortalezca la institucionalidad económica, la autonomía del Banco Central, y que sea compatible con el principio de responsabilidad fiscal que ha caracterizado a nuestro país por décadas. Este año también enfrentamos elecciones presidenciales y parlamentarias, en un escenario que es particularmente incierto.

—En ese contexto, ¿cómo evolucionará la economía de Chile en el corto y mediano plazo?

—La evolución de la economía es muy dependiente de cómo siga la pandemia. Por el momento, la situación sanitaria ha mejorado de forma significativa, de la mano del avance de la vacunación. En el escenario base, la economía crecerá a tasas de dos dígitos durante los próximos meses y cerrará este año con la mayor expansión desde mediados de la década de los 90, aunque por razones muy distintas a las de entonces. Sin embargo, las tasas de crecimiento proyectadas para los próximos años se ubican en el rango de 2% a 3%, un ritmo claramente insuficiente para retomar el camino hacia el desarrollo.

—La nueva Constitución chilena aspira a ser la base de una serie de cambios económicos y sociales. ¿Hacia dónde irá Chile?

—Esperamos que más allá de los cambios que está enfrentando nuestro país, los pilares económicos que han permitido el éxito de Chile en materia de reducción de la pobreza, aumento del bienestar de la población y el avance hace el desarrollo, se mantengan. Está por verse cómo cambiará el sistema político y es probable, además, que tras este proceso tengamos un mayor rol del Estado como garante de los derechos que quedarían establecidos en la Constitución.

—¿Cuánto influye este proceso en la próxima elección?

—En la Constitución se debaten temas como el sistema político, los derechos sociales y el marco de reglas de juego en el que se desenvuelven las inversiones. Todo esto, si bien no afecta directamente a la próxima elección, es claro que tendrá su impacto en el escenario político-económico que deberá enfrentar el próximo gobierno.

—Y en ese contexto, ¿qué lectura hace de los resultados de las primarias?, ¿el elector quiere un futuro gobierno “más al centro”?

—En primer lugar, es positiva la alta participación registrada en las elecciones primarias, porque eso demuestra el alto interés que existe en nuestro país por la política y, al mismo tiempo, le da mayor legitimidad a los resultados. En segundo lugar, ganaron dos candidatos jóvenes, lo que da cuenta de un recambio generacional en nuestra política y, tercero, quedó en evidencia el rechazo a posturas más extremas, como la que representaba el candidato del Partido Comunista. Ahora, no debemos confundirnos, el candidato del Frente Amplio representa una izquierda a secas (no una centro izquierda) que de ser electo presidente, gobernaría con el Partido Comunista que es su aliado político.

—¿Qué le faltó a su juicio a las administraciones de Sebastián Piñera para colmar las expectativas de la sociedad?

—La primera administración tuvo un desempeño muy positivo en crecimiento y creación de empleo, aunque ello no fue suficiente para que la coalición fuera reelecta. Durante el segundo gobierno, a pesar de un buen primer año en 2018, en que la economía se recuperó con fuerza después de cuatro años de crecimiento muy bajo y de un inédito período de caída de la inversión, enfrentamos a inicios de 2019 un escenario bien difícil, caracterizado por el inicio de la guerra comercial entre EE.UU. y China, al tiempo que internamente tuvimos una fuerte oposición del Congreso que hizo muy difícil avanzar con los cambios que se propusieron durante la campaña y que el país eligió por amplia mayoría. Luego vino la movilización social y la violencia, pero eso es una consecuencia de años de frustración y demandas insatisfechas que no se pueden atribuir a este gobierno.

(*) Ministro de Hacienda en dos períodos (2011-14, 2018-19). Doctor en Economía por la Universidad de Harvard, donde además fue docente. También impartió docencia en la Universidad Católica de Chile. Integrante del directorio de diversas empresas, fue consultor en ONU, BM, Cepal, BID, FMI.

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