Posibles desafíos económicos para Argentina tras unas elecciones que se presentan inciertas

Milei “recién empieza a balbucear las ideas liberales”; una cosa es atraer a la gente diciendo “rompo todo” y otra es construir un país con reformas de largo plazo.

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Javier Milei, líder de La Libertad Avanza
Javier Milei, líder de La Libertad Avanza.
Foto: Archivo/El País

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El resultado de las PASO, en que Javier Milei fue el candidato individualmente más votado y la fuerza política con mayor cantidad de votos, y donde Juntos por el Cambio pasó de tener 42% de los votos en 2019 a 28% y el kirchnerismo quedó en tercer lugar, muestran un escenario político de absoluta incertidumbre hacia el futuro.

Es mínima la diferencia en puntos entre el que más votos obtuvo, el segundo y el tercero, y nada está dicho sobre quién puede quedarse con la victoria en la primera vuelta o bien ir al ballotage. De los tres contendientes, Milei, Patricia Bullrich y Massa, este último parece ser el de menos posibilidades de quedarse con la presidencia porque va a llegar a octubre con una inflación en alza y la economía en recesión. En otras palabras, llega en recesión con inflación y una población absolutamente agobiada.

De todas formas, todo está por verse.

La reacción del mercado durante la semana siguiente a las elecciones frente al resultado electoral fue negativa. No solo subió fuerte el dólar blue, cayeron los bonos y particularmente los ADR en los primeros días.

Justamente, si el que más votos obtuvo en las PASO es el que manifiesta sus intenciones pro reformas estructurales, por lo menos los ADR deberían haber subido, sin embargo, se desplomaron ni bien se conoció el resultado de las primarias.

Esto refleja, por un lado, la falta de credibilidad en la gobernabilidad que puede llegar a tener Milei en caso de ser presidente y su capacidad para obtener las leyes necesarias para llevar adelante las reformas estructurales, más allá de lo confusa que es su propuesta de dolarización que tuvo varias marchas y contramarchas en el discurso del candidato.

Por otro lado, queda la gran incertidumbre de quiénes serán los candidatos más competitivos en octubre y cuáles pueden ir a una eventual segunda vuelta.

El aumento del tipo de cambio oficial que dispuso el gobierno junto con la suba en la tasa de interés, seguramente estaban pactadas con el FMI. No obstante, la suba de la tasa de interés difícilmente logre retener a la gente en pesos. No hay tasa de interés que pueda llegar a ser lo suficientemente atractiva frente a la espiral inflacionaria que tenemos por delante y la incertidumbre cambiaria. En lo que hace al aumento del tipo de cambio oficial, habrá que ver si es suficiente como para atraer el ingreso de dólares o, simplemente, frenará un poco más la salida de divisas.

Lo cierto es que hoy las empresas no tienen unidad de cuenta para hacer cálculo económico y vender. En otras palabras, el peso no sirve como unidad de medida y quien vende un producto no sabe si con los pesos que recibe va a poder reponer la mercadería que vendió. La economía tiende a paralizarse.

El tránsito a octubre va a tener a un gobierno que, difícilmente, apueste a la austeridad fiscal, así que, a la emisión monetaria que ya viene realizando, le agregará más emisión por más gasto público y el aumento del tipo de cambio oficial. No es de descartar que la inflación de agosto se acerque a los 2 dígitos mensuales considerando la emisión monetaria que ya hizo el BCRA y el aumento del tipo de cambio oficial.

Sobre el voto a Milei, habrá que ver cuánto tiene de ideológico y cuánto canaliza del voto bronca y hartazgo. Una cosa es llevar adelante cambios estructurales basados en la convicción de la población, en el caso argentino cambios muy profundos, y otro es llevar adelante los cambios estructurales sin el apoyo de la población en términos ideológicos y sin mayorías en el Congreso.

Es más, ideológicamente en Argentina la opinión pública es muy volátil. Durante 10 años le dio un fuerte apoyo a Menem con las privatizaciones, la desregulación de la economía y pro mercado y en 2003 apoyó durante 12 años al populismo más exacerbado que pudo llevar adelante el kirchnerismo con las contrarreformas.

Decir que la gente reclama un cambio de rumbo económico, hoy luce un poco arriesgado. No es cuestión de cambiar de rumbo un tiempo y luego volver al populismo, los cambios, para que sirvan, tienen que perdurar en el tiempo.

Por otro lado, una cosa es atraer a la gente diciendo “rompo todo” y otra es construir un país con reformas de largo plazo. Romper todo es fácil, construir algo duradero es mucho más complejo.

Milei es alguien que recién empieza a balbucear las ideas liberales, antes estuvo con el kirchnerista Scioli y sus listas de candidatos a diputados y cargos municipales están pobladas de gente que viene del massismo. Es un personaje absolutamente intolerante al diálogo. No tolera que alguien opine diferente. Quien esto escribe tuvo varios debates con él y lo conozco personalmente y, claramente, no cree en la libertad de expresión. Al tal punto llega su intolerancia que llama traidor a quien no se someta a sus caprichos.

Como puede verse, el horizonte económico, no solamente está lleno de incertidumbre de aquí a octubre, sino que, además, aun en el caso que ganase Milei, el camino a recorrer es muy largo y el que menos poder político tiene detrás para avanzar en las reformas.

Trump fue un outsider de la política, pero tenía el apoyo del partido republicano detrás. Menem tuvo el apoyo del peronismo. Milei está solo o con una minoría absoluta.

En el caso de que Patricia Bullrich llegue al gobierno, tiene más chances de lograr apoyos parlamentarios para avanzar en reformas estructurales. En cambio, el kirchnerismo, seguiría con su populismo conocido.

Se abre un período de pura incertidumbre hasta octubre. Lo más prudente es tomar posiciones defensivas y desensillar hasta que aclare.

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