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En Uruguay se desperdician toneladas de alimentos en buen estado, ¿cómo ayudar?

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En Uruguay no hay certezas sobre cuántos alimentos se tiran. Foto: Darwin Borrelli
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El desperdicio de alimentos es un problema a nivel mundial y Uruguay no es la excepción. Organizaciones comparten

En 2016 Marcelo Sus fue al entonces Mercado Modelo (hoy Unidad Agroalimentaria Metropolitana, UAM) a comprar un cajón de limones para su emprendimiento. Lo que vio le llamó la atención y lo hizo cambiar el rumbo. Eran contenedores repletos de vegetales de los cuales buena parte estaba en condiciones para ser consumidos. No era quizá la fruta o la verdura que alguien compraría en la feria —compramos con los ojos— y por eso habían sido desechados. Pero eran, sin duda, alimentos que podían transformarse en un plato nutritivo.

“Había mucha gente que no estaba pudiendo tener un plato de comida en su mesa y más que nada un plato de comida compuesto por frutas y verduras que son alimentos muy nutritivos. Y la gente de la UAM nos abrió las puertas, nos dio un espacio y básicamente la labor que hacemos desde 2016 al día de hoy en la UAM es que pasamos por todos los puestos y vamos recogiendo lo que los productores van a desperdiciar por cuestiones de forma, tamaño, color. Lo levantamos y lo llevamos a nuestro local y lo repartimos por organizaciones sociales”, dice a Revista Domingo.

Marcelo es fundador y director de la Red de Alimentos Compartidos (Redalco), que desde 2016 trabaja rescatando vegetales que están en buen estado pero que, por alguna razón, no entran al mercado y normalmente serían tirados a la basura. En la página web de la organización figura que en Uruguay más de 250 mil personas sufren inseguridad alimentaria, a la vez que se desperdician 125 millones de frutas y verduras al año.

Un estudio de la Organización de Naciones Unidas (ONU) publicado en marzo de este año informó que la quinta parte de la comida que se produce en el mundo termina en la basura, ya sea de los hogares, de los comercios o servicios o de fábricas y productores. El problema, indica el informe, está en las desigualdades y en que muchas personas podrían comer si eso no se desperdiciara. También en la contaminación que se genera, porque si no se hace la clasificación adecuada y el compost de manera correcta, la comida termina por emitir gases tóxicos para el planeta.

Además de Redalco, en Uruguay funcionan otras organizaciones que tienen como meta alcanzar un plato de comida para quienes lo necesitan y, a su vez, evitar el desperdicio alimenticio.

En Revista Domingo nos acercamos a Plato Lleno y Banco de Alimentos para conocer cómo trabajan, entender la importancia de ser un nexo entre empresas y organizaciones y compartir cómo pueden acercarse las personas tanto para ser voluntarios como para donar o recibir ayuda.

En 2019 Banco de Alimentos rescató 189 mil kilos de alimento; en 2020 fueron 464 mil. En el caso de Plato Lleno, que están desde hace cuatro años, empezaron con siete kilos de bizcochos en su primera jornada y actualmente alcanzaron alrededor de 350 mil.

Una cadena que une al que dona con quien necesita comer

Los tipos de alimentos que recogen varían según la organización y las empresas a las que puedan recurrir.

Con la pandemia las donaciones se redujeron. En el caso dePlato Lleno, por ejemplo, antes era común que los convocaran para rescatar alimentos luego de un casamiento, fiesta de fin de año u otros eventos similares. Ahora, dice Adriana Cristante, coordinadora en Uruguay —la sede central está en Argentina, pero también trabajan en Bolivia, Brasil y Costa Rica—, encontrar quienes donen se hace más difícil.

Plato Lleno hace de nexo entre supermercados, panaderías y otros comercios y organizaciones sociales que brindan alimentos. Foto: cortesía de Plato Lleno
Plato Lleno hace de nexo entre supermercados, panaderías y otros comercios y organizaciones sociales que brindan alimentos. Foto: cortesía de Plato Lleno

Redalco trabaja específicamente con frutas y verduras, mientras que Banco de Alimentos y Plato lleno con aquello que reciben de sus donadores.

“A nivel de frutas y verduras pasa mucho que no tienen lugar a nivel de comercio algunas manzanas, zanahorias, por su forma o por su color. Por lo que en un plan original, las chacras directamente no lo recolectan, así que nosotros le damos una contribución al productor para que cubra el costo de levantar ese alimento del suelo y lo mande a nuestro espacio en la UAM”, explican desde Redalco.

En paralelo están implementando la experiencia de ir con voluntarios a cosechar eso que los productores no van a utilizar por excesos. “Ahora hay mucho calabacín, por ejemplo, y hay productores a los que no les rinde levantarlo del suelo, así que vamos nosotros”.

Hace un par de semanas sucedió con una colecta de membrillos: fueron con un equipo de 15 voluntarios durante una mañana y regresaron con 120 bolsas (el equivalente a unos 2.400 kilos). Eso luego lo distribuyeron por varios merenderos y el membrillo se transformó en dulce.

En Plato Lleno trabajan con “giras”, que son recorridos diarios donde pasan por comercios a levantar donaciones y luego llevan a destino o con rescates puntuales. Con la pandemia disminuyó el número de voluntarios, por lo que arreglaron para que los mismos centros que reciben las donaciones pasen a levantar sus alimentos. Es importante que quien haga el nexo sepa reconocer el estado del pan o cual sea el alimento que les donan.

Tanto Adriana como Dolores creen que una normativa nacional (como la que existe en otros países) marcaría una gran diferencia. Primero porque podría incentivar a las empresas a través de la exoneración de tributos, por ejemplo; segundo porque también funcionaría como un amparo para aquellos que donen.

“Porque, supónte, un supermercado da un fideo y después a la persona que lo come le hizo mal el fideo o dice que le hizo mal el fideo y va en contra del supermercado, entonces hay que escuchar las dos campanas “, dice Adriana.

En 2016 el entonces diputado Adrián Peña presentó un proyecto de ley con este fin, que fue archivado en 2020 por considerarse que si bien es una punta para pensar el tema, no era el modo adecuado. Actualmente el proyecto, modificado por Carmen Sanguinetti, entró a estudio nuevamente para convertirse en ley.

Los tres equipos destinan los alimentos recolectados a organizaciones o instituciones que trabajan con personas en situación de vulnerabilidad social como merenderos, CAIF, refugios, agrupaciones de vecinos y ollas populares.

ElBanco de Alimentos,explica Dolores, tiene un listado de organizaciones a las que pueden destinar los alimentos, tratando siempre que lo que reciben de los donadores sea repartido de manera justa entre todos aquellos con quienes colaboran. Hace ocho años que están en actividad y buscan especializarse y afinar cada vez más sus mecanismos. “Este año quisimos ir un poquito más allá. Entonces no queremos solo entregarles alimento sino que estamos armando unos talleres para dar herramientas. Desde aprender a cocinar con ingredientes que antes no habían utilizado hasta nutrición, huerta, compostaje y reciclaje. Queremos brindar algo más allá del alimento”.

Consejos

La comida no se tira, se comparte

Planificar

Una compra consciente

Consultada por Revista Domingo, la cocineraRosana Ledo, especialista en batchcooking, compartió algunos consejos para no desperdiciar alimento en los hogares. “La idea es planificar. En base a eso armo un menú variado y hago las compras conscientemente. Si voy al supermercado y consumo solo por las dudas, después termina en el fondo de la alacena o de la heladera, no lo usás y se echó a perder, lo tiraste”.

Cuidar

Ordenar y optimizar

“Creo que la base de todo es poder aprovechar los ingredientes de estación, sobre todo lo que es frutas y verduras, o lo que tenemos en casa y poder transformarlo, aprovecharlo, no dejar nada. Con las cáscaras hacer compost o un caldo. O comprás un pollo y con las pechugas hacés milanesa y con la carcaza un caldo para después hacer un risotto. Entonces de eso se trata esto de los talleres”.

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Llená otro plato

Además de las donaciones de organizaciones, también es posible sumarse como voluntario para las jornadas de rescate o de “delivery” de los alimentos. Para cualquiera de las opciones se puede recurrir a las páginas web (www.redalco.org, www.bancodealimentos.org.uy, platolleno.org). Pero, además, aconsejan que siempre que tengamos comida en buen estado en casa que sabemos que no vamos a comer, se puede ofrecer a quien lo necesite.

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