Buscando salir de una condición que entendían estancada, el año pasado familiares de Jorge Rivas tocaron la puerta del cirujano Jorge Trainini -director del hospital público bonaerense Presidente Perón-, a quien el diputado conocía por haber trabajado juntos en proyectos de salud.
El equipo de Trainini contaba con reconocida experiencia en el campo de las células madre, pero a nivel cardíaco y no del sistema nervioso, que era lo que se necesitaba trabajar con Rivas. No obstante, tras consultar sobre el caso con institutos del exterior, los médicos decidieron realizar el procedimiento que, con el objetivo de evadir la atención mediática, tuvo lugar la noche de un sábado: el 7 de agosto.
El tratamiento resultó pionero. Por primera vez se habían inyectado en un ser humano células del sistema nervioso a nivel del bulbo y la protuberancia.
A partir de entonces solo quedaba esperar entre 60 y 90 días para ver si se producía algún cambio. Mientras tanto, Trainini le aconsejó "vivir para la kinesia", es decir, trabajar sin descanso la movilidad del cuerpo. Así fue que Rivas se trasladó a Cuba, donde comenzó una rehabilitación permanente.
En el interín, los médicos tratantes guardaron algunas células que le extrajeron y las pusieron a cultivar. "Así, tendríamos células más potentes, que si él mejoraba podríamos utilizar para darle otro envión", explicó Trainini en entrevista con el canal CN23.
El 7 de diciembre, un neurólogo del equipo argentino viajó a Cuba para observar la evolución de Rivas. Las noticias eran buenas. El legislador había comenzado a mover su cabeza, manejar el tronco y la presión, controlar la saliva. También deglutía, se le había quitado el botón gástrico -se alimentaba por vía oral- y ostentaba "un poder cognitivo fantástico". Era el momento para pensar en una segunda intervención.
Otro 7, esta vez de enero de 2011, se le realizó, en el Instituto de Cardiología de La Habana, un implante de células madre mesenquimales autólogas, un paso más en el campo de la regeneración celular.
Rivas continúa así con una lenta mejoría. Nadie sabe con certeza hasta dónde podrá llegar su recuperación.