En el vasto mundo musical local, que va desde Jaime Roos hasta el joven que quiere grabar su primer disco para dar a conocer sus canciones, existen dos cooperativas, Coopartey Agremyarte, que mueven el backstage del espectáculo y se ocupan de cosas que, por lo general, escapan al artista, como la facturación, la gestión de los contratos y los aportes sociales. Cooparte abarca también a otras disciplinas culturales, que encuentran en esta institución un apoyo para poder desarrollarse.
En el dinámico, aunque a menudo complejo, escenario artístico de Uruguay, emergió hace 14 años un modelo de organización que promueve la autonomía, la colaboración y la sostenibilidad para sus creadores: Cooparte y Agremyarte (sindicato de músicos y oficios conexos), dos entidades que han evolucionado hasta convertirse en un soporte integral para la gran mayoría de los músicos. Estas organizaciones no solo representan una alternativa a las estructuras tradicionales del sector cultural, como Coopaudem (perteneciente a la Asociación Uruguaya de Músicos - Audem, fundada en 1938), sino que también están redefiniendo las dinámicas de profesionalización, gestión y proyección de los talentos locales.
La génesis de Cooparte, que data de 2011, se sitúa en la confluencia de la extinta Prom.Uy (Asociación de Managers y Productores Musicales del Uruguay) y de exdirigentes de Adempu, la Asociación de Músicos Populares de Uruguay, que emergió como una voz contestataria durante los últimos años de la dictadura. Originalmente Cooparte funcionó en la sede de AGADU (Asociación General de Autores del Uruguay) y hoy se encuentra en una vieja casa reciclada, de tres plantas, ubicada en Soriano 1245.
Según el presidente de Cooparte, Mario Varela, el nacimiento de la gremial respondió a una necesidad concreta: “Surgimos a raíz de la exigencia de la Intendencia de Montevideo de formalizarnos para poder trabajar en las diferentes actividades que contrata la administración municipal, fundamentalmente en La Criolla”, comenta a Domingo. Y agrega: “A los pocos meses de la fundación de Cooparte nació Agremyarte como una herramienta complementaria, para los diversos usos que requería la propia cooperativa”.
Si bien sus orígenes se encuentran firmemente anclados en la música, tanto Cooparte como Agremyarte pronto identificaron la necesidad de extender sus servicios a otras expresiones culturales. “Las necesidades hicieron que se fuesen creando otras disciplinas artísticas, ya que no había en otros ámbitos una herramienta como para poder formalizar”, explica.
De esta manera, la especialización de las organizaciones se centró en la crucial tarea de “formalización, documentación, facturación, gestión de contratos, cobranzas y liquidar todo lo que es impuesto o seguridad social”, aliviando así la carga administrativa que, a menudo, distrae a los artistas de su vocación principal. Este enfoque en la gestión se convirtió en un servicio esencial para aquellos que aspiraban a profesionalizar su trabajo en un entorno donde la informalidad históricamente había sido una norma.
Con una base de datos que supera las 22.000 personas registradas a lo largo de sus casi 14 años de existencia, Cooparte y Agremyarte brindan soporte a un espectro muy amplio de profesionales. Varela destaca esta diversidad: “Yo siempre digo que si hay un artista en escena, mínimo hay cinco personas trabajando para que pueda estar allí. Y esas cinco personas van desde el ‘plomo’ que carga los equipos, hasta un sonidista iluminador, vestuarista, maquillador, etcétera”.
Esta visión inclusiva abarca desde figuras consagradas de la música nacional -como pueden ser Jaime Roos, Ruben Rada, No Te Va Gustar o Matías Valdéz- hasta técnicos y productores, consolidando a las cooperativas como un verdadero ecosistema de apoyo. De hecho, Varela afirma que “el 80% o el 90% de los artistas de primera línea uruguayos son socios o utilizan los servicios de nuestra asociación, directa o indirectamente”. Una cooperativa que, a diferencia de otras, no les cobra una cuota a sus asociados.

Consagrados y emergentes
El impacto de Cooparte y Agremyarte trasciende la mera gestión administrativa gracias a la creación, en 2016, de la fundación Fans de la Música. La misma se ha convertido en el vehículo para impulsar proyectos de índole social y productiva. “A través de la Fundación tenemos diferentes proyectos; dentro de ellos hay, por ejemplo, algunos festivales o eventos que hacemos, como Bandas en Red, que apunta fundamentalmente al tema de los grupos emergentes”, detalla Varela.
En tanto, un ejemplo destacado de su compromiso con la proyección internacional es el Mercado Uruguay Musical, un evento anual que reúne a programadores de salas y festivales de diversas partes del mundo, facilitando la circulación de la música uruguaya a nivel global.
La fundación Fans de la Música también opera el sello Uruguay Musical, a través del cual se han editado una veintena de discos, tanto en plataformas digitales como en formato físico. Y tiene una sala polivalente para espectáculos con 60 butacas.
En sinergia con la Sala Corchea, un espacio íntimo para presentaciones en general semiacústicas (que toma el nombre de uno de los dos gatos que viven en la cooperativa, llamado “Corchea”), han desarrollado el ciclo Videos Corchea, una iniciativa para la producción de videoclips de artistas emergentes.
Teniendo siempre a la música en el centro de sus ocupaciones, Cooparte y Agremyarte abarcan hoy a otras ramas de la cultura que han encontrado en ambas cooperativas un apoyo importante. Entre ellas, se encuentran las letras, la pintura, la danza, el teatro unipersonal y la producción audiovisual.

Incubadora de proyectos y apoyo a la capacitación
Mirando hacia el futuro, Cooparte y Agremyarte continúan expandiendo sus horizontes con iniciativas enfocadas en la profesionalización y el desarrollo de proyectos. Un ejemplo de ello es la incubadora de proyectos, un programa diseñado para acompañar a artistas desde la concepción de sus ideas hasta la búsqueda de financiación y la implementación práctica. Además de la incubadora, la organización ha implementado capacitaciones para técnicos del sector, como sonidistas e iluminadores, en colaboración con el Ministerio de Educación y Cultura, reconociendo la importancia de la profesionalización en todos los eslabones de la cadena productiva del arte.