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¿Todos seremos alérgicos?

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Alergias

SALUD

Con los cambios de estación, aquellos que padecen distintas alergias empiezan a sufrir. Lo peor es que cada vez seremos más.

"Enfermedades, melodías. Alergias que forman polvo de estrellas. Enfermedades, remedios. Aún así persisten estas alergias”, comienza la canción Allergies de Paul Simon, publicada en el disco Hearts And Bones. El estribillo, en tanto, dice: “Alergias, alergias, algo vive en mi piel. Doctor, por favor abra la puerta. Soy yo de nuevo”. Y antes de concluir la canción, Simon reflexiona: “Fui a ver a un doctor muy famoso. Por lo que pude deducir, la gente como yo mejora pero nunca llega a estar bien”.

Martín (50) conoce de primera mano eso sobre lo que Simon canta. Desde los 16 años que lo vienen afectando varias alergias. “Soy alérgico a algunas frutas como la manzana, el kiwi, el durazno y la ciruela. No puedo comerlas porque se me inflama la garganta y me empieza a picar mucho el paladar. También soy alérgico a los gatos, los perros, los caballos, los conejos, el pasto y el polen. En esos casos, empiezo a estornudar y se me hinchan los ojos”, enumera con resignación.

La peor época para él es cuando cambian las estaciones, pero ya hace tantos años que convive con sus alergias que estas forman parte de su existencia; son compañeras de ruta. A veces hasta se acuerda de tomar unas pastillas histamínicas para aliviar los síntomas y todo.

Estela (50) también tiene una relación de años con su particular alergia: a los mariscos. La descubrió siendo grande, en su luna de miel. “Nos fuimos a Brasil, a pasear por varios lugares. No recuerdo bien dónde fue, pero nos sentamos a comer un plato de mariscos. Nunca antes había comido, no se había dado. Recuerdo que me gustó mucho. Al rato estaba toda brotada e hinchada y me empecé a sentir mal”.

Aunque no pasó a mayores, a ese día de luna de miel se lo llevó el malestar causado por la alergia. Desde entonces, Estela evita cualquier marisco, por supuesto. “Cuando voy a una fiesta o reunión donde se sirve algo, pregunto cuando un particular bocadito me parece sospechoso. Una vez —varios años después de la luna de miel— alguien con quien trabajaba me insistió para que probara un plato que tenía pulpo. No quería, pero él me insistió y me aseguró que no me iba a pasar nada. Comí un pedacito chiquito. Aún así me broté y me hinché. Me puse a leer y parece que los mariscos tienen un elevado índice de iodo y que eso podría ser el causante de mi alergia”.

Pero Estela aclara que no se hizo ningún estudio alérgico. Cuando identificó qué era lo que le causaba esos malestares, simplemente evitó a los mariscos y siguió adelante. “Dentro de todo, soy afortunada porque no es una alergia peligrosa”.

Martín, Estela y tantos otros ya tienen tanta experiencia en la convivencia con las alergias que tal vez puedan aconsejarnos o darnos aliento. Porque vamos a ser cada vez más los alérgicos. “Las enfermedades alérgicas han aumentado notablemente su frecuencia en todo el mundo durante los últimos 40 años. Y continúan aumentando sin pausa al momento actual. Se calcula que al menos 30% de la población general tiene algún tipo de enfermedad alérgica y se espera que hasta 50% de la población presente algún tipo de alergia en 2050”, escribe la doctora Selva Alé, directora de la carrera de especialistas en Alergología en el Hospital de Clínicas, por la Facultad de Medicina de la Universidad de la República.

Alé además destaca que el incremento es generalizado: todas las alergias —las respiratorias, cutáneas, las causadas por alimentos o medicamentos y las causadas por contacto cutáneo— aumentan, afectando tanto a adultos como a niños. En Uruguay, continúa Alé, el porcentaje de alérgicos está entre los “más elevados” del continente latinoamericano y Latinoamérica, a su vez, tiene una alta proporción de alérgicos en comparación con otros continentes.

En Uruguay son comunes todas las alergias, afirma la experta y cualquiera que añore los espacios de trabajo compartidos seguramente recuerde al compañero(s) o compañera(s) que cuando empezaba la primavera o el otoño caía(n) a la oficina con los ojos rojos y la nariz como una canilla.

El polen, ese polvillo fundamental para la reproducción vegetal, es muchas veces el principal causante de esas molestias en estas épocas. “Las alergias respiratorias, y especialmente aquellas de manifestación principalmente nasal y/o ocular suelen presentar empujes en otoño y primavera, por lo que son denominadas alergias ‘estacionales’” explica Alé.

Diente de león
Los cambios de estación son épocas complicadas para los alérgicos. 

¿Cómo afecta, si es que lo hace, lo que el mundo está viviendo actualmente causado por el COVID-19? Según la doctora hay que saber que ciertos alérgicos corren mayores riesgos que otros, pero que ese riesgo puede ser controlado respetando aquellas recomendaciones ya dadas por autoridades y expertos.

Ella menciona los tipos de pacientes con alergias que deben ser conscientes de los riesgos: “Los atópicos, o sea aquellos que presentan trastornos alérgicos desde la infancia o juventud y que tienen antecedentes familiares (padres, abuelos, tíos). Ellos presentan en líneas generales una mayor susceptibilidad a las infecciones bacterianas o virales”.

Por otra parte, los asmáticos (en particular los que tienen asma de moderada a severa), “deben extremar los controles necesarios, ya que la infección por coronavirus en estos pacientes puede complicarse con cuadros de neumonía y adoptar un curso más severo que en los individuos sin patologías previas”. Como si ya no tuvieran problemas suficientes, a las alergias se le suma ahora el virus que está cambiando no solo las condiciones sanitarias, sino también regulando la interacción social.

Con tanto tiempo como parte de la cotidianidad de millones de personas, cabe preguntarse si las alergias seguirán siendo, para siempre, parte de la condición de una gran parte de la humanidad. ¿Será indefectiblemente como cantaba Paul Simon, que los alérgicos mejoran pero nunca llegan a estar bien?

Alé no responde que, por lo que se conoce hasta ahora sobre ellas, no es posible afirmar que sean enfermedades “no reversibles”. Pero, como también afirma, “es posible —en la mayor parte de los pacientes— lograr un adecuado control con un tratamiento pertinente. Algunos tratamientos alergológicos son capaces de disminuir el grado de sensibilización del alérgico logrando que no presente síntomas —o presente síntomas mínimos— durante largos períodos”.

Una de las mayores dificultades que se presenta en la lucha contra las alergias es que, como dice Alé, “muchos alérgenos (o sea aquello que causa la reacción alérgica) están ampliamente distribuidos en la naturaleza y es sumamente difícil evitar el contacto”.

A eso se le suma que a medida que aumentan las personas afectadas por distintos tipos de alergias -algunas cuyas reacciones pueden llegar a ser fatales- también aumenta la demanda de tratamientos y estudios que sean los indicados. Se requieren, afirma la médica, “nuevos procedimientos diagnósticos, así como medidas terapéuticas específicas (...) Este punto es particularmente importante, ya que los factores causantes deben ser identificados en cada paciente para poder ser evitados. O al menos disminuir, en la medida de lo posible, la exposición a los mismos. Si un sujeto sensibilizado a un alérgeno determinado sigue en contacto con dicho alérgeno, su enfermedad podrá empeorar, aun cuando se indiquen tratamientos adecuados con medicamentos”.

“Alergias, alergias. Algo vive en mi piel. Doctor, por favor abra la puerta. Soy yo de nuevo”.

¿Cómo prevenir las reacciones alérgicas al polen?

Este texto fue enviado por la doctora Selva Alé.

Medidas personales
• Conocer el polen de las plantas a las que es alérgico y su época de polinización.
• Evitar las caminatas en el campo, jardines o áreas verdes y las actividades al aire libre durante las horas de máxima polinización: de 5 a 10 de la mañana (emisión de pólenes) y de 7 a 10 de la tarde (periodo de descenso del polen de la atmósfera al enfriarse el aire).
• Durante la época de polinización, evitar cortar el césped y trabajar con plantas
• En días de mucha concentración de polen, lavarse el pelo antes de acostarse.
• Asimismo, puede realizarse lavados nasales antes de acostarse, para arrastrar el polen de las mucosas.
• Evaluar si la miel o productos derivados del polen le producen reacciones adversas
Medidas en la casa
• Ventilar la casa por las mañanas a partir de las 10 de la mañana, manteniendo el resto del día las ventanas cerradas.
• Es aconsejable airear la ropa de la cama por las mañanas, cuando el nivel de polen es más bajo.
• Puede ser útil el uso de filtros de aire y pulverizar con agua a modo de lluvia artificial la habitación o utilizar un vaporizador de aire frío para humedecer el ambiente.
• Secar la ropa en secadora en los períodos de mayor , para evitar que esté en contacto con el aire contaminado de polen.

Medidas a adoptar en caso de viajes o traslados
• Si viaja en coche, es conveniente mantener las ventanillas cerradas.
• Evitar los paseos o traslados en el campo o áreas verdes en moto o bicicleta.
• Evitar las salidas al campo, en especial los días de fuerte viento. Si lo hace lo haga, es conveniente tomar la medicación indicada antes de salir de casa.
• Es aconsejable el traslado a zonas marítimas en las fechas en que las molestias suelen ser muy intensas.

Estas medidas resultan muy útiles para prevenir reacciones alérgicas en las personas sensibilizadas a los pólenes. Debe recordarse que, en caso de existir otras alergias, existen medidas de prevención de la exposición que son de gran ayuda para las personas alérgicas.

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