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Stephen Curry: bendito su 'shoot'

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Stephen Curry es el jugador mejor pago de la NBA por segunda vez en su carrera.
BOSTON, MASSACHUSETTS - JUNE 16: Stephen Curry #30 of the Golden State Warriors dribbles up the court against the Boston Celtics during the second quarter in Game Six of the 2022 NBA Finals at TD Garden on June 16, 2022 in Boston, Massachusetts. NOTE TO USER: User expressly acknowledges and agrees that, by downloading and/or using this photograph, User is consenting to the terms and conditions of the Getty Images License Agreement. Adam Glanzman/Getty Images/AFP == FOR NEWSPAPERS, INTERNET, TELCOS & TELEVISION USE ONLY ==
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NOMBRES

Ganó su cuarto título con Golden State Warriors, el equipo donde juega desde que puso un pie en la NBA, en 2009. Fue elegido el MVP de las finales. Y dice que todo su éxito es gracias a Dios.

La pelota naranja parece adorarlo. Tira de cualquier lado de la cancha y emboca. En diciembre de 2014 anotó su triple 2.974 ante los New Yorks Knicks, superó la marca de Ray Allen y se transformó en el máximo triplero de la historia de la NBA. Stephen Curry (34) es una máquina. No tiene límites. Hay magia en las manos de este base cuya altura no es su mejor aliada (mide 1,91 y para esa liga es un tamaño modesto). Le faltan centímetros y le sobra personalidad, talento y tesón. No se cansa de mirar los videos de sus partidos e hilar fino en cada detalle: la posición de su cuerpo, el equilibrio, los movimientos, los tiros.

Ese fluir con tanta naturalidad entre Curry y la pelota esconde horas de trabajo. “Soy el dueño de mi cuerpo y eso es algo que también tengo que entrenar”, aseguró el deportista a Marca. No es casual que en los 34 partidos que jugó en finales de la NBA haya promediado 27 3 puntos con una eficacia del 39,5% en triples. El actual campeón con Golden State Warriors -cuarto título que consigue en ocho años y séptimo anillo en toda la historia del club- y MVP (Most Valuable Player) de la final por primera vez no deja nada librado al azar: lanza 500 tiros en cada entrenamiento y dispara 50 triples por práctica.

Que la sonrisa de Steph Curry esté entre sus rasgos típicos dentro de la cancha -al igual que el protector bucal que deja ver en cada partido y usa desde la universidad tras recibir un codazo en la boca- no es llamativo. En definitiva, representa el sentir de quienes gozan con su juego desde 2009, cuando Golden State Warriors lo eligió en el séptimo puesto del Draft de la NBA para no soltarlo más. El último contrato que firmó con el club fue por US$ 215 millones, y lo transformó en el jugador mejor pagado de la NBApor segunda vez en su trayectoria. Cuando en 2026 expire, Curry tendrá 38 años, quizás esté cerquita del fin de su carrera, y haya pasado por un único cuadro en su vida, pero eso lo tiene sin cuidado: “Sé que no muchos jugadores están toda su carrera en un mismo equipo pero es que no veo un lugar mejor para jugar”, confesó.

Él dice que es gracias al Señor, por haberlo bendecido con esas aptitudes físicas, que llegó a la cima del basquetbol mundial. Asegura que todo se lo debe a Dios y por eso se golpea el pecho y apunta al cielo cada vez que entra a una cancha: “Así recuerdo para quien juego (...) Soy así gracias a mi Salvador”, declaró en 2015 tras ser coronado como el mejor entre más de 500 jugadores de 30 equipos profesionales. Si él lo dice, palabra santa. Si Curry no es un Dios en la Tierra pega en el aro. Y los amantes del basquetbol están convencidos de que ver su juego los acerca un poco más al paraíso.

Sangre y lágrimas

Sonya dio a luz a Wardell Stephen Curry el 14 de marzo de 1988 en el Akron City Hospital, donde cuatro años antes había nacido LeBron James. Lo curioso es que las madres de ambas estrellas del basquetbol fueron atendidas por el mismo médico.

Es hijo de Dell Curry, talentoso jugador de la NBA por 16 temporadas. De él heredó la puntería para el aro, aunque no todo fue genética. Dell sabía que si su hijo quería triunfar debía sacar el tiro desde arriba de la cabeza y no desde el pecho y lo tuvo un verano entero practicando. “Pensó en tirar la toalla. Eran repeticiones interminables y a veces terminaba llorando”, contó Seth, hermano menor de Steph y jugador de Brooklyn Nets.

El camino fue tortuoso para él. Vivió mucha presión por ser el hijo de Dell Curry y la profesión le jugó malas pasadas: “Tenía muchas ganas de jugar en una universidad importante pero no me llamó ninguna y fue muy decepcionante”, le confesó a Time. Cuando todos los equipos universitarios lo ignoraban, apareció Bob McKillop y le ofreció una beca en Davidson. ¿Qué le vio? “Era terrible. Tiraba el balón a las gradas, dejaba escapar pases, fallaba tiros... Pero en ningún momento culpó a un árbitro o a un compañero. Animaba a sus compañeros desde el banco, miraba a sus entrenadores a los ojos y no se achanchaba. Eso me sorprendió”, elogió su descubridor en entrevista con GQ. Y su intuición no falló.

Marca Curry

El talento de Steph sobrepasa el parquet. El hombre al que LeBron James definió como “letal” por su habilidad deportiva es también un gran empresario. Firmó un acuerdo con MasterClass para enseñar a los jóvenes a convertirse en estrellas del basquetbol a través de 15 videos tutoriales -el plan ilimitado valía US$ 180-. “Si con 13 años hubiera tenido la oportunidad de acceder a algo así me hubiese convertido en mejor jugador mucho más rápido”, dijo a ESPN. Invirtió millones de dólares en la agencia de viajes SnapTravel, y lanzó Slyce, una plataforma que apunta a potenciar las redes sociales de los deportistas.

No todo es ‘clink, caja’, Steph es generoso y lo heredó de su padre, que construía centros de informática en barrios vulnerables. Fundó junto a su esposa Ayesha la ONG Eat. Learn. Play, que se centra en la nutrición, educación y actividad física infantil. Su marca Curry Brand invierte en planes para ayudar a jóvenes jugadores en el Rucker Park de Harlem. “Fui testigo de lo que sucede cuando se motiva a una comunidad. Estoy intentando hacer más porque valoro lo que el baloncesto me ha dado”, contó a GQ.

Curry en versión acaramelada
La historia de amor con Ayesha
Steph Curry

La religión marca la vida de Steph Curry. Conoció a la que hoy es su esposa y madre de sus hijos con apenas 15 años en la iglesia de Charlotte (Carolina del Norte). Ayesha y Steph estaban muy enfocados en Dios por ese entonces y solo eran amigos. El destino volvió a cruzarlos tiempo después, en Los Ángeles, donde ella había viajado para cumplir su sueño de ser actriz y él para asistir a ESPY, premios que entrega ESPN a lo mejor del deporte. El basquetbolista resultó ser un romántico empedernido y después de un tiempo de noviazgo, le pidió matrimonio en la puerta de la casa de los padres de ella, el lugar donde la pareja se había dado el primer beso. Se casaron el 30 de julio de 2011 y pidieron a los invitados a la boda que no les hicieran regalos, sino que donaran el dinero a una ONG. Son papás de Riley, Ryan y Canon, y pasaron a ser una de las parejas más mediáticas del mundo.

Él tiene 43 millones de seguidores en Instagram, ella más de siete, y brilla con luz propia. Es apasionada por la gastronomía, tiene su programa en YouTube y publicó el libro La vida sazonada. Este año circuló un rumor de que Steph y Ayesha Curry tenían una relación abierta pero ella se encargó de desmentirlo. Compartió en su Instagram una foto de su marido y un usuario le comentó: “Todavía quieres una relación abierta” y ella espetó: “¿Sabés lo ridículo que es eso? No le faltes al respeto a mi matrimonio de esa manera. Gracias”.

Dale campeón

Triunfo cuesta arriba

El último títuloque Stephen Curry obtuvo con los Golden State no fue uno más. Además de ser elegido como MVP de las finales por primera vez, el campeonato 2021-2022 estuvo marcado por altibajos emocionales y no se alcanzó la gloria en un abrir y cerrar de ojos. “Hubo especulaciones, se decía que éramos mayores y eso te pesa. Cuando llegás a la meta y triunfás, pensás en el peso que llevábamos encima desde 2019”, aseguró en conferencia de prensa, tras vencer 4-2 las finales contra los Boston Celtics. En esos seis partidos, Curry promedió 31,2 puntos y tuvo 43,7% de acierto en triples. No fue el único aguerrido: Klay Thompson, volvió tras una larga lesión, y festejó junto a su amigo Curry (ellos son conocidos como los ‘splash brothers’), tal como delata la imagen.

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