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Serie mundial de póquer en Punta del Este

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Póquer

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La plataforma GG Poker desembarcó en el Hotel Enjoy Punta del Este con campeonato, pozo millonario y una legión de jugadores y jugadoras.

El viernes 2 de diciembre, el espectáculo y la competencia itinerante World Series of Poker (WSOP) llegó al Enjoy Punta del Este. Lo había traído GG Poker, una empresa relevante en esto de jugar a las cartas por dinero (y gloria, claro). La compañía trajo a los jugadores y al campeonato. Y el Enjoy puso la logística -fichas, cartas, staff operativo, alojamiento, comida- para que todo transcurriera de la forma más fluida y profesional posible (Enjoy Punta del Este aloja y/o organiza regularmente torneos de póquer profesional).

Porque se trata de un torneo Clase A. En una reunión entre periodistas y representantes tanto de GG Poker como de Enjoy, un colega periodista califica al evento “como de ocho o nueve en una escala del uno al 10”. Hay tanto medios especializados —como Poker Noticias, que desde Colombia enviaron dos periodistas o Perú All In, con uno— como más generales, que se acercan a esta troupe de jugadores, periodistas y empresarios que van de país en país, levantan campamento, disputan cientos de miles de dólares en pozos y luego recogen todo y siguen hacia otro destino.

En la WSOP de Punta del Este había jugadores y jugadoras de Uruguay, Argentina, Brasil, Chile, Rusia, Canadá, Panamá y varios países más.

Más allá de los roles que a cada uno le toca cumplir, se nota que son parte de un mismo mundo y que ya hay cierta familiaridad. Además, como explicará una de las dealers de Enjoy Punta del Este, se trata de un mundo que no es el de los grandes apostadores, esos que por lo general se mueven en el casino del hotel. Hay un trasiego de jugadores de uno al otro, pero acá hay un componente competitivo, el de enfrentarse a otros especialistas. Y no solo por dinero, sino también por avanzar en distintas instancias y poder así llegar a lo que sería el Mundial en Las Vegas, donde las tasas a pagar para entrar andan en el entorno de los US$ 10.000. O uno de varios Mundiales, porque también hay otras estructuras empresariales que organizan sus propios circuitos y campeonatos.

La primera jornada es subsidiaria y complementaria al Main Event, que arranca al otro día. Y aunque todo ya funciona como debe, todavía hay una suerte de proceso de aterrizaje que no parece haber concluido. Todavía no se acomodaron todas las fichas, digamos. Los jugadores van de una mesa a otra, los y las dealers sacan y ordenan cajas con fichas, y organizadores y medios recorren las salas mientras la maquinaria se va aceitando para empezar a funcionar a todo trapo al otro día.

Uno de los ejecutivos de GG Poker, el costarricense Reinaldo Venegas, todavía anda con un bolso encima cuando conversa con Revista Domingo. “Nos interesa promover el turismo de póquer”, dice primero y agrega que Punta del Este es un destino natural para ese tipo de turismo, por todo lo que rodea a los torneos en sí. De hecho, los medios especializados como Poker Noticias también preguntan y consultan por la oferta turística de Punta del Este.

Pero todo eso es parte de lo que rodea a los jugadores y al torneo, cuyas jornadas arrancan un poco antes del mediodía y se extienden hasta pasada la medianoche. Lo central ocurre en las salas acondicionadas para las partidas. Ahí, lo único que puede interrumpir parcialmente las jugadas es el partido Estados Unidos-Países Bajos, transmitido en una pantalla gigante a la que los y las players miran de reojo mientras se desarrollan las manos del juego de cartas.

Póquer Enjoy Punta del Este
La calma antes de la acción.

Para Venegas, una de las cosas más atractivas del póquer es que, contando con el dinero para pagar la tasa de admisión, “uno puede jugar en la misma mesa que un campeón mundial”. Él vivió durante unos años en ese mundo, pero se cansó de tanto viaje. “Vivía del póquer, pero me pasé a esta parte, la ejecutiva, porque eran muchos viajes, además de que este es un deporte mental: hay que cuidarse, acostarse temprano, no tomar alcohol...” Todo por intentar llegar al estado óptimo para poder tomar las mejores decisiones. En otras palabras, hay que tener la mente despejada y concentrarse en la mano que uno tiene.

Ganador argentino

En esta instancia de WSOP Punta del Este participaron más de 500 jugadores, y hubo más de dos millones y medio de dólares en juego, que se repartieron en 30 subtorneos diferentes (hay todo tipo de categorías, como edad y diferentes niveles de apuestas). El ganador del Main Event, el principal torneo, resultó el argentino Juan Repetto, quien recogió US$ 103.675. En otras categorías hubo ganadores uruguayos, brasileños, bolivianos y de otras nacionalidades. No solo se juega por dinero. También se otorgan anillos que distinguen y realzan la calidad del player, y los califica para competir en categorías superiores.

Por lo que se pudo ver en las mesas, los y las jugadoras (hay cada vez más) parecen cumplir con esos postulados. El nivel de los competidores es alto, pero hay players que están en peldaños superiores al resto. Uno de ellos es el argentino Damián Salas, que fue el primer jugador latinoamericano en ganar en uno de los grandes campeonatos en Las Vegas.

Otro es el uruguayo Francisco Benítez , que con 31 años ya lleva 16 jugando. “Arranqué a los 15, y desde los 18 que vivo del póquer”, le dice a Revista Domingo en una de las pausas regulares de 15 minutos.

Francisco Benítez, póquer
Francisco Benítez. Foto: GG Poker.

—¿Cómo es la vida de un jugador de póquer?

—Como todo, tiene sus cosas buenas y malas. A mí me gusta. Cuando arranqué, tenía mucha pasión. Había mucho menos información que la que hay ahora, que todo es más grande. Me formé prácticamente solo y le dediqué muchas horas.

Mientras junta las fichas que ganó en las manos que jugó durante varias horas en una de las mesas, Benítez comenta que —más allá de que le sigue gustando el juego— algo de la intensidad que sentía cuando empezó ya no está. En parte, agrega, porque algunas de las metas que tenía cuando empezó a transitar en el mundo de tréboles, corazones, diamantes y picas, las pudo alcanzar.

Una googleada por algunos de los sitios que se dedican a cubrir este mundo dan cuenta de que Benítez es uno de los mejores jugadores de la región, con victorias en torneos donde se ha llevado pozos de decenas o cientos de miles de dólares o euros, aunque él es reacio a calificarse a sí mismo. “Eso que lo digan otros”.

—¿Cómo te ves como jugador dentro de cinco años?

—No lo sé, la verdad. He pensado en retirarme, porque ya no siento lo mismo que antes. Pero decidí que voy a seguir un tiempo más. Ahora me tomo más tiempo libre y ya no juego en tantos torneos, sino que elijo los que considero más importantes. La voy ir a llevando así, durante unos años más.

Benítez agarra sus fichas y se retira a estirar las piernas y el cuerpo luego de varias horas sentado, tal como hacen la mayoría. Por unos minutos, cesa el constante repiqueteo de fichas que buena parte de los players realizan cuando manipulan sus piezas.

Aún quedan muchas horas de jugadas por delante, y hay que descansar para volver a la mesa con la concentración necesaria. La estructura de la WSOP es complicada para los no iniciados, que observan —como quien firma esta nota— todo el evento entre fascinación y desconcierto. Pero todo se resume a poder seguir jugando y decidir qué hacer, si subir las apuestas, irse al mazo o enfrentarse a otro jugador/a en lo que se llama el showdown. Ahí está la verdad de la milanesa.

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