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Un recorrido inquietante a través de Internet

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Espacio abandonado. Foto: Pexels

VIAJES

En el mundo hay lugares abandonados que parecen escenarios de películas de terror. También están los exploradores urbanos que te llevan a recorrerlos en YouTube

Hay algo en los espacios abandonados que seduce. Es como si el tiempo, o la vida, se hubiese congelado dentro de ellos. En lo personal, desde niña siento cierta fascinación por estas casas que son como pequeños museos de vidas corrientes. Mis experiencias en primera persona son bastante remotas; la primera, con ocho años, meramente circunstancial. Las otras dos producto de una adolescencia un poco rebelde e inconsciente.

En el barrio donde crecí en Melo, la casa más bonita se distinguía de todas por sus dos pisos, sus techos altos y sus ladrillos a la vista; era elegante. También, porque a diferencia de las casitas de techos bajos y paredes revestidas de concreto, estuvo deshabitada por muchos años. Siempre me generó curiosidad y hubo una vez en la que todos los vecinos ocupamos la casa por una noche.

Fue un día de lluvias intensas en el que, como tantas veces, todos los vecinos empezamos a levantar los muebles y la ropa por si el agua que salía de las canaletas se metía por debajo de las puertas. Tragedia aparte, los niños y niñas del barrio estábamos muy divertidos porque, sabíamos, una vecina había conseguido la llave del caserón misterioso para que, en una emergencia, todos fuésemos para allí.

El abandono se notaba en el patio, que recuerdo inmenso, donde entre el barro causado por el agua y la vegetación sin poda de años simulaba una jungla. Por dentro, eran simplemente estancias grandes y vacías. Salvo por dos excepciones. Los niños y las niñas nos convertimos en los exploradores que buscaban más. Detrás de unos armarios de la cocina: cacerolas, vasos, platos, cubiertos. Detrás de una puerta corrediza en el medio de las escaleras: carpetas y más carpetas escolares, carnés de notas con la cara de Varela, tareas. Si tan solo hubiese pensado en anotar la fecha de esos materiales, pero tenía ocho años y me distraje mirando un paisaje de mar azul pintado con crayones. No podía creer que alguien había decidido dejar eso ahí.

Hoy esa inconsciencia adolescente terminó, pero el placer culposo de procrastinar revisando blogs, videos y redes sociales de lugares abandonados que comparten “urbex”, no.

Los “urbex” son exploradores urbanos que se dedican a recorrer casas, pueblos, hoteles, hospitales, edificios sin gente para retratarlos. Quizá los lugares más populares sean Chernóbil y Prípiat, en Ucrania, con su tragedia histórica a cuestas —el youtuber mexicano Luisito Comunica hace un recorrido muy interesante y actualizado por el área—, o Detroit que pasó de ser un polo industrial supremo a una ciudad en decadencia y vacía, que ahora repunta de nuevo.

El youtuber Luisito Comunica recorrió Chernobyl.
El youtuber Luisito Comunica recorrió Chernobyl.

Pero los más atrapantes son, a veces, los más anónimos, que parecen haber sido abandonados de un día para el otro y permanecen intactos. Una de las “reglas” que tienen los exploradores es que los lugares deben quedar tal como los encontraron: no vale robarse ni una piedrita del jardín. La otra es no difundir la ubicación y muchas veces ni siquiera mostrar las fachadas exteriores, para tratar de preservar la magia y evitar el vandalismo.

Algunos encantadores, otros un poco más siniestros. Estos son algunos de los recorridos de lugares abandonados que se pueden hacer por internet; para empezar, porque después los algoritmos te llevan solos.

El castillo de nunca jamás

Hay varios blogs que lo recorren, pero las fotos del blogspot Última Visitavalen la pena por un buen manejo de la luz y, sobre todo, detalles minuciosos de todo aquello que el explorador encontró en su camino. Desde un piano desafinado cubierto de libros a imágenes religiosas talladas en madera que provienen, la mayoría, de la capilla que alberga la edificación ubicada en algún lugar de Europa. Y libros, muchos libros amarillentos y a la vista húmedos por el paso del tiempo y el abandono.

Además los salones que, por lo menos hasta el momento de esa visita en el año 2010, mantenían el mobiliario de época íntegro, con las luminarias en el techo y, claro, telarañas. Pero quizá de esta historia en particular lo más escalofriante sean los dormitorios, con los cubrecamas delatando que allí podría haber vivido una familia esplendorosa. La siguientea foto en esta página deja ver algo, pero vale la pena hacer el recorrido virtual.

Uno de los dormitorios de "El castillo de nunca jamás". Foto: Blog Última Visita
Uno de los dormitorios de "El castillo de nunca jamás". Foto: Blog Última Visita

Una farmacia tétrica

Quizá sea la voz suave, adrede, con la que layoutuber Desastrid Vlogsgraba sus videos. O quizá que siempre encuentra casas —de tres, 10 y hasta 100 años— abandonadas que son espectaculares. El deterioro alrededor denota la ausencia y está ese morbo extraño de irrumpir en una intimidad que todavía se denota en las paredes.

En el piso de arriba, una vivienda con el techo cayendo sobre la cama de matrimonio. Baúles, revistas, cuadernos con anotaciones. Ropa, libros. Estampas de Mickey Mouse y La Sirenita indican el dormitorio de un niño. Un calendario señala que allí hubo gente, por lo menos, hasta el 2000. En el piso de abajo, el negocio familiar: una farmacia de estanterías blancas y repleta de mezclas, medicamentos. Además, cajoncitos con etiquetas y frascos que parecen de un relato de época. En su Instagram la bloguera comparte más detalles de lo que investiga después de cada paseo.

Vlogera Desastrid Vlogs
El recorrido por la farmacia abandonada

Un abandono más cercano

Fernando Ressia es de los pocos urbex de esta zona que se puede encontrar por la web. La mayoría son europeos e incluso fundaron un club para españoles y alrededores. Con más de cien mil suscriptores, el argentino es un explorador urbano bastante más abierto y suele mostrar pueblos y rincones habitados de distintos lugares de su país.

Fernando Ressia en el monasterio "del terror"
Fernando Ressia en el monasterio "del terror"

Pero su canal de YouTube tiene sus escenarios escalofriantes. Lo es, por ejemplo, el monasterio vacío que visitó en un día de tormenta hace más de un año. Queda en Gándara, un paraje rural que, cuenta el youtuber, perdió casi el total de su población tras el cierre hace una década de la principal fuente de trabajo. Se fue la gente, pero la arquitectura quedó para contar la historia.

Aunque prácticamente vacío, la inmensidad del monasterio, de sus puertas y más puertas, sus corredores y más corredores, y ventanales grandes que dan a la mera ruralidad, este edificio, como todos los que esconde internet, sería un perfecto escenario para una película de terror.

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