Gustavo Espinosa, uno de los más talentosos escritores uruguayos, está presentando su nueva novela: Todo termina acá

Hay una forma característica de referirse a la ciudad de Treinta y Tres como "el pago más oriental". Pero aquel lugareño que prefiera llamarlo "nuestro pago menos occidental" ya denota algo. Al menos, las ganas de complicarse.

Hace tiempo que Gustavo Espinosa, olimareño nacido en 1961, escritor, poeta, músico y profesor de literatura, ganador del Premio Nacional de Literatura y del Premio Bartolomé Hidalgo, se ha revelado como una de las más interesantes plumas del país. Lo hizo desde su primer novela, China es un frasco de fetos (2001), y lo reafirmó con Carlota podrida (2009) y Las arañas de Marte (2011). En su cuarto libro, Todo termina aquí (Editorial Hum, $ 390 el formato común y $ 350 el de bolsillo), muy esperado por cierto, confirma sus credenciales.

"Yo la percibo como una continuidad. No logro leer rupturas radicales respecto a Carlota Podrida o Las arañas de Marte. Sin embargo, algunos de los pocos lectores a los que les he impuesto el texto, la encuentran algo más abigarrada y triste. Hay una mujer exagerada, un polígono amoroso, enfermedades horribles, música y músicos (blues, Los Iracundos) y un viaje al fin del mundo. Creo que se trata de un melodrama. Tal vez ese formato —excesivo, impúdico— es el único que hoy tolera la búsqueda de lo sublime. Eso lo he visto en algunos artistas italianos como Gesualdo Bufalino, Federico Fellini o Luchino Visconti", dijo sobre su última novela el propio autor a El País, el 2 de mayo.

A través de personajes más o menos insólitos, más o menos marginales y más o menos creíbles, Espinosa traza pinceladas del interior menos "criollo". Según el texto que acompaña a la novela, esta "es un viaje al pretendido glamoroso pasado de unos seres anónimos que chapotean entre viejas baladas de Los Iracundos, pantagruélicas dosis de mariscos del Pacífico y un concepto de la amistad formado en la más cerrada intemperie". Hay algo de cosmopolita nostalgia en estas páginas ambientadas en el pago menos occidental del país. También hay algo que hace lamentar que apenas tenga 180 páginas y que la lectura sean tan ágil, tan veloz.

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