Opinión | El pibito

"El pibito cree en su justicia: los buenos son los de su barra, ellos pueden cometer excesos, robar para la corona, matar en aras de un planteo calvinista"

Washington Abdala

El pibito se la cree y está convencido que es un personaje y que sus pensamientos son importantes, y lo que es peor, cree que cuando habla dice algo relevante. El pibito pone cara de Aristóteles, imposta voz, habla pausado creyendo que ilumina (tiene vocación de linterna de camping) y asume que dicta sentencias (como la de Caso Cerrado).

El pibito siempre fue así siempre pero no se lo decía nadie, y ahora por arte de birlibirloque resulta que se considera empoderado -el muy tontín- y no se da cuenta que es solo un repetidor de frases hechas y cantitos de coro berretas. Cero lecturas de nada, un careta con rostro de embole y ojos con mirada de cuis.

El pibito imagina que su narrativa motiva, en realidad odia, odia y envidia, envidia y molesta (o busca eso), por eso tiene esa vocación por extraer y decomisar bienes (y dinero) del que se rompió el alma para tenerlos. Es guevarista, fidelista, leninista y, en el fondo, si se mueren algunos seres que odia: goza, disfruta y cree que el mundo sin esa gente está mejor. Malito y pico, pero cobardón. El tipo come tortas fritas igual que usted, en eso se nos parece. Digo, no todo lo del tipito es inhumano.

El pibito cree en su justicia: los buenos son los de su barra, ellos pueden cometer excesos, robar para la corona, matar en aras de un planteo calvinista, y así dale que va porque hay que seguir colonizando todo. Pibito cabrón.

El pibito se cree épico en su peregrinar y cree que a quienes mitologiza son titanes. Perdón: ¿El pibito es de derecha o de izquierda? ¿Es un extremista? ¿Qué carajo es este personajillo burdo que nos merodea?

El pibito es necio, no sonríe demasiado, no tiene amigos que no sean los de su secta, asume que la vida es entrega revolucionaria (en su delirio) y no se da cuenta que es un arlequín en una causa que lo succionó en dogmatismo. La causa lo puede todo y el bobito allí dentro adquiere seguridades. ¿Es una secta este curro? Hmm… se parece mucho, ladra, tiene cuatro patas, hace popó en las calles y no veo a nadie con la bolsita. Guau. Aunque sus miembros creen que son la vanguardia del proletariado. ¡Por favor! ¡Nadie quiere ser proletario! ¡Casitas de verano! (No me hagan hablar).

El pibito admira a otros más pibitos que él: él quisiera ser ellos, pero no le da la nafta, él solo es el portero del edificio de los verdaderos hacedores de lo que él repite y habla. ¡Pase, adelante! ¡Sea bienvenido, patrón!

El pibito casi nunca piensa y cuando lo hace, lo hace con interés, se goza con el hecho de creerse que está haciendo historia y el gil no sabe que la historia se lo devora en un santiamén, es que la historia no recuerda a casi nadie, menos a un tipejo intrascendente que no deja nada excepto bilis y rencor.

Está lleno de estos ñoños de alma, asesinos en sus sueños de Bill Gates y Mark Zuckerberg, dogmáticos con la vida de los otros, antisemitas proverbiales, anticapitalistas vestidos de sacos con tinte moderno, adorando la buena vida, succionadores de la plusvalía del infeliz (rentabilidad ,viejito) pero predicadores de la justicia social (dixit Milei) con la guita de quien está leyendo esto. Si con la tuya, mago, con la tuya viven estas garrapatas jugando al predicador posmoderno. El daño que han hecho estos pibitos no está escrito. Y el que siguen haciendo.

Y no vaya a creer el lector que este pibito está en la esquina de su casa, no, está metido en las redes sociales, en su teléfono celular, blasfema y vive soñando con dar vuelta todo. Ahora es un bobito internético. Joder, así está el mundo amigos, decía Jorge Traverso.

¿Encontraste un error?

Reportar

Temas relacionados

columna Cabeza de Turco

Te puede interesar