Los dolores del desengaño

| El mal emocional de una infidelidad o una desilusión tiene variados efectos físicos; afectan a ambos sexos, pero las mujeres son más predispuestas a esos trastornos.

 20110318 800x421

EL UNIVERSAL / GDA

Enterarse de que la persona que se ama es infiel genera una cascada de emociones devastadoras, como la tristeza profunda, la ansiedad y la pérdida de la autoestima y de la confianza en el futuro, sobre todo cuando se es mujer. "No es para menos -asegura el psiquiatra Rodrigo Córdoba-, ellas tienen una predisposición orgánica y genética mayor a sufrir trastornos del ánimo, como la depresión, cuando se enfrentan a situaciones de este tipo".

El problema se agrava porque ese sufrimiento causa efectos físicos. Eso quedó demostrado, hace un par de años, con un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad de California, en Los Angeles, Estados Unidos, que lideró Naomi Eisenberger. Según este grupo, un corazón destrozado por una ruptura y el rechazo de un amor o de un grupo pueden provocar tanto daño en los centros de dolor del cerebro (entre ellos la corteza anterior del cíngulo), como una herida física real.

Equilibrio y genética. Se sabe que en todo ser humano hay una unión funcional entre la mente y el cuerpo; si una parte se afecta, la otra también. Así como el equilibrio emocional es complementario de la buena salud, las emociones negativas pueden generar alteraciones.

De acuerdo con la Asociación Colombiana para el Estudio del Dolor, el cuerpo de las personas anímicamente afectadas aumenta la producción de unas sustancias conocidas como las catecolaminas, que elevan la presión arterial y aumentan la frecuencia cardíaca; de no corregirse, el problema puede desembocar, progresivamente, en daños coronarios e infartos cerebrales, entre otros problemas graves.

Y como paralelamente se disminuye la producción de sustancias como la dopamina, la serotonina y las endorfinas, se experimenta una sensación de malestar y de desinterés, que afectan el sueño, el apetito y la actividad física. "En este punto -dice la psiquiatra Olga Albornoz- hay compromiso de las defensas del cuerpo, lo cual lo deja más expuesto. Por eso estas personas necesitan apoyo para superar su crisis".

¿Por qué las mujeres son más proclives a sufrir trastornos depresivos o ansiosos? De acuerdo con Córdoba, la evidencia se inclina hacia la combinación de factores hormonales, neuronales (condicionados por los genes), biológicos y medioambientales, que activan los mecanismos del estrés. Al depender de las hormonas, estos tienen mayor incidencia en el sexo femenino. "Esa sería una de las razones por las que la pubertad, la primera menstruación, el posparto y la menopausia se consideran momentos críticos en esta materia, pues aumentan la tasa de episodios depresivos", señala Rosa Catalán, profesora de psiquiatría de la Universidad de Barcelona, en España.

¿Cuándo hay que pedir ayuda? Cuando sienta que el dolor y la tristeza que lo embargan, lo mantienen al borde del llanto, son inmanejables y obstaculizan su vida personal, social y laboral. Cuando no tenga claridad de lo que pasó: ¿qué hice mal? ¿Por qué no me di cuenta antes? ¿Por qué a mí? Cuando lo que pasó se convierta en una idea fija, y por ella pierda el sueño, el apetito, el gusto por las cosas. Cuando experimente problemas de salud, dolores, síntomas que no tenía antes o pierda peso con rapidez. Cuando note que le cuesta reírse, que todo le genera apatía y que tiende a encerrarse y aislarse de los demás.

hacer el duelo. Isa Fonnegra, psicóloga clínica especializada en duelo, sostiene que el dolor que experimentan las mujeres tras una infidelidad no solo se da por la sensación de haber sido reemplazadas, también por la automática pérdida de la capacidad de confiar, de proyectarse hacia el futuro junto a otra persona. "Aunque las heridas emocionales pueden ser las mismas que en los hombres, las respuestas afectivas de la mujer suelen ser más sensibles, más profundas y más duraderas".

De acuerdo con la especialista, el camino es el duelo: "Hay que detenerse, evaluar, revisar, sentir lo que ocurrió, llorar; de ese modo se configura la posibilidad de emprender un proceso de aceptación de la pérdida sufrida. Sin eso no es posible reinventarse creativamente luego".

La especialista llama la atención sobre el hecho de que la sociedad actual no es dada a esos procesos. "Es individualista, inmediatista; no acepta el dolor y no tiene tiempo para procesar las penas, las esquiva. La sociedad le grita a la persona que sufre: ¡supérelo! Y en ese camino ella tiende a incurrir, equivocadamente, en relaciones pasajeras, que lastiman más, y hasta en adicciones con las que quiere anestesiar todo el dolor".

Aventuras desde el lado femenino

Las mujeres pueden ser tan infieles como los hombres, pero de una forma distinta. La psique femenina determina características propias a la hora del engaño, según lo han comprobado sendos estudios. Lo fundamental, es cómo juega el lado emotivo; en general, los que la mayoría de ellas busca en un amante ocasional no es solo sexo.

Así es que un estudio de la Universidad de Maryland, en Estados Unidos, descubrió que el 80% de las mujeres infieles justifican su aventura como una recompensa por tener a su lado a una pareja que no las valora adecuadamente.

Asimismo, una investigación del Instituto Kinsey ha demostrado que gran parte de las infieles vuelca su mirada hacia un ex, y no hacia una persona nueva, como hacen los hombres. Esto es porque ellas necesitan intimidad emocional. Pero además porque prefieren conocer bien a la persona.

De hecho, un estudio de la Universidad de Canberra (Australia) concluye que las mujeres son menos propensas a la infidelidad por el sentimiento de culpa que conlleva, pero que esa culpa disminuye si tienen un gran conocimiento del amante. Los investigadores australianos hallaron que si ellas pasan más de dos horas semanales con alguien en un entorno no laboral tienen una probabilidad tres veces mayor de liarse con él.

¿Encontraste un error?

Reportar

Te puede interesar