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La sífilis en la historia

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El laboratorio uruguayo pasó a manos estadounidenses. Foto: www.prondil.com

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El agente causante de la sífilis es la bacteria Treponema pallidum, identificada hace poco más de cien años. El contagio se da principalmente a través del contacto sexual, pero también puede transmitirse por transfusiones de sangre o a través de la placenta de madre a hijo durante el embarazo.

Si bien desde hace varias décadas se puede curar con la administración de penicilina, el desarrollo de esta patología está íntimamente ligada a la historia de la humanidad, al menos desde fines del siglo XV.

Precisamente, en el año en que Colón retorna de su primer viaje a América se empiezan a constatar en Europa los primeros casos de sífilis, lo que plantea el hecho de si se trata de una enfermedad que contrajeron los marinos europeos, o fueron los habitantes del viejo mundo los que la trajeron a nuestro continente.

Lo cierto es que la sífilis se propagó muy rápidamente, sin hacer distinciones entre prostitutas, plebeyos, comerciantes o príncipes, ni tampoco respetó fronteras. De allí que se la empezara a conocer desde entonces también con el nombre de "lúes", que significa en latín precisamente epidemia.

Es interesante constatar como cada país "culpaba" a su vecino o enemigo de ser la tierra natal del mal, por aquellos días indefectiblemente mortal. Entre los italianos, ingleses y alemanes era conocida como "la enfermedad francesa", mientras que para los franceses era "el morbo italiano"; los portugueses la llamaban "el mal español", y sus vecinos ibéricos a su vez la bautizaron como "el mal portugués".

Así fueron transcurriendo los siglos, y una larga lista de personajes que marcaron la historia de la humanidad no pudieron escaparon a su contagio: desde monarcas como el ruso Iván el terrible y el rey Eduardo VI de Inglaterra hasta un gran número de artistas, como por ejemplo el poeta Charles Baudelaire o el pintor Paul Gauguin.

Los esfuerzos médicos por buscar una curación fueron intensos, pero lo cierto es que durante siglos no se pudo hacer mucho más que ayudar a sobrellevar los distintos estadios por los que transcurre la enfermedad, que en sus etapas avanzadas afecta el sistema nervioso, altera la conducta y provoca la muerte. A comienzos del siglo XVIII se empezó a utilizar el mercurio, que ocasionaba como efectos secundarios grandes dolores físicos en los enfermos, además de la pérdida del pelo y de los dientes. Fue en esa época que se acuñó la frase "por una hora con Venus una vida con Mercurio".

Una verdadera revolución médica se produjo a mediados del siglo XX cuando, algunas décadas después de que se lograra aislar e identificar el agente causal de la sífilis, el científico británico Alexander Fleming descubrió la penicilina, que logró finalmente curar el rebelde mal.

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