La obesidad se ha instalado

La obesidad ya no es un problema estético sino un problema de salud, y como tal debe asumirse. El hambre, o la sensación de hambre, lleva, en muchos casos a un consumo excesivo de comida y a una acumulación de reservas que da origen a la obesidad. Aparte de la tendencia constitucional a la obesidad, son los hábitos de alimentación los que hacen aumentar de peso.

Todos aquellos que se propongan seriamente perder kilos deben seguir una serie de normas:

Conocer previamente su estado y las posibles causas de su obesidad. El médico deberá ser consultado para descartar las enfermedades más comunes que pueden llevar a un aumento de peso: diabetes, alteraciones endocrinológicas de la corteza suprarrenal o de la hipófisis, etc., y tomar las medidas oportunas.

Replantear su sistema de vida. Por lo general las situaciones de obesidad son consecuencia de efecto de "bola de nieve" en la que influyen los hábitos de alimentación y trabajo, la vida sedentaria y las tensiones acumuladas.

Comer de todo, aunque en menor cantidad. En el momento de plantearse un régimen debe tenerse siempre presente que el organismo no sólo funciona con los llamados principios inmediatos (proteínas, grasas e hidratos de carbono), sino que también necesita mínimas cantidades de sustancias -vitaminas y oligoelementos- cuyo aporte debe ser lo más natural posible. Se aconseja, por lo tanto, evitar los regímenes que eliminen grupos de alimentos. Lo ideal es comer de todo y ampliamente, reduciendo las cantidades. Para ello el mejor índice es el peso semanal que indicará, de una manera precisa, si las cantidades consumidas son adecuadas, inadecuadas o excesivas. A ese respecto, el organismo tiene límites de tolerancia y adaptación a la pérdida de peso que no es conveniente sobrepasar. Lo ideal es una pérdida de alrededor de 1 kilo por semana.

Beber bastante agua. Aparte de dilatar las paredes gástricas, hidrata los tejidos y ayuda a la desintoxicación forzando la función renal.

Aumentar la actividad física. La pérdida de peso será más adecuada si se complementa con un ejercicio suave diario, como el caminar que aumenta el gasto calórico y desarrolla la musculatura.

Dedicar un tiempo diario a la relajación física y mental. Si, a pesar de todo, persiste la necesidad compulsiva de comer, es conveniente reforzar el régimen de alimentación con técnicas de relajación que permitan superar la angustia subyacente, e incluso acudir a un profesional que indague el origen del problema.

pescado en salsa fría. Condimentar 1 kilo bifes de pescado con sal, pimienta y jugo de limón. Cocinarlos al horno, plancha, grill o microondas. Salsa. Mezclar 1/2 taza de queso blanco descremado, 1/2 taza de yogur descremado, 1 cucharada de mostaza, 1 cucharada cebolla rallada, 1 diente ajo picado, 1 cucharada perejil picado. Servir. Podemos utilizarla para pollo asado sin piel.

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