MARÍA INÉS LORENZO
Se transformó en una moda. Hoy, cuando alguien llora seguido, sufre por algo, siente melancolía o tristeza, lo primero que se piensa es que padece depresión; acto seguido, se diagnostica como tal, afirma un experto en el tema, el psiquiatra español Juan Luis Linares, quien de visita por estos lares ofreció una conferencia en la Universidad Católica sobre los Nuevos abordajes de la depresión: relación-familia.
El tema es bastante delicado y debería requerir mayor atención. Confundir esos estados de ánimo con depresión genera un efecto contrario al deseado: exacerba la angustia y se fomenta más la depresión a nivel social.
Según la Organización Mundial de la Salud, más de 410 millones de personas en todo el mundo sufren depresión. A su vez, se estima que en un 25% está sobrediagnosticada.
El trastorno se ha magnificado con el correr de los años.
Hoy no sólo está presente en varias tópicos de mesa, también se traslada cada vez más a los consultorios psiquiátricos. "A su vez, a los médicos les gusta mucho diagnosticar la depresión porque los pacientes lo ven como un gesto complaciente", explica Juan Luis Linares.
LEVE Y GRAVE. A diferencia de otros especialistas, Linares no cataloga la depresión como una enfermedad. Prefiere hablar de un trastorno, ya que los daños que se producen en la persona tienen características de índole mental y no física.
Tampoco considera que la depresión sea genética, sino que asocia su recurrencia a los factores sociales, culturales, económicos y medioambientales de la vida moderna. "El genoma humano rige funciones muy básicas, por lo que no juega un papel determinante en conductas tan complejas como los trastornos psicopatológicos", expresa.
Existen dos tipos de depresión: aquella intensa o grave, que es cuando la persona se encierra en su mundo y no realiza ninguna actividad laboral ni recreativa; y otra más leve, en la que se cumplen sólo con las obligaciones diarias, aunque con mucho más desgano que el habitual.
El contexto familiar y social juegan un papel vital tanto a la hora de prevenir como de curar la depresión. "Es difícil que el trastorno desaparezca sin la contención de otra persona", dice Linares.
ENTORNO. Sin ir más lejos, tanto niños como jóvenes tienen mayor predisposición a padecer depresión si sus padres no le dedican suficiente atención, o los subestiman seguido.
Linares considera que la terapia familiar es uno de los mejores métodos para curar la depresión. Pero también se tiene que complementar con una medicación adecuada, que debe recetarse por periodos cortos de tiempo y centrados en un sólo objetivo, que es desbloquear la situación sintomática. La depresión afecta más a mujeres (20%) que a hombres (12%), sobre todo de edad adulta. La recurrencia no es casual, ya que ellas se ven cada vez más exigidas por la sociedad, pero muy poco valoradas. "Ello genera problemas de baja autoestima, bloqueo mental, ansiedad y consecuentemente algún estado depresivo", dice Linares.
Pero los síntomas no se manifiestan por igual en todas las personas, sino que varían de acuerdo a la edad.
Los niños, por ejemplo, se muestran más inquietos y agresivos que de costumbre. En cambio, los más adultos pierden todo tipo de motivación y suelen sentir una tristeza que termina condicionando su vida.
No se admitía; hoy se sobrediagnostica
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), Uruguay se encuentra entre los seis países con mayor número de suicidios, producto de la depresión. A su vez, se estima que cerca del 30% de la población padeció alguna vez de ese trastorno.
Si bien hasta hace algunos años era común que a las personas les costara admitir que tenían depresión, actualmente y como se sobrediagnostica más, sucede lo contrario.
"La gente ya no tiene tantos prejuicios sobre la depresión como antes porque es un trastorno que está muy de moda y que varios lo padecen", explica el psiquiatra español Juan Luis Linares.
También existen algunos factores como la droga y el alcohol que pueden llegar a fomentar el impulso suicida si una persona está deprimida. "Ninguna de las sustancias genera una dinámica suicida, pero sí facilitan el accionar si se padece el trastorno", aclara Linares.
Según la OMS, la depresión será la segunda causa de discapacidad en 2020, y afectará a personas de todas las edades, sin distinción de raza ni sexo. Entre los síntomas que el psquiatra Linares enumera como característicos de la depresión grave se encuentran: tristeza, ansiedad o sensación de vacío persistentes; pérdida de interés en actividades que antes se disfrutaban; llanto excesivo; mayor inquietud e irritabilidad; menor capacidad de concentrarse y tomar decisiones; disminución de energía; pensamientos de muerte o suicidas, intento de suicidio; aumento de los sentimientos de culpabilidad, desamparo y/o desesperanza; alteraciones de peso y/o apetito, y de los hábitos del sueño; aislamiento social; síntomas físicos que no ceden ante los tratamientos estándar. Para un diagnóstico grave, el paciente debe haber manifestado por lo menos cinco de estos síntomas.