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Hoteles para mascotas: ¿Dónde dejar perros y gatos cuando salimos de vacaciones?

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Anabella Katz

ANIMALES

Cuidadores VIP, chacras y pet sitters que van a domicilio. Una guía sobre un negocio en auge.

En estos días de verano -y tras la apertura del turismo- son muchos los que están saliendo de viaje y que tienen la necesidad de dejar a sus mascotas al cuidado de terceros. En este escenario, los hoteles para perros y gatos -en un país en el que la tenencia de mascotas no ha parado de aumentar- son una opción cada vez más demandada. En estos lugares se les brinda todo lo que precisan: alimentos, medicación, abrigo, paseos y recreación.

Existen básicamente tres alternativas: las chacras, que pueden recibir hasta cien animales, los pensionados que albergan a unos 20 o 30, y los particulares que ofrecen un cuidado “VIP” en sus propios hogares, integrando a las mascotas como si fueran miembros de sus familias. En la primera punta del espectro los animales tienen más espacio para correr e interactuar con otros, aunque no reciben una atención tan personalizada y por lo general es necesario bañarlos al regresar de las vacaciones, en las que se las pasan corriendo y revolcándose. Como ventaja, al hallarse alejadas de las ciudades, las chacras habitualmente cuentan con un servicio de recolección y reparto de mascotas. En la otra punta del espectro, el relacionamiento con el animal es de mayor cercanía, aunque por lo general no cuentan con un terreno amplio como para poder ejercitarse.

Cuidados “VIP”

Anabella Katz está al frente del emprendimiento Amor Infinito Canino. Vive en Punta Carretas, cerca del shopping, y ofrece un cuidado premium: acepta solamente hasta cuatro perros chicos o medianos (a los que llama “perrhijos”), los cuales viven en su apartamento y pueden hacer uso de cualquier sillón y espacio como si fueran humanos. “Mi casa es su casa, los cuido como si fueran reyes”, dice Anabella a Revista Domingo.

“Desde niña me gustan los animales. Y hasta hoy lloro por los que están en la calle. Siempre supe que iba a terminar en una actividad con perros; me gustaba la veterinaria, pero cuando vi que iba a tener que abrir uno para operarlo, ahí me dejó de gustar”, comenta.

Anabella empezó hace ocho años a cuidar los perros de sus amigas que se iban de viaje. Y desde hace cuatro se dedica a esta tarea de forma profesional. Ha realizado cursos de adiestramiento y socialización. Y ha dado charlas en escuelas sobre cuidados caninos. Se anotó en portales especializados para ofrecer sus servicios, abrió perfiles en Facebook e Instagram, y hoy no paran de llamarla. “Hace unos meses tuve un crecimiento muy importante, desde que la gente empezó a viajar de nuevo”, sostiene.

De todos modos, antes de aceptar a un animal hace un contacto previo con él para evaluarlo, ya que no cuida canes agresivos o reactivos. “Dejar un perro en mi casa es un común acuerdo entre el dueño y yo. Aunque si no es muy sociable también puede venir, porque después de convivir con otros se va mejorado. Pero si tiene otro tipo de problemas, no es para mi casa, porque yo soy cuidadora. No soy educadora ni entrenadora”.

Anabella se encarga también de darles medicación en caso que corresponda, acepta perros de edad avanzada y llegó a tener a su cuidado a uno inválido. Los saca a pasear entre tres y cinco veces por día y es muy estricta con sus comidas. “Miro mucho que no agarren nada de la calle y que no se mezclen las raciones, cada uno tiene la suya, que me traen los dueños para evitar males digestivos. También los contengo emocionalmente para que no extrañen y les presto las cuchas, los platos y los juguetes. Y si hay que llevarlos al veterinario, los llevo”, destaca.

A su vez, de un tiempo a esta parte presta un servicio muy especial: acompaña perros a bodas, en las que los novios quieren que sus mascotas estén presentes. Luego se los lleva a su casa, para que puedan disfrutar de la luna de miel.

Magdalena Cibils ofrece un servicio similar al de Anabella: cuida muy pocos perros a la vez, en su casa. Y tampoco toma animales agresivos. Pero tiene una diferencia: ella sí acepta razas grandes.

“Siempre me gustaron los perros y los gatos. Y siempre colaboré con refugios y con el rescate de animales. Un día vi en Facebook cómo podía hacer para colaborar con los refugios y descubrí la plataforma Como en Casa, una especie de Airbnb que junta anfitriones con personas que buscan quien les cuide a sus mascotas. Mi objetivo cuando empecé era colaborar, con ese dinero que consiguiera, con otros perros. Yo soy médica, no me dedico a esto. Lo hago porque me gusta y para ayudar, por eso no me promociono a través de una página web personal”, declara Magdalena a Revista Domingo. Y agrega: “En mi caso me llevo a mis perras, Celeste y Negra, cuando me voy de vacaciones, pero si tengo que buscar donde dejarlas, busco una casa de familia”.

Cuidadora perros
Magdalena Cibils es doctora y cuidadora de perros.

Correr libremente

En Carrasco del Sauce, Canelones, se encuentra el Hotel Canino Yuquerí, que tiene capacidad para recibir hasta 90 huéspedes. Cuenta con 10 corrales al aire libre y otro semi techado para los días fríos o de lluvia, o para aquellas mascotas que por su salud necesitan estar en un lugar más resguardado. El corral más chico tiene 400 metros cuadrados y el más grande 1.500. En Yuquerí, los canes pueden correr libremente y estar en contacto permanente con la naturaleza. “Empezamos con el hotel junto a mi esposa Alejandra, y hoy trabajamos cinco personas en total. Hace nueve años que estamos en este lugar, pero antes estuvimos dos años en Villa García”, dice Darío Vico, el propietario, a Revista Domingo.

El Hotel Canino Yuquerí va a buscar a las mascotas y las entrega a domicilio sin costo. Y ofrece algunos servicios adicionales, como el baño con shampoo, que cuesta $ 500. El costo del hospedaje por noche también sale $ 500, pero el precio disminuye a $ 475 si los canes se quedan más de dos semanas.

“Todos los días levantamos mascotas y las trasladamos al hotel, donde duermen en habitaciones individuales (que están adentro de un galpón) de 2 x 2,5 metros cada una. En el día están en los 11 corrales de esparcimiento, donde juegan con otros perros”, señala.

De acuerdo a la edad, carácter y tamaño, se ponen en uno u otro corral. “Eso lo evaluamos antes de armar los grupos. Los perros que no son sociables no necesariamente tienen que estar en un grupo”, aclara Darío. Y dice que los huéspedes son evaluados antes de ser aceptados; aquí tampoco tienen lugar los canes agresivos o conflictivos.

La temporada de zafra para el hotel son las fiestas de Fin de Año, los primeros 15 días de enero, Carnaval y Turismo. Toda la chacra cuenta con cercado perimetral y con un servicio veterinario tercerizado para cubrir emergencias. “Les podemos proporcionar comida durante su estadía, de la marca Hill’s, por $ 100 adicionales. En el caso de ser la primera vez que vienen, lo ideal es que traigan la suya”, dice el dueño del Hotel Yuquerí.

Darío admite que ha tenido que dar albergue permanente a perros que han sido abandonados por sus dueños. “Tenemos cuatro que los han dejado y que los hemos adoptado”, anota.

Hotel Canino Yuquerí
Hotel Canino Yuquerí.

Buscar un cuidador

Los albergues para mascotas están en auge por la dificultad que existe de dejar a un perro o un gato bajo el cuidado de un familiar o amigo. En diciembre, Mariel y Andrés se ausentaron del país por vacaciones durante dos semanas. Viajaron primero a Buenos Aires y luego a Río de Janeiro. Ellos tienen un gato sin pedigrí, blanco y amarillo, llamado Ramsés, de un año de edad. Y después de debatir varias opciones, decidieron dejárselo al cuidado de un amigo de ambos, Rodolfo.

Como todo felino, Ramsés tiene su momento diario de locura -que en general ocurre en la noche, después de dormir buena parte del día-, pero el michi -así le dijeron sus dueños a Rodolfo- siempre fue “un santo”.

Quien se encargara de su cuidado no podía tener otro gato, ni un perro. Tenía que ser una persona responsable -a la que obviamente le gustaran los animales- y que preferentemente viviera sola, porque en las familias las mascotas no siempre son bien recibidas por todos. Después de pensar y pensar, la mejor opción fue Rodolfo, quien recibió gustoso a Ramsés en su casa como una experiencia nueva, para evaluar la posibilidad de tener luego un gato propio.

Ambos vivieron dos días en un perfecto idilio. Rodolfo le daba de comer y le limpiaba el arenero. Y Ramsés, básicamente, hacía lo de siempre: dormir, jugar un poco y meter las narices en todo. Pero la luna de miel terminó al tercer día: una gata en celo comenzó a pavonearse por debajo de la ventana que da hacia la calle. Y aquello fue el acabose.

Ramsés comenzó a experimentar su primer celo. Y Rodolfo, una verdadera pesadilla: su bigotudo inquilino no dejaba de maullar, día y noche, y trataba de escaparse en todo momento. Hasta que lo logró, trepando la chimenea de un parrillero mientras estaba encerrado en una barbacoa.

Rodolfo no sabía qué hacer. Era de madrugada y vio como Ramsés saltaba de azotea en azotea, hasta perderse. Esa noche no pudo dormir. Entre otras cosas, pensaba qué le diría a los dueños. Estaba resignado.

Pero a la mañana siguiente, Ramsés apareció, apenas con unos rasguños. Y se dejó agarrar, aunque continuó con su comportamiento intranquilo los días siguientes, maullando incansablemente y “marcando territorio” en todos los rincones, con lo cual aquel idilio humano-felino se trasformó en un calvario para el dueño de casa. Cuando Mariel y Andrés regresaron, recibieron a Ramsés sano y salvo. Aunque parecía otro. Y tuvieron que castrarlo. Rápidamente, el michi volvió a ser el “santo” de siempre, aunque sus dueños saben que ya no contarán con su amigo para que lo cuide una segunda vez. Por eso, están evaluando enviarlo a un hotel para mascotas en sus próximas vacaciones.

Ramsés
Ramsés, el gato que se transformó en unas vacaciones.

Mejor que en casa

En ocasiones, las mascotas pasan tan bien en las guarderías que luego no quieren regresar a sus casas. Este es el caso de Mordelo, el Basset hound (raza popularizada por la marca Hush Puppies) de Juan Pablo Mosteiro y su compañera Sandra.

Ella es española y cada tanto viajan a Europa a visitar a su familia, por lo cual dejan a su perro al cuidado de Adriana, quien tiene un hotel en el que hospeda a unos 10 canes -en general sin raza- cerca de Zonamérica.

Mordelo tiene cinco años y medio y cada vez que va a la casa de Adriana se da la gran vida. “Ella le da cosas que él no recibe en casa. Lo trata como a un rey: duerme en invierno junto a una estufa a leña con mantitas, tiene terreno para correr y juega con otros canes. Y los viernes todos los perros comen asado a la parrilla. Por eso, después de esa experiencia volver a casa (vivimos en un apartamento) es para él como ir a Siberia”, dice Juan Pablo y se ríe.

“Al principio cuando lo vamos a buscar se alegra y mueve la cola, pero enseguida se da vuelta y se va para el jardín. Y en el viaje de regreso vuelve llorando y protestando porque sabe lo que le espera”, agrega. Después, Mordelo regresa a su rutina de can citadino, con paseos por la rambla y la Ciudad Vieja, donde vive. Pero claro, no es lo mismo.

Según Juan Pablo, Adriana recibe a su perro porque realmente lo quiere. “Incluso después me llama para preguntarme cómo está y cosas así”, anota. En este caso, se podría decir que Juan Pablo, Sandra y Mordelo se toman vacaciones al mismo tiempo. Las de este último se pueden fisgonear en su Instagram personal: @mordelo_perro.

Mordelo
Mordelo, el basset hound que se deprime cuando deja el hotel para mascotas.

Sitios online para conseguir cuidadores

Como en casa es una plataforma que permite encontrar anfitriones para mascotas, con distintos perfiles. Según el portal, se puede pagar por el servicio “de forma segura desde la comodidad del hogar” y los cuidadores pasan por un proceso de selección y formación. El anfitrión mantiene informados a los propietarios sobre lo que sucede con sus mascotas mediante fotos y videos.

La página (comoencasa.uy) tiene un buscador en el que se puede especificar las fechas en las que se precisa hospedar a una mascota y escoger el barrio de preferencia. “Sabemos lo difícil que es conseguir cuidado responsable para nuestras mascotas cuando nos ausentamos. Por eso estamos construyendo una comunidad de anfitriones confiables que dispongan de su hogar para recibir a tu mascota y darle el mejor cuidado que puedan tener”, dice la presentación del portal, que también tiene sus páginas vinculadas en Facebook e Instagram.

Otro lugar en el que se pueden conseguir cuidadores para perros y gatos (incluso algunos que van a domicilio) es sitiopatas.com.uy

Catsitter a domicilio

Cecilia es catsitter (cuidadora de gatos), con la particularidad de que hace esta tarea a domicilio, en las casas que los dueños dejan vacías al irse de viaje. Esto, evidentemente, implica una enorme responsabilidad de su parte. Y una confianza equivalente de parte de los dueños de las mascotas.

“En general me llaman por recomendación de otras personas. Y otras de repente me conocen en una visita previa”, dice Cecilia a Revista Domingo.

“Los gatos se mantienen en su hogar, su entorno y su tranquilidad, mientras que yo me movilizo. Me encargo de todas las tareas de limpieza, suministro de ración, entretenimiento diario necesario y más. Los gatos necesitan menos atención que los perros, de repente se los puede visitar cada día y medio o cada dos días”, señala la catsitter, quien además cuida perros en su casa y es auxiliar de enfermería veterinaria. Se la puede encontrar en sitiopatas.com.uy y en su Instagram @lodececii.

catsitter
Cecilia es catsitter y cuida perros en su casa.

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