Florencia Zabaleta: "Es emocionante que la gente siga yendo al teatro"

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Florencia Zabaleta, actriz de la Comedia Nacional
ESTEFANIA_LEAL

EL PERSONAJE 

Supo que quería ser actriz aún sin saber de qué se trataba. Tiene 38 años, integra la Comedia Nacional desde 2008 y ha estrenado más de 30 espectáculos con el elenco.

La primera vez fue cuando tenía cuatro años. Estaba en la casa de Maldonado en la que vivía con su familia —alejada del centro, en una zona casi rural, en la que se pasaba jugando afuera con sus hermanos más chicos— lista para irse a una fiesta de la escuela cuando su madre se acercó, se paró frente a ella con un labial rosado y le pintó, suave, los labios. Después, con los dedos, le aplicó un poco de color en los cachetes. Todavía recuerda ese día, la sensación del labial sobre su rostro, la delicadeza de la madre para hacerlo: la primera vez que se maquillaba, el primer registro de algo que tiene que ver con la actuación.

La segunda fue cuando tenía 11. Le había insistido a una de sus tías para que averiguara por un grupo de teatro en la ciudad. Era un sábado a la mañana y ella no le había dicho nada ni a su madre ni a su padre, que nada tenían que ver con el arte ni mucho menos con el teatro. Llegó al Teatro de la Mancha, un espacio donde antes había funcionado una escuela, para tener su primera clase. La maestra, Reina Soria, les marcó el primer ejercicio: tenían que caminar hacia una ventana y, una vez allí, mirar a través de ella. A ese día también lo recuerda: lo que sentía en el cuerpo mientras caminaba, la manera de dar los pasos, la forma de observar a través de la ventana, la intención que le daba a todo. En ese momento lo supo: quería ser actriz. Y no era una fantasía o un deseo. Era una certeza.

No sabía, entonces, de dónde venían esas ganas, esa pulsión por el arte. Pero un día abrió un libro de la biblioteca de su casa y adentro encontró un programa de teatro. Era de una obra del Club de Teatro de Punta del Este y en el reparto decía un nombre: Anita Rinaldi. Era su abuela paterna, que había muerto pocos meses después de su nacimiento. Nunca nadie le había hablado sobre su abuela y el teatro. Nunca nadie le había dicho que quizás, toda esa vocación venía de ella, de Ana.

Después lo confirmó: tenía 16 años y estaba por actuar en un escenario por primera vez. Para la obra le habían pedido que consiguiera un pañuelo. Ella buscó en su casa y llevó el primero que encontró. Un día, su padre y sus tíos fueron a ver una función. Al final, uno de sus tíos le dijo: “¿Viste ese pañuelo que usás en la obra? Era de tu abuela”.

Florencia Zabaleta tiene 38 años, es actriz y desde 2008 forma parte del elenco de la Comedia Nacional. Hoy, un miércoles al mediodía, sobre una mesa ratona que tiene en el living de su casa - un apartamento en el piso 17 de una torre cercana al Nuevocentro Shopping, con un ventanal que devela la ciudad entera - hay un libro de Armonía Somers, La mujer desnuda, una libreta y una lapicera. Ese será, dice, el próximo espectáculo que estrenará con la Comedia Nacional.

“Se trata de una investigación escénica que va a dirigir Leonor Courtoisie. La idea es investigar primero a la autora, que creemos un poco olvidada y relegada dentro de la literatura uruguaya y trabajar en lo que fue la publicación de esta novela en el año 50. A toda esa transgresión que Armonía Somers generó, traerla al hoy. Es un texto muy actual”.

Dice que está entusiasmada con esta nueva etapa que empieza el elenco de la Intendencia de Montevideo bajo la dirección de Gabriel Calderón. Que necesitaban una renovación, que viniera alguien de afuera con otra mirada sobre ellos y con otras exigencias y con otras formas y que todos y todas apoyan el proyecto de Calderón. Que cree, dice, que van a ser buenos tiempos para el elenco, que después de dos años en los que todo se volvió frágil, las ganas se multiplicaron.

Dice, también, que siempre se trata de eso: de no perder las ganas ni la pasión, de siempre encontrar un nuevo amor. Es que, ser parte de la Comedia Nacional es, a la vez un privilegio y a la vez una responsabilidad, pero también, implica amoldarse y adaptarse a los proyectos que llegan.

“En la Comedia el valor más grande que hay es la continuidad en los proyectos, es decir que yo no tengo que pensar lo que vendrá porque siempre vendrá algo. Y es mi tarea enamorarme de eso que va a venir. Y yo lo hago. Me pongo como meta que cada propuesta sea para mí un desafío y sea un amor, me tengo que enamorar de algo: del texto, de la persona que me dirige, de mis compañeros y compañeras, del rol que me toca, de la historia, de época. Y saber que tenés muchos amores por delante y que no te tenés que preocupar por eso es muy lindo. Tengo 38 años y he estrenado en la Comedia más de 30 espectáculos, ahí siento el privilegio y también la responsabilidad. Porque es emocionante que haya gente que todavía siga viniendo al teatro, sobre todo después de lo que nos ha pasado en estos últimos dos años”.

El elenco de la Comedia en ensayo general
Florencia Zabaleta actuando con la Comedia Nacional 

—¿Cuál ha sido tu lugar en la Comedia Nacional durante todos estos años?

—Yo creo que he estado muy al servicio, en el sentido de que me he comprometido, no solamente desde lo artístico sino también desde eso que nosotros llamamos la participación: poder estar en los lugares donde se deciden cosas, como en el Consejo Artístico. Yo ahora estoy por segunda vez en ese rol, el elenco me ha dado esa responsabilidad, entonces creo que he ido aportando y creciendo en ese sentido. Si pienso más en la pregunta siento que es como todo lo contrario. Yo no sé qué tanto le he podido dar a la Comedia o qué rol he ocupado pero sí sé lo que la Comedia me ha dado a mí: una profesión.

El camino

Florencia dice que es actriz, también, gracias a Carlos Terzaghi, que fue director del Liceo Departamental de Maldonado. Porque ella quería ser actriz pero no sabía cómo se hacía ni dónde se estudiaba. Y fue él, que además era profesor de historia de la EMAD, el que, cuando ella estaba en quinto de liceo, le contó que para ser actriz había que formarse y que había una escuela para hacerlo.

Con 17 años terminó el liceo y se fue a estudiar a Montevideo. Se anotó en la Facultad de Derecho para hacer abogacía: sabía que la EMAD tenía una prueba de ingreso y no se animó a darla.

Lo que siguió fue, más o menos, así: durante ese año lloró y extrañó a su familia y viajó a Maldonado todos los fines de semana, un año después dio la prueba para entrar a la EMAD y entró, ahí conoció a su grupo de amigos —entre los que estaba Victoria Césperes, actriz que murió el año pasado sobre quien Florencia hablará durante más de media hora y dirá cosas como estas: “Hacíamos cualquier cosa con tal de trabajar juntas”; “Ella fue mi todo. Es mi todo”; “Seguro la vida es injusta”—  egresó en 2006, trabajó con Roberto Suárez, estrenó bajo su dirección La estrategia del comediante y terminó de entender al teatro como una unidad en la que actores y actrices tienen que estar involucrados en su totalidad, abandonó la Facultad de Derecho cuando le faltaban cuatro materias, concursó para entrar a la Comedia Nacional sin saber del todo la importancia que tenía, fue seleccionada como parte del elenco y nunca más se fue.

Florencia no es la misma desde que llegó. Dice que, por ejemplo, las denuncias en redes a varones del teatro la hicieron moverse, replantearse y repensarse y ahora integra la Comisión de Género de la Sociedad Uruguaya de Actores (SUA) y el Equipo de Igualdad de Género de Cultura de la Intendencia de Montevideo. Pero, también, hay otras cosas que se mantienen. Y que Florencia quiere mantener siempre: las ganas, por ejemplo. Y la emoción.

Cuando actúa en la sala principal del Teatro Solís, justo después de que se levante el telón para que el elenco salga a saludar al público, cuando las luces se encienden y hay un secreto que se devela, Florencia mira a la platea y a los palcos y a las personas que aplauden y recorre con la mirada la sala entera. Es ahí cuando termina de comprender: por qué hace lo que hace, por qué lo sigue haciendo, por qué es una privilegiada. “Siento que soy por lo menos un granito de arena en la historia de lo que ha sido el teatro. Y es emocionante. Es como que en ese momento sos vos pero a la vez te sostienen un montón de cosas: la tradición, la historia del Solís y la historia del teatro. Sos parte de algo que es mucho más grande que vos”.

Sus cosas

El encuentro. con el público: "Es un lugar común hablar ya de todo lo que la gente hace para venir al teatro, pero para mí es muy emocionante. Para nosotros, los actores y actrices que nos preparamos también con mucha responsabilidad y con mucho respeto hacia el público, esa comunión es mágica y es a la vez muy primitiva”.

Una nueva etapa:
 Florencia dice que en el elenco están muy entusiasmados con que Gabriel Calderón sea el nuevo director de la Comedia Nacional. “Gabriel ha mostrado que es un gran artista y un gran trabajador, tengo un cariño especial hacia él porque fuimos compañeros en la escuela, es una persona que para mí es muy referente”.

Su lugar: Si no fuese por su trabajo,  volvería a vivir a Maldonado, el lugar donde nació y donde aún viven sus padres. “Me gusta en Montevideo todo lo que tiene que ver con el teatro, pero si no tuviese eso, seguro me volvería. Siempre es como regresar al hogar, a un lugar de mucha contención”.

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