Emprender en Navidad: desde armar arbolitos a domicilio a calendarios de adviento de dulces o un taller de coronas

Mañana se arma el arbolito de Navidad, pero desde hace meses ya hay todo un mundo de emprendimientos trabajando para estas fiestas. La pandemia ayudó a que la gente aumentara sus ganas de celebrar.

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Armando coronas navideñas.

Termina Halloween y ya muchos comercios comienzan a armar sus decoraciones navideñas. Hay gente para quienes la Navidad arranca cuando los shoppings colocan el arbolito alusivo, mientras que otros esperan hasta el 8 de diciembre para cumplir con una tradición católica aunque ignoren de qué trata. Y luego están los que rinden culto a esa costumbre tan uruguaya de dejar todo para último momento y decoran sus espacios la semana misma de la llegada de Papá Noel.

Detrás de cualquiera de estas opciones hay emprendedores que están trabajando desde mucho tiempo antes para que todos tengan las fiestas soñadas o planeadas. Desde los artesanos que comienzan a crear piezas con medio año de anticipación, pasando por los cocineros que van coordinando su agenda para llegar a tiempo con algo tan delicado como son los alimentos, hasta los que imaginan decoraciones para llevar a cada hogar que lo demande.

La Navidad 2025 ya está entre nosotros y Domingo lo celebra con cinco historias de emprendimientos que tienen su zafra durante todo este mes y algo más, pero que además generan otras lindas historias muy propias del clima que se vive en torno a las fiestas de fin de año.

A domicilio

“Acá en Uruguay no se usa”. Esa era la respuesta que recibía Natalia Paiva cuando le contaba a amigos y conocidos su intención de dedicarse a realizar decoraciones navideñas a domicilio.

Estábamos en 2020 y ella ya venía decorando arbolitos de Navidad para gente de su entorno, simplemente como una forma de ayudarlos y porque esa actividad la apasionaba. El tema es que no se animaba a convertirlo en un trabajo. Fue una amiga que la convenció de que había potencial en lo que hacía y le sugirió crearle una página en Instagram para comenzar a promocionarla.

“Yo ni siquiera usaba Instagram, no sabía nada de redes sociales”, cuenta a Domingo sobre los preliminares de una tarea que comenzó a realizar en 2021, con unos tres o cuatro arbolitos. Al año siguiente la contrataron para trabajar en Navifé como decoradora externa, siguió creciendo y en 2024 llegó a unos 30 arbolitos decorados.

Cuenta que se fue profesionalizando y que hizo cursos online. “Por ejemplo, traje al Uruguay el diseño sectorizado, que era algo que no se usaba acá. Se trata de una creación de Alex Sánchez, un diseñador muy conocido de Miami, de una empresa muy grande de decoración de árboles. Ahora se ve más, pero cuando empecé no se conocía”, recuerda sobre una técnica que aplica colores según sectores.

Lo que Natalia hace es ir a decorar fundamentalmente árboles de Navidad a casas particulares, pero también lo hace con comercios. “Decoro con lo que tengan”, explica. “Yo voy a tu casa, vos me entregás tu caja con los chirimbolos y demás cosas, y yo con eso hago lo que pueda”, agrega quien se ocupa “del árbol hasta la última ramita”. Se trata de arbolitos artificiales, hasta el momento no le ha tocado ninguno natural, aunque puede encararlo también.

“Por lo general siempre me muestran algo, me dicen qué color quieren o me mandan una foto del año anterior o un videíto. Entonces yo les digo qué pueden agregar o me piden que les recomiende. Les paso costos y si les gusta se lo llevo yo misma”, detalla quien siempre anda con lucecitas a cuestas porque dice que en las casas siempre faltan.

Uno podría preguntarse por qué una tarea que parece tan básica requeriría contratar a un tercero para llevarla a cabo y los argumentos son varios.

El primero de ellos es que Natalia no “desparrama” los adornos por el árbol, sino que los ubica siguiendo un criterio creativo. “Hago algo personalizado según lo que me pidan. Hay quienes les gusta algo más rústico, otros más minimalista, otros más glamoroso… Me adapto al gusto del cliente, a la casa que tenga y a su presupuesto”, señala.

El segundo argumento es que muchas veces quienes la contratan no están en condiciones de dedicarse a esta tarea. Puede, por ejemplo, tratarse de personas mayores a las que les gusta tener su arbolito, pero por la edad les cuesta todo ese proceso de armado. “Tengo una clienta que ya está grande y para la cual su árbol es sagrado. El árbolito es medio vintage, tiene cosas muy antiguas, recuerdos de viajes, adornos de cuando nació su hermano… mucho sentimiento”, destaca la decoradora.

Pero también puede tratarse de gente más joven que no dispone del tiempo necesario para destinarle al arbolito o simplemente no le gusta hacerlo.

Y después están los comercios, que quieren que alguien les ponga pienso a una tarea que cambiará la fisonomía del local. “Hay lugares que no tienen espacio para arbolitos, entonces les colocamos decoraciones alusivas”, acota quien realiza desde pequeñas hasta grandes decoraciones. Entre estas últimas han estado las del Punta Shopping o del Hotel Dazzler. Incluso se han sumado programas de televisión, como Buen día, Uruguay (Canal 4) o Mereces lo que sueñas (Nuevo Siglo).

“A mucha gente lo que le parece novedoso es que también vaya a desarmar el árbol”, comenta sobre algo que ocurre por lo general después de Reyes.

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Natalia Paiva y un arbolito muy especial.
Foto: Ignacio Sánchez.

Natalia trabaja con su hijo Francisco y algunos ayudantes cuyo número varía de acuerdo al tamaño del árbol. “Son ‘mis duendes’”, apunta entre risas.

El tamaño del arbolito también determina el presupuesto. “Siempre pongo como ejemplo el árbol de 1,80 metros, que es el que la mayoría de la gente tiene. Por ir a armarlo, decorar con lo que ya tengan o hayan comprado, y desarmarlo, cobro $ 3.400”, informa y aclara que el precio se incrementa si tiene que viajar al interior del país, cosa que ya le está pasando pues la han llamado de Maldonado, Colonia y el Chuy.

Si bien lleva poco tiempo haciendo este trabajo, ya acumula varias historias de esas que alegran el corazón. Natalia elige contar la de una clienta que tiene desde hace años y que a pesar de no pasar la Navidad en su casa, considera que tener el arbolito es sagrado. “Para este año tenía una idea diferente, algo que no copié, que se me ocurrió a mí. Se lo conté y le encantó”, relata la decoradora. El problema es que había buscar terciopelo del bueno para hacer un drapeado y no fue sencillo encontrarlo. “Creo que pasé un mes luchando con el terciopelo y mirando tutoriales en YouTube porque de corte y confección no sé nada”, confiesa.

El sacrificio realmente valió la pena porque la clienta se emocionó hasta las lágrimas con el resultado, al punto tal que días después Natalia retornó para una segunda parte: decorar de forma similar la estufa a leña.

El resto del año Natalia se dedica a decorar hogares o hacer pequeñas reformas dentro de las casas, aunque no hay duda de que esta es la época que más disfruta. “Me animé y por suerte he crecido un montón”, concluye quien siempre deja su sello en cada arbolito que diseña y decora con tanta pasión.

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Decoradora Natalia Paiva.
Foto: Ignacio Sánchez.
Valentina ArteSana

Los pesebres que elige el Arzobispo

“El arte para mí siempre fue un cable a tierra”, asegura Valentina Torrado, creadora del emprendimiento Valentina ArteSana. “Al ser disléxica e hiperactiva, mi madre me llevaba a clases de cerámica y nunca perdí el contacto con los pinceles”, agrega esta artesana que completó su formación con docentes de Estados Unidos y de Argentina, además de ser autodidacta. Para lograr la visión empresaria realizó el curso de gestión empresarial en Inefop y OMEU como gestora cultural, además de capacitarse como docente de arte para personas en situación de discapacidad.

Las hueveras son el producto estrella de Valentina ArteSana, incluso han ganado premios y reconocimientos de Hecho Acá y de diferentes ferias. Reconoce que las cajas de té es lo que más se vende de un emprendimiento que ya tiene 14 años de existencia, aunque por estas fechas los que pasan a un primer plano son los pesebres.

“El arzobispo de Montevideo siempre elige mis pesebres o mis imágenes religiosas”, destaca con orgullo de las figuras que comienza a elaborar unos seis meses antes del inicio de la época navideña. Las hace a mano, en yeso curado al que le pasa una pátina que les da un aspecto envejecido y luego les aplica tres manos de laca que sella la pieza por completo. “Lo único seriado son los moldes, después cada figura queda distinta”, destaca.

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Pesebres de Valentina ArteSana.

Las vende a través de su sitio web, las redes o, por estos días, la Feria Nocturna del Parque Rodó. Van de los $ 380 a los $ 13.000, dependiendo del tamaño y de la cantidad de figuras que se adquieran. “Yo busco que no haya una limitante económica, por eso he incorporado una gran variedad de artesanías para que todos se lleven arte hecho con amor. Ese es mi valor agregado”, señala.

Cuenta que le compra todo tipo de personas, sin importar si son o no religiosas, desde turistas hasta uruguayos de todas las edades y de todo el país. “Eso me llama mucho la atención. Creo que es porque cuando compran un pesebre, compran mucha emoción”, reflexiona. Además muchos de ellos vuelven por más, ya sea para regalar a alguien o para llevarse otra pieza.

Como curiosidad recuerda la vez que un embajador de un país que hoy no recuerda exactamente cuál era, pero que hablaba inglés, apareció el último día de la feria, un 23 de diciembre, y le dijo que se iba a llevar cinco pesebres porque le encantaba que estuvieran hechos a mano. “Justo eran los que tenía, no me quedaban más”, dice.

Comenta que luego de la pandemia la gente empezó a comprarle más pesebres. “Fue exponencial”, asegura quien sigue sorprendiéndose con las felicitaciones que recibe para un emprendimiento que define como familiar porque la ayudan su esposo, su hijo, su hermana y hasta sus padres.

“Es muy emocionante que elijan algo de Navidad hecho por mí para un momento de la noche tan especial. Encender el árbol y que sea mi pesebre que esté al pie. Los pesebres unen lo artesanal con lo familiar; es el gran sentido que tiene la Navidad”, concluye.

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Valentina Torrado, de Valentina ArteSana.
Foto: Leonardo Mainé.

Dulce calendario

Hace 18 años que Virginia Bizzoto se dedica a la pastelería. Se formó en la desaparecida Escuela del Plata, donde estudió hotelería y gastronomía. En Punta del Este trabajó en Il Baretto, El Almacén y La Bourgogne, restaurante francés este último que le despertó el amor por la pastelería. “Me abrió las puertas al mundo de la pastelería francesa y fue una gran escuela”, destaca sobre el lugar que la hizo soñar con Francia, país en el que trabajó en dos instancias —2011 y 2013— en restaurantes con una, dos y tres estrellas Michelin.

También estuvo dos años y medio en el sur de Chile, como parte del staff de un hotel muy exclusivo perteneciente a la cadena Relais & Chateaux. Retornó al Uruguay en 2019 para trabajar en un hotel de Montevideo, pero en 2020 sobrevino la pandemia y el hotel cerró. “Estuve 14 meses en el seguro de paro, con todo el tiempo libre y sin saber qué hacer”, relata a Domingo.

Ahí fue que se le ocurrió experimentar con algo que había conocido en Europa y que en nuestro país no se conocía mucho: el calendario de Adviento.

Se trata de una cuenta regresiva hacia la Navidad, que en general va del 1° al 24 de diciembre, y que cada día esconde una sorpresa. En el caso de la pastelería, se presta para colocar un dulce o galletita cada día y transformar el calendario en un regalo ideal para estas fechas.

Virginia hizo los primeros para su familia y sus amigos. “Era súper casero y con la mayoría de las golosinas compradas. Les encantó y sorprendió a todos”, rememora.

En setiembre de 2021 arrancó con su emprendimiento, Madame La Pâtissière, dedicado a la pastelería, y al acercarse la Navidad decidió hacer calendarios para vender. “En ese momento muchos no sabían lo que era, pero había quienes sí porque se los traían de regalo cuando eran chicos, de viajes a Europa, sobre todo a Alemania, donde es muy común”, cuenta.

El primer año vendió unos diez o doce, a partir de ahí el número siempre fue en aumento y hoy es un clásico entre sus productos navideños. “Ahora se ha vuelto una moda”, dice y agrega como dato que en 2024 vendió unos 40 calendarios.

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Virginia Bizzotto, Madame La Patissiere.
Foto: Ignacio Sánchez.

Normalmente los hace de 24 o 25 días, salvo este año que simplificó y el calendario es de 15 días. “Son 15 variedades de galletitas o de dulces distintas. Hay chocolate, alfajorcitos… que deben ir en cierto orden porque los organizo según el tiempo de conservación de cada cosa. Hay que pensar que todo tiene que llegar en buen estado al día en que se come. Lleva su trabajo”, explica la pastelera.

Las cajas pueden ser para una, dos, tres o cuatro personas. Este año hizo para una o dos personas. Comenzó a tomar pedidos a mediados de noviembre y los recibe hasta el 7 de diciembre para poder entregar las cajas el 9. El calendario va entonces del 10 al 24 de diciembre, pero si ocurre eso tan uruguayo de los rezagados que aparecen cuando ya se quedó sin stock, ofrece la posibilidad de un medio calendario de 12 días. “Sé que funciona porque mucha gente se entera a último momento”, asegura.

Virginia, quien trabaja sola en su casa de Lezica, también ofrece otros productos para celebrar la Navidad. Elabora turrones, destacando el llamado nougat de Montelimar, que es un turrón blando a base de miel, almendras y pistachos al que le hace una variante con chocolate, manzana, naranja y damasco. También arma box de Navidad con budines, macarons sabor panettone y turrones. A todo esto se suman los postres de siempre y alguna otra cosa que demande una mesa navideña.

Todo se puede consultar en su Instagram: @madamelapatissiere, incluidos los talleres de macarons que dicta durante el año.

¿Por qué Madame la Pâtissière? “Me lo puso el director de La Bourgogne. Cada vez que me buscaba para entregarme una comanda de postre, decía ‘¿dónde está Madame la Pâtissière?’ Se me ocurrió que podía ser un buen nombre para mi emprendimiento y quedó”, comenta entre risas.

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Calendario de Adviento con dulces y galletitas.
El arbolito

8 de diciembre: tradición no tan extendida

El 8 de diciembre es la Fiesta de la Inmaculada Concepción de María para los católicos. Esa sería la explicación para que en algunos países el árbol de Navidad se arme ese día. “Yo siempre cuento que solo acá y en Argentina tienen esa tradición intacta”, señala Natalia Paiva. “En todos lados lo arman por lo general el 1° de noviembre. O sea, termina Halloween y arranca la Navidad”, agrega.

Para la decoradora esta última es la mejor opción porque se puede aprovechar mucho más todo el gasto que se hace en decoración para estas fechas. “Yo siempre recomiendo disfrutarlo cuánto más puedas. Es más, en Navidad la casa se ve más linda”, dice.

Lo mismo opina en cuanto al armado de las mesas navideñas, que considera debería aplicarse a todo el mes de diciembre. “En mi caso, por ejemplo, tenemos un grupo de amigos muy grande y en Navidad obviamente cada uno pasa con su familia. Entonces organizamos una cena navideña en diciembre en la que estamos todos como si fuéramos familia y decoramos la mesa como para Navidad”, cuenta.

La decoradora Silvia Ruiz comenta por su parte que en los comercios por lo general la decoración arranca bastante antes del 8 de diciembre y en su caso vende coronas hasta último momento. “Es 22 de diciembre y siguen viniendo a buscar”, apunta.

Hecho por uno

Silvia Ruiz es de esas decoradoras que además de ofrecer sus servicios para darle a una casa o a una mesa todo un aspecto navideño, también brinda la posibilidad de que sean los dueños de casa los que fabriquen su propia decoración.

Se caracteriza por armar coronas que han tenido como destinatarias famosas uruguaya como Natalia Oreiro, María Noel Riccetto, Marian la que cocina o Ximena Torres.

Pero también al acercarse estas fechas, son muchas mujeres —e incluso hombres— que le piden que ponga en marcha sus talleres de coronas, centros de mesa o decoración de mesas de Navidad.

Esos encuentros de un mediodía o una tarde en un lugar especialmente elegido, son de los que más disfruta Silvia por el clima que se crea.

“Tengo el caso de una madre y una hija que hace siete años que vienen juntas al taller de coronas. La madre siempre dice ‘yo ya sé que viene la época linda porque voy a hacer la corona’ y lo súper disfruta. Me pone presión”, bromea la decoradora.

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Silvia Ruiz en su taller de coronas navideñas.

A estos talleres se acerca gente de todas las edades y sexo. “Siempre es como muy inesperado y te sorprende”, sostiene y anuncia que el sábado 13 de diciembre hará el taller 2025 en el local de Punta Carretas de la panadería La Ressistance.

¿Existe la costumbre de colgar muérdago en Uruguay? Silvia cuenta que en nuestro país no se encuentra esta planta, pero como las películas contagian esa tradición, se la puede simular con pino y adornos. “Así lo hicimos para un local de la cafetería La Croissantería”, menciona quien también es contactada por locales comerciales para que les dé un toque navideño a sus instalaciones.

Afirma que en materia de Navidad siempre hay modas o tendencias, como el caso del uso del escocés o del color bordó este año, pero que en definitiva lo que importa es celebrar dando un toque distinto a los ambientes. Asegura que la pandemia marcó un antes y un después en estos temas. “Fue un quiebre grande. La gente, al estar más en su casa, comenzó a revalorizar todo lo que es la decoración y darle más importancia”, indica.

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Taller de coronas navideñas.

De todas formas considera que la Navidad es algo que siempre está en boga, más allá de si hay o no niños en la casa. “Es el arte de poner la mesa, recibir a la familia y a los amigos, y agasajarlos haciendo el ritual de tener tu casa linda”, destaca.

Para muchos ese ritual comienza mañana, para otros un poco más sobre la fecha. Habrá también quienes no les interese. Lo cierto es que es una época que se vive de manera especial y en eso tienen mucho que ver quienes trabajan para lograr la diferencia.

En viveros

Crece la venta de árboles naturales

Por estas fechas los servicios de streaming, cable y la TV abierta se llenan de películas navideñas, sobre todo de origen americano. En ellas es muy habitual ver cómo las familias concurren a viveros en busca del pino perfecto que les servirá de arbolito de Navidad.

¿Pero qué pasa en nuestro país? “En Uruguay se está incrementando el uso de árboles naturales para las fiestas”, cuenta a Domingo el Ingeniero Agrónomo Enrique Musacco, propietario del Vivero Musacco. Aclara que no se ofrecen árboles cortados, como en los Estados Unidos, sino que se venden árboles vivos, con su raíz.

“En realidad son árboles para exterior que nosotros los vendemos para ponerlos en macetas dentro de las casas durante todo diciembre. Pasado ese mes hay que sacarlos al jardín, al balcón, a la terraza porque necesitan el aire, el sol, la luz del exterior. Aguantan un par de meses dentro, más de eso no”, explica Musacco.

La recomendación es pasarlo a una maceta más grande, sacarlo afuera y seguramente ese mismo árbol se pueda utilizar el siguiente año.

El 80% de los árboles que vende este vivero para Navidad es importado. “Traemos árboles de Italia y Brasil”, señala sobre las distintas variedades que se usan para la ocasión: abeto, laurel, ciruelo, taxus, photinia e illex.

Hay tres colores básicos: gris, verde y amarillo limón. “El de color grisáceo es más fuerte para mantenerlo de futuro que el amarillo limón”, recomienda el ingeniero agrónomo.

El árbol promedio mide entre 1.20 y 1.40 metros, pero los hay desde 40 centímetros para adornar una mesa navideña, hasta 2 metros y medio, que por lo general se usan en comercios o shoppings. Al momento de hablar con Domingo, Vivero Musacco venía de vender un árbol de 4 metros para el LATU.

En cuanto a los precios, van de los $ 450 a los US$ 1.000. “Hay de toda la gama. Un árbol ‘normal’ ronda los $ 1.800, $ 2.500, $ 3.500”, detalla Musacco.

El vivero vende tanto al por mayor como al por menor.

En sus instalaciones también se dictan talleres; hoy hay uno titulado Curso Floral Navideño (de 10 a 16 horas).

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Lo que ofrece el Vivero Musacco.

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Taller de coronas.

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