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"El de dibujante es un oficio ninguneado"

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El dibujante Matías Bergara brilla en el mundo del cómic internacional.

Cuando sus dibujos se conocieron a través de Internetse convirtió en un ilustrador profesional. Hoy es uno de los autores más requeridos por los grandes sellos de cómics.

Hay días en que las ideas caen como un rayo en la hoja A3. Al cabo de cuatro horas de intenso trabajo queda completa una página de historieta, viñeta por viñeta. Pero también hay días en los que lleva dos jornadas enteras. Todo es incierto y a la vez fluido en la vida de un dibujante de cómics, una profesión hasta hace no mucho impensada para un joven que se propusiera vivir de lo que más le gusta hacer. Pero Matías Bergara (32) consiguió lo que muchos sueñan y hoy es uno de los dibujantes más requeridos desde el exterior. Por su mesa de dibujo pasaron páginas para Marvel (la editorial de Iron Man, Spiderman y Capitán América), DC (Batman y Superman), Image, Dark Horse (Sin City y Hellboy, 300) y Boom, un sello que reproduce en formato cómic los contenidos de la cadena Fox.

A diferencia de muchos de sus colegas, Matías hizo un camino sinuoso antes de llegar al arte de los pinceles. Todavía no había terminado el bachillerato cuando su padre lo "obligó" a tomar cursos extracurriculares para motivarlo. Con 17 años "no tenía interés en hacer absolutamente nada". Terminó en el taller de Tunda y Ombú —dos dibujantes que hicieron historia en la disciplina— y allí se enamoró al instante del dibujo. Durante dos años, mientras culminaba los estudios secundarios, estuvo en ese ámbito que sin saberlo le abriría su verdadero camino. Lo abandonó cuando ingresó a facultad para cursar la Licenciatura en Letras.

"Hice la carrera porque era lo que más me gustaba. Me había ido bien en el liceo en literatura y me puse a buscar cosas que tuvieran que ver con eso, y era el IPA de Literatura o Letras en Humanidades, y estudié Letras porque pensé que tal vez iba a ser periodista o profesor. Pero realmente esas posibilidades no estaban demasiado claras, y ya mucho antes de finalizar la carrera terminé con un par de amigos haciendo videojuegos", cuenta.

Durante esos primeros años Matías trabajó como director de arte de la empresa de videojuegos. Pero casi en secreto dibujaba, primero algunas ilustraciones, luego algunas viñetas. El talento que se había despertado en su adolescencia empezaba a abrirse paso solo.

Un talento que había dormido mucho tiempo, tal vez desde las lecturas de Asterix o Tintín en su infancia, la montaña de historietas que leyó, mezcladas con enciclopedias viejas llenas de ilustraciones. Lecturas que había compartido con su hermano tres años menor, que a la larga terminó convertido a su vez en artista gráfico y ahora vive en Los Ángeles, donde trabaja para los estudios de animación de Cartoon Network. Caminos parecidos, pero distintos.

Matías data el comienzo de su carrera como profesional en 2008. Ese año publicó el primer libro que llevaba su nombre en la tapa junto al del escritor Rodolfo Santullo, a quien había conocido un año atrás en una muestra de historietas. Santullo, que además de ser autor de novelas policiales escribe guiones, le propuso un trabajo que de inmediato capturó su interés: los últimos días del Graf Spee frente a las costas uruguayas en los albores de la Segunda Guerra Mundial. Llevaron el proyecto a los Fondos Concursables y ganaron. Los últimos días del Graf Spee se convirtieron en libro y ese fue el principio. Le siguieron dos novelas gráficas más en coautoría con Santullo: Acto de guerra y Dengue. Esta última se publicaría luego en Francia y sería traducida al francés y al inglés.

Eso le dio impulso para abandonar la empresa que por siete años había sido su principal fuente de ingresos. "El 2012 es mi primer año como dibujante full time de verdad, no parte de un proyecto colectivo ni nada, solamente yo dibujando, que me di cuenta de que era lo que quería hacer", dice Matías.

Durante dos años eso no le retribuyó grandes ingresos. Solo cuando comenzó a trabajar para el exterior logró consolidar una entrada de dinero que le permitió vivir de su arte con cierta holgura.

De algún modo Matías es un producto de la era de las redes sociales. Gracias a los trabajos que comenzó a subir a su página de Facebook sus dibujos llegaron al mundo. Los primeros en contactarlo fueron los editores del sello DC y casi de inmediato los de Boom, que le hicieron la mejor propuesta: un contrato de un año, algo totalmente infrecuente en el medio ya que los dibujantes suelen trabajar en proyectos de no más de seis meses de duración.

De este modo el guionista de la serie Sons of Anarchy, Kurt Sutter, conoció el trabajo de Matías y se interesó en él. Lo invitó a participar en la historia de motoqueros bajo el formato de cómic. Las ofertas comenzaron a llover sobre su mesa de trabajo: DC le ofreció dibujar a Batman en un par de series originales de la franquicia. Pero Matías ya no tenía tiempo disponible.

Desde entonces el flujo de trabajo no se ha detenido. En estos últimos tres años ha ido "saltando" de sello en sello, al ritmo de los proyectos que le ofrecían. Así hasta llegar a su producción más reciente para Image Comics. Se trata de Cannibal, un relato que mezcla el gótico sureño, con el terror, el policial y trazas de ciencia ficción que narra una extraña epidemia en un pequeño pueblo del Sur de Estados Unidos. Una historia que los críticos especializados consideraron innovadora, pues rehuía del previsible tópico de los zombis.

Fueron los guionistas Brian Bucellato y Jennifer Young quienes se pusieron en contacto con Matías para incorporarlo al equipo como dibujante. "Por mail me mandaron el resumen de la historia, un delineamiento muy básico de los personajes y la idea que tenían de presentarlo ante la editorial Image y a mí me interesó", recuerda.

La historieta se ha desarrollado hasta el octavo número en una publicación en formato comic book (la tradicional revista de historietas) que promete llegar hasta la decena de números.

Pero antes de terminar con esta serie Matías ya tiene comprometida una nueva línea de trabajo. Esta vez se trata de una iniciativa mucho más ambiciosa, llevada a cabo por un grupo de creativos finlandeses. El proyecto gira en torno a la publicación de una saga vinculada a los mitos originarios del pueblo finlandés, contenidos en un libro sagrado, el poema épico conocido como Kalevala. Se trata de una compilación de narraciones orales hechas por rapsodas durante la Edad Media, y a la manera de los cantares de gesta, el Kalevala se convirtió en una de las epopeyas más sugestivas e influyentes de Europa. Se la considera influencia directa de la obra de J.R. Tolkien El Silmarillion, que agrupa y ordena toda la gesta de la Tierra Media donde transcurren sus sagas conocidas como El Señor de los Anillos. El proyecto de los finlandeses prevé un formato de cómic, así como un videojuego y una película, para la que están buscando financiación internacional.

Matías es hoy un dibujante de proyección internacional. No lo había planeado, pero salió de ese modo. Para sus vecinos del apartamento del Centro donde vive y trabaja es un muchacho más, que nadie sabe muy bien a qué se dedica.

—¿Creés que hay una visión frívola en Uruguay sobre la profesión de dibujante?

—Sí, he tenido discusiones acaloradas respecto a eso porque yo tengo un punto de vista radical y es que no solamente el dibujo, el trabajo del dibujante, del ilustrador o como quieras llamarlo, es un oficio ninguneado. De verdad, acá en Uruguay es especialmente fuerte, está muy mal visto. Nosotros, la generación que tenemos de cuarenta años para abajo recibimos un Uruguay donde ser dibujante llevaba décadas siendo una tarea menor en cualquiera de los lugares donde se practicaba el dibujo, es decir, en un diario, en una agencia de publicidad, en un estudio de diseño gráfico. Donde a vos se te ocurra que hubiera un dibujante, estaba por debajo del tipo que limpia, siempre era el peor pago, el peor tratado, el más ninguneado. Y eso venía siendo así, tengo entendido, desde los años 60, más de cincuenta años de historia de esto.

SUS COSAS.

Cocinar.

"Es una actividad bastante relajante, porque te obliga a concentrarte", dice Matías, que confiesa su afición a la cocina. Aunque es una tarea que comparte con su compañera, Mariana, siempre se asegura de "tener a mano" los ingredientes que vaya a precisar para una de sus sesiones de chef de entrecasa.

Mens sana...

El deporte es otra de las aficiones de Matías. Su ocupación lo lleva a estar en condición sedentaria durante muchas horas, por ello se asegura de tener dos o tres sesiones a la semana en el club. Un poco de cinta para correr, algo de aparatos para la musculación, ejercicios de estiramiento, un "acondicionamiento general".

Videojuegos.

La pasión de Matías por los videojuegos no ha disminuido con el paso de los años. De tanto en tanto encuentra viejas colecciones de videojuegos de los que fue fanático en su momento y los vuelve a comprar. Colecciones que permanecen por un tiempo y luego las olvida o las regala hasta descubrir el próximo "tesoro".

El eterno femenino de una imaginativa pintora
El dibujante Matías Bergara brilla en el mundo del cómic internacional.

MATÍAS BERGARARENZO ROSSELLO

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