Nombres del Domingo
A punto de cumplir 55 años, el exitoso actor argentino incursiona ahora en la realización.
Diego Peretti cree que la actuación es algo comparable con la vida gitana, sin seguridades. Una característica que, lejos de atemorizarlo, lo atrapa. Es que, dice, si supiera por qué lo llaman, tendría miedo a aprovecharse de eso y crear un método que le dé trabajo para siempre. Y no tendría sentido.
Sus virtudes se repiten entre los críticos: solidez, un actor que se interpreta a sí mismo, plantarse como un hombre común al que le sucede algo extraordinario, son algunas de las características que mencionan cuando hablan de su sello personal.
Sea cual sea la explicación de su triunfo, lo cierto es que Peretti construyó en los últimos 25 años una carrera cada vez más exitosa. Solo por nombrar lo último, en 2017 protagonizó la única película argentina que fue éxito de taquilla: la comedia familiar Mamá se fue de viaje, que logró 1.675.000 espectadores. Incluso, el diario argentino La Nación tituló una nota "Diego Peretti ganó donde Darín, Suar y Francella no pudieron", refiriéndose a que ellos, las tres figuras más convocantes del mercado vecino, participaron en filmes que no funcionaron como se esperaba.
Para este año, Peretti tiene varios proyectos en marcha. Por estos días filma Iniciales S.G., una comedia negra codirigida por la libanesa Rania Attieh y el norteamericano Daniel García, y coprotagonizada por la estadounidense Julianne Nicholson. Además, incursionará en el rol de realizador y codirigirá, junto a Javier Beltramino, la adaptación de la novela La uruguaya de Pedro Mairal.
La decisión.
Hijo de Aldo, profesor de Física, Química y Matemática, y de Margarita, exiliada de la Guerra Civil Española que vendía ropa, fue ella, fanática del cine, quien le hizo conocer los actores de la época de oro de Hollywood como Marilyn Monroe, Charlton Heston y Richard Burton. Más adelante, cuando pudo empezar a elegir qué ver lo cautivaron El Padrino, El Francotirador, Atrapados sin salida y otros clásicos. Y ya no paró.
Antes, a los siete u ocho años, llegó en su casa la primera incursión en la actuación. De vacaciones, un pariente lo desafió a hacer alguna "morisqueta". Pensó en imitar a alguien pero sin decir quién y ver si adivinaban. "Decidí imitar a Jerry Lewis. Entonces hice una cosa así, con la mano cruzada (hace el gesto) que era muy típico de él. Y una tía dijo: ¡Parecido a Jerry Lewis!. Eso fue, no sé si como una victoria, porque yo no pensaba ser actor ni mucho menos, pero sentí que algo había ocurrido", dijo a La Nación. Lo de ser actor vino mucho más tarde.
Primero tendría que cursar secundaria en el Nacional Buenos Aires, liceo por el que se decidió ya que iba su hermano, en una época difícil, entre 1975 y 1980. Allí había "efervescencia", distribuían una revista clandestina en dictadura y comenzó a recibir noticias de que existían desaparecidos. Tenía capacidad pero no era un alumno excelente. Peretti se iba a examen como, entendió después, una forma de "castigar" a su padre y que le enseñara en diciembre lo que no lo ayudaba el resto del año.
A la hora de estudiar optó por Medicina. A su padre le gustaba que él tuviera un título y a Peretti le gustaba el estatus que otorgaba. La carrera fluyó hasta tercer o cuarto año, cuando cursando obstetricia ninguna especialidad lo atraía. Tampoco el ámbito hospitalario. Eso por sí solo no lo hubiera desacomodado, pero sumado a que lo dejó la chica con quien salía hace dos años, terminó en una depresión. "Me acuerdo de estar sentado, sin saber qué hacer de mi vida, en la esquina donde vivía la culpable de ese traspié", recordó al diario Clarín.
En ese momento se dio cuenta de que mirar películas estadounidenses, pero en especial argentinas, le hacía muy bien. A la vez, le sugirieron que estudiara teatro y que lo hiciera con Raúl Serrano. Sus padres lo aceptaron: mientras que no abandonara Medicina no habría problema. Y terminó la carrera, aunque la decisión de elegir psiquiatría como especialidad no les encantó. Serrano lo llevó a debutar en el Teatro La Campana y le dijo: "Vos servís porque sos un feo con gracia, es lindo verte en el escenario". Quizás ese sea el secreto.
El triunfo.
Los padres de Peretti llegaron a verlo en obras de teatro independiente, pero no compartieron con él su popularidad. Fue en 1995 cuando desembarcó con fuerza en la televisión de la mano de Poliladron, que también representó ese año en la temporada en Mar del Plata. Después de eso pidió una licencia sin goce de sueldo como psiquiatra. En el medio Adrián Suar le dijo que se dedicara a la actuación. Ya había tenido la misma opinión de Serrano y después vendría la de Alberto Ure, entonces gerente de programación de Canal 13 de Argentina. No volvió más.
Poco después vinieron RRDT, Gasoleros, Campeones de la vida, Culpables y en 2002 Los simuladores, uno de los mayores éxitos de la televisión argentina de todos los tiempos, que también se emitió más de una vez en Uruguay. A ese fenómeno siguió una carrera repleta de protagónicos, elogios y premios. Solo por nombrar algunos, en cine No sos vos, soy yo (2004), La señal (2007) y La reconstrucción (2013); en televisión Sos mi vida (2006), Mujeres asesinas (2006) y En Terapia (2012-2014); y en teatro Muerte de un viajante (2007-2009), Un tranvía llamado deseo (2011) y Los vecinos de arriba (2017).
A los ya mencionados proyectos para este año se agrega la película La muerte de un comediante, un filme que nace de una inquietud muy personal, según contó a La Nación. "A los 50 años uno ya no tiene el peso del mandato que siente hasta la juventud adulta, y tampoco se le presenta la muerte como algo tan contundente hacia adelante, que es cuando uno empieza a crear su propia órbita. Entonces te das cuenta que la pregunta que te hiciste durante mucho tiempo, desde chico, aún no te la has contestado, y si seguís así no te la vas a contestar nunca".
Una hija que quiere seguir sus pasos.
Padre de Mora, de 14 años, está separado de la madre de su hija y nuevamente en pareja. Por ahora su hija estudia actuación con Nora Moseico y piensa seguir su mismo camino. "La voy midiendo para ver si realmente quiere ser actriz. Desde chiquita me veía actuar y era como un juego, algo muy seductor para un chico. Tengo miedo de que quiera ser actriz por una suerte de empaparse del juego y que la vida sea un juego".