Noticias de Revista Domingo
Cabeza de Turco Ganó el básquetbol como lo juegan ellos. Ganó la NBA. Ganaron los autos gringos, son imponentes. Sí, vendrán los alemanes, pero un auto yanqui es eso: una roca. Ganó Disney porque todos los seres humanos quieren ir allí antes que a la Meca. WASHINGTON ABDALA Ganó Miami, donde todo progre que hizo tres pesos va a pasear y a comprar imbecilidades. Ganó Time Square porque es la Roma moderna. Es verdad, Shangai es imponente, más grande y más todo…¿Y a quién le importa un pepino? Al rato no se entiende nada y uno sueña con una hamburguesa. ¡Por eso! Ganó Mc. Donalds y Burger King que siguen siendo lugares donde comen pobres y ricos. Ganó la realidad de la tierra libre: inclusive hay latinoamericanos que despotrican contra los gringos pero viven allí ganando en dólares. ¡Andá a hacer lo mismo en China, Corea del Norte, Cuba, Venezuela, Nicaragua y algunos otros ejemplos de penitencia existencial! Ganó Rawls, ganó Nozick, ganaron Obama y Trump (si, Donald Trump es la demostración rústica que lo "norteamericano" reclamaba algo reidentitario aunque duela su relato en montones de asuntos). Ganaron las Kardashian que son más útiles en términos de movimiento capitalista (recursos, marcas, empleos, reinversión de recursos, más generación de empleos y así…) que muchas monarquías ridículas que subsisten en Europa. Ganó Netflix que le come el coco a las clases medias del mundo. Ganó la vaca (como decía J. B.) y con eso digo que el engorde sigue siendo un buen negocio en Estados Unidos y acá en el Sur de América mientras todo se cae. La carne que comen ellos, la buena, es como la nuestra. (La nuestra es mejor, es natural al mil por mil). Ganó el dólar, el que puede ahorra en dólares, paga casas en dólares y todo lo mide en dólares. (¿Por qué no usas la monedita de Maduro si es tan fenómeno el chico?) Ganó la Coca Cola, perdón, no ganó, aplastó y junto a Pepsi se deben reír de cómo tomamos esos jarabes que ni tenemos idea qué son (se ve que no matan porque hay décadas de humanos bebiendo y acá estamos). Ganó Zuckerberg que es gringo y judío, casi dos maldiciones juntas para mucho miserable que anda por allí discriminando. Lo lamento adorados, pasen por caja y vean el algoritmo de la jornada. Ganó la marihuana que se fuma en todo el mundo pero los gringos la masificaron (yo no fumo). Hasta Pepe le siguió la onda y se comió la pastilla. ¡Gracias Rockefeller! Ganaron los jeans que son el pantalón proletario-cheto de todos. Ganaron las zapatillas de correr, de caminar, de las marcas que se te de la gana, pero las gringas hechas en China se comen los niños crudos. Ganó la CNN y Fox que se pelean por audiencias ubicadas en espectros antagónicos. (CNN en español es un combo aparte, habría que dedicarle un artículo entero para desencriptar a varios de allí adentro.) Ganó Apple, es verdad que Samsung la corre, pero todavía no. Ganó TED que hizo de la información y el conocimiento algo para todos, no para los que tienen poder y se creen estupendos. ¡Sorry! Ganaron los afrodescendientes cuando nació Martin Luther King y Rosa Parks aguantó la toma. Ganaron los que defendían sus derechos sexuales con San Francisco y su barrio Castro. Ganó Seinfeld que nos predicó ser mejor gente. Ganó Friends donde la amistad es franca, fresca y sincera (como debe ser). Ganó la autocrítica gringa que con ellos mismos es despiadada. Ganó David Letterman y ahora ganó Jimmy Fallon. Cada uno genio en sus estilos. Ganaron los italianos, los irlandeses y los de donde sea que encontraron un destino que no tenían en sus tierras. Ganó la libertad, ganó el mercado, ganó la gente y ganó lo obvio. Ganaron por paliza, casi sin modelo político original, errando y acertando, pero ganaron como martillazo cultural. ¿Hay algo mejor que esto? Si lo encuentran me avisan.
Cabeza de Turco Todos conocemos gente horrible, insoportable, agotadora, llenadora, que nos asfixia con sus comentarios y su presencia. ¡Y los bancamos! WASHINGTON ABDALA Los peores, para mí, son los que no te oyen, solo hablan ellos, se auditan a sí mismos y creen que uno es una oreja piojosa que debe prestarles atención a su majestuosa lección existencial. Sus relatos, además, son en clave narcisista, no se les pasa por la cabeza que el resto de los humanos tendríamos un mínimo deseo de ser oídos. Marx no previó que existirían estos seres en todas las clases sociales. Insoportables. El egoísta es otro espécimen, distinto al narcisista. El egoísta simplemente no repara en nada que no sea de su interés. Su vida gira en torno a sus problemas. El "otro" es solo alguien a quien hurgar para sacarle provecho. Creo que la mitad de la población es bastante egoísta. Hobbes puro. El que puede te garronea. Los bondadosos son muchos más de lo que la gente cree. Está lleno de gente buena que busca hacer el bien, arrimar justicia como pueden y dar algo de felicidad a los demás con sus existencias. Los que más me gusta de estos tipos es que lo hacen con reserva. De veras no tienen que ser teletoneados para ayudar, lo hacen y ya. No sabrían vivir de otra forma. Hermosa gente. Los admiro. Los muy politizados son gente dogmática (lo sé, lo fui, lo sé). Es gente que cree que el mundo pasa y termina en sus visiones y juegan a que todo coincida con sus Legos mentales. Los muy religiosos (lo lamento) se parecen mucho a los muy políticos porque terminan encerrados en lógicas filosóficas que les resuelven los cuestionamientos jorobados de la vida. Los agnósticos se creen los más inteligentes. Ni a favor, ni en contra, están de vivos. Así gana cualquiera. Es una posición que les facilita la vida. No jodan. Los ateos son otros fundamentalistas —por la negativa—, terminan siendo tan complicados como los que tienen fe para todo. El ateo además es necio y duro, cree que tiene que ridiculizar al dios de los otros y así se transforma en un bufón de sí mismo. En el fondo no capta que el dios de los humanos salió de acá, o sea se termina riendo de la propia existencia (no se da cuenta, perdonemos muchachos.) Los atrevidos y meteretes son gente que no sabe dónde está el límite de la vida del otro. En América del Sur abundan estas gentes (vecinas chusmas, amigotes que preguntan cuánto pagaste por tus zapatos y esas cosillas inmisericordes). Los sucios, simplemente, es gente que no merece ser aceptada por los demás, hay que bañarlos. No se trata del indigente, a ese hay que ayudarlo, digo el que no usa desodorante por chancho, el que nos regala su aroma de vestuario de básquetbol masculino sin importarle nada, ese es un enemigo que debe conocer la ducha (la baranda no es un derecho). Los que usan barba son dejados, o se creen eróticos, o se quejan de algo que ni ellos saben. ¿Cómo lo explico? La barba esconde la cara, o sea, tapa, miente, no es sincera. Solo la barba de los viejos vale. Los calvos son gente sin erotismo. Punto, nunca se vio un actor de teleteatros pelado besando a nadie, es más, siempre tienen papeles de tíos o asesinos dementes. Es jodido ser pelado, no vayan a creer, me dan pena en serio los tipos. Los muy cuidadosos con su estética son gente que se cree linda, o que con cierta ropa ayudarán a serlo (hablo de los hombres, no sé lo de las mujeres y mejor no opinar porque saltan a montones). No sé, hay algo de viejo conservador (que no lo soy) que me salta cuando alguien es muy prolijito con su estética. Me jode el perfeccionismo masculino, los metrosexuales, qué se yo, paso. Tengo reflejos del hombre de Marlboro. Si, ya sé, soy del año de María Castaña. No se abusen de mí. Por último a los que odio: a los boludos, a los impuntuales, a los irresponsables y a los que se toman la vida para la chacota. Esos, sencillo, sigo de largo. Es una sola vida y hay que disfrutarla pero saber que vale oro. Si no la respetan, allá ellos. Yo sí la respeto, es lo más importante que tenemos entre las manos. ¿O no?