Quien inspiró la imagen de Madonna todavía es un ícono a los 70 años. Diosa punk y de la new age, supo tener éxito en tres décadas distintas.

LEONEL GARCÍA

De los músicos que participarán en el homenaje a David Bowie en Nueva York el 31 de marzo y el 1° de abril, el de Debbie Harry (70) quizá sea el nombre más cercano al Duque Blanco. No se habla de éxito ni de influencia en la música. Ni Michael Stipe, excantante de REM, ni los Pixies, aún con todos sus méritos, tienen con Bowie las cercanías que goza esta rubia debilidad del rock: ambos fueron estrellas en los gozados, locos, salvajes, sexuales, andróginos y excesivos años ’70, supieron reconvertirse y pasar las modas con mucha dignidad. Y quien sabe si no coincidieron en algo más, al menos en 1977, durante la gira The Idiot Tour encabezado por Iggy Pop y que tuvo involucrado a ambos.

Deborah Ann Harry, nacida con el nombre de Angela Tremble en Miami el 1° de julio de 1945, sigue siendo un símbolo de la moda a los 70 años. Sigue siendo una mujer muy bella, icónica. Tanto, como para ser aún hoy uno de los rostros asociados a los lentes Ray-Ban y a la perfumería Paco Rabanne. Ella, que supo ser musa de Andy Warhol. Y siempre con la misma cabellera rubia que le valió su apodo y el bautismo para su mítica banda: Blondie.

Abandonada por sus padres biológicos, a quienes nunca conoció, fue adoptada por la familia Harry, los dueños de una regalería de Nueva Jersey, cuando apenas tenía tres meses de vida. Estudió arte y fotografía y trabajó como secretaria en la oficina de la BBC de Nueva York. Quería ser cantante y como tal comenzó aportando su voz soporte a The Wind and the Willows, un grupo de folk-rock que alcanzó a grabar un disco en 1968. Mientras tanto, la belleza que la acompañó desde niña se convirtió en su mayor estrategia laboral: fue camarera, bailarina go-go y conejita de Playboy.

En The Stilettoes, una banda donde comenzaba a tomar forma el sonido punk que dominaría la segunda mitad de los años 70, conocería a quien fue el gran amor de su vida, el guitarrista Chris Stein. Ambos no demorarían en formar rancho aparte, creando un grupo llamado Angel & The Snake en 1974. Pronto habría un rebautizo. Según la historia oficial, un camionero vio a Debbie por la calle y le gritó un previsible: "Hey, rubiecita, ¿no te querés venir conmigo". Blondie (rubiecita) fue el nuevo apelativo de este quinteto que comenzó abrevando en las aguas del punk, luego definió la llamada new wave (nueva ola) y vendió unos 50 millones de discos en todo el mundo, gracias a éxitos como Call me, One way or another, The tide is high y —sobre todo— Heart of glass.

Blondie comenzó en el mítico club CBGB de Nueva York. Más allá del aura de ese lugar, no dejaba de ser un antro pestilente y decadente donde alguien como Debbie —rubia magnética y producida, como si estuviera recién salida de la peluquería para ir a bailar a Studio 54— brillaba. Eso fue una de las características que la hizo distinguirse. En 2002, la cadena televisiva VH1 la ubicó en el puesto 18 en su listado de "Los 100 artistas más sexies". Esa misma señal ya la había situado en el lugar número 12 de otro ranking: "Las 100 mujeres más grandes del rock and roll".

Para calibrar su importancia, Madonna, conocida públicamente como alguien que ha marcado tendencia en todo el mundo, reconoció que fue Debbie la musa en la que se inspiró para crear su propia imagen. Cuando se enteró, la rubia cantante expresó: "Es lindo que Madonna diga eso, pero yo preferiría un cheque...".

Claro que Harry fue menos grande de lo que pudo haber sido. Un declive en su ventas, tensiones internas por la atención concentrada en su cantante y la aparición de una enfermedad dermatológica en Chris Stein pusieron fin a Blondie en 1982. Ella paró todo y se puso a cuidar a quien era su pareja. "No me arrepiento de eso. Sé que era el momento justo en que la moda se puso de mi lado, pero en la vida hay cosas más importantes que el éxito", dijo en 2015 durante un lanzamiento de Paco Rabanne. No es que se haya quedado quieta. En los años 80 comenzó una carrera solista con cierto éxito, aunque sin llegar a los niveles de su vieja banda. Incursionó en el cine donde fue dirigida por grandes directores como David Cronenberg (Videodrome, de 1983, donde hizo de doctora sadomasoquista y se tiñó el pelo de negro), John Waters e Isabel Coixet.

Más allá de sus aventuras fílmicas, de sus proyectos solistas o sus colaboraciones musicales (con artistas tan disímiles como Iggy Pop, Cindy Lauper o ¡Los Fabulosos Cadillacs!), todo el mundo la quería ver al frente de Blondie. La banda volvió en 1997 y logró un suceso mundial un año después con María. Fue un impacto monumental que hizo de Debbie la cantante de más edad (53) en tener un número uno en Gran Bretaña y de Blondie una de las pocas bandas en tener éxito en tres décadas distintas.

Separada de Stein (quien se recuperó de su enfermedad), sin nunca haberse casado ni haber tenido hijos, Debbie reconoció su bisexualidad en 2014. Todavía se para al frente de Blondie —banda que tocó en el recital de cierre de CBGC en 2006 junto a Patti Smith, otra heroína del rock— que sigue rodando. Aún impacta, pese a los 70 y contando...

"Mirá, al final todo va en un poco de sexo, pero hay mil formas de vender sexo. Yo aún me siento sexy cuando subo a un escenario. Igual no tanto como en el año 1980 (risas), pero hay algo erótico en salir a cantar. No lo he perdido y no creo que lo vaya a perder jamás", le dijo a El País de Madrid en setiembre de 2015.

Una noche de lluvia en el East Village neoyorquino, sin taxis, Debbie Harry hacía dedo, confiada en que su belleza le brindaría locomoción. Así fue, pero el chofer que la levantó tenía una pinta rara, la puerta del acompañante no tenía manija interna y el vidrio estaba casi hasta arriba. Como pudo, abrió la puerta sacando la mano hacia afuera y se tiró a la calle. Años después y en la tele reconoció al conductor: el asesino serial de mujeres Ted Bundy.

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