Dante Gebel, el entrevistador de los famosos argentinos que vive en EE.UU., es la cabeza de una fundación internacional

El conductor, actor, productor e influencer argentino Dante Gebel lleva recorridas 57 ciudades en el mundo con su espectáculo PresiDante, que el 30 de octubre desembarcará en Uruguay. Su conferencia ha sido vista ya por más de 700.000 personas, algo que este comunicador -que residente la mitad de su tiempo en Estados Unidos, donde es líder y fundador de la iglesia River Church- no puede explicar.

“Tenemos colegios propios y orfanatos en Uganda e India, con miles de niños, a los que educamos, vestimos y alimentamos a diario. Sostenemos obras misioneras en gran parte del mundo, construimos casas para abuelos en Cuba, enviamos remesas financieras a todo América Latina en los casos de inundaciones o infortunios climáticos; tenemos obras en México, Venezuela y Argentina; amueblamos y equipamos más de 2.500 hogares”, comenta Gebel a Domingo. Y agrega: “Desde 2020, hemos enviado US$ 47 millones al resto del mundo. Todo lo que ingresa en River Arena, sale en forma de ayuda humanitaria; y tenemos dos auditorías al año, de parte del gobierno de EE.UU. y el IRS (Servicio de Impuestos Internos)”.

PresiDante es “un viaje al corazón y el alma”, según las palabras de su creador. En este espectáculo, Gebel comparte historias que van desde la risa hasta las lágrimas, abordando temas como la vida, el barrio, la muerte, la nostalgia y relatos cotidianos que llevan a reflexiones profundas.

Esta gira récord de ventas ha llevado a Gebel a los escenarios más importantes del planeta. Se presentó en el Hard Rock de Las Vegas, en el Dolby de Hollywood (el emblemático teatro sede de los Oscar), el Disney Concert Hall de Los Ángeles e hizo tres shows en Disneyland, cerrando el famoso parque temático para colmarlo con más de 50.000 asistentes.

En Argentina estuvo tres veces en River Plate (1997, 2005 y 2013) en Vélez (1996 y 2004), en el estadio Único de la Plata (2011), Boca (2000) y en el obelisco (1998), convocando a miles de jóvenes que lo tienen como referente.

Su carrera en los medios se forjó en Mega TV (USA), TV Azteca (México), CNN y Vorterix. Y recientemente se alzó con un Martín Fierro como mejor conductor internacional por su programa La Divina Noche, proyecto para el cual se asoció a Mario Pergolini, con quien tiene varios planes a futuro.

Desde octubre de 2024, La Divina Noche presenta entrevistas estelares, esta vez con una temporada de 12 especiales que se emiten en la pantalla de eltrece. Además, el comunicador está al frente de Dante de 10, los fines de semana en Radio 10.

“Mi hogar era de clase media; nos criamos con la escasez lógica de aquellos días, en los años 70; mi padre, carpintero, mi madre, ama de casa, ambos europeos, (él alemán, ella inglesa). Fui marcado por el entorno de una Argentina en crisis, y también otro tanto, por la inherente frialdad de mis padres, que casi era una característica de la época. Me amaron profundamente, pero supongo que no podían demostrarlo de manera afectiva”, comenta Gebel.

Desde hace más de 15 años, el comunicador vive en Estados Unidos, donde ha desarrollado su vida vinculado a la fundación y su iglesia ubicada en Anaheim, California; aunque no le gusta que lo llamen “pastor”.

-¿Por qué cree que los pastores llegan a públicos masivos en algunas comunidades? ¿Cree que la Iglesia tradicional debería actualizarse?

-River Arena no es una iglesia como tal, es más bien una comunidad abierta a todas las religiones, desde donde se emiten las conferencias a todo el globo; por eso la llamamos “el hospital del alma”. Respecto a si los pastores llegan a públicos masivos, no tengo idea; estoy muy desconectado de la religión fosilizada y, a decir verdad, no estoy al tanto. En mi caso, apenas soy un comunicador; me defino como un artista, autor, actor; pero estoy muy distante de cualquier religión organizada.

-¿Qué le diría a la persona que fue engañada por un pastor? (hay varios casos, muchos mediáticos).

-Lo mismo que le diría a un feligrés que ha sido abusado por un cura; o a un ciudadano que ha sido timado por un periodista vendido al oficialismo de turno, le remarcaría que no estigmatice, que no meta a todos en una misma bolsa. No todos los pastores son ladrones, no todos los curas son pedófilos, y no todos los periodistas son corruptos. En una época en donde de a poco, hemos logrado dejar de estigmatizar a las minorías (incluyendo a las preferencias sexuales), ya no deberíamos tener la costumbre de “generalizar”, porque eso nos daña como sociedad. De hecho, a mí me han engañado varios periodistas, haciéndome entrevistas y, luego, publicando lo que ellos querían o editando mis respuestas.

Gebel depende, en buena medida, de las redes sociales para dar a conocer su mensaje. Pero no deja que le afecte lo que puedan decir sus simpatizantes o detractores. “Las redes son una gran herramienta de trabajo y las uso como tal. Y respecto a lo que ellos escriben, no le creo ni a los aplausos, ni a las críticas; porque si me creo los halagos, significa que también alguna crítica podría destruirme”, comenta.

Y agrega: “Como supo decir Umberto Eco: ‘En las redes (…) todos tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel’ pero no significa que necesariamente lo sean. Las redes sociales ofrecen impunidad e inmunidad a que todo el mundo opine lo que tiene ganas. Y hay que tomarlo de esa manera: apenas son opiniones, en su mayoría subjetivas”.

Pese a vivir en Estados Unidos, mantiene un vínculo estrecho con Argentina y los medios del vecino país. En este sentido, tiene una visión crítica sobre la TV que se basa en el rating y en los programas que hacen hincapié en los escándalos o en la vida privada de las personas públicas.

“Hay una frase que suelen usar los directores de programación, a la que me suelo oponer de manera antagónica: ‘Esto es lo que nos pide la gente’. No creo que la gente ‘pida’ lo que les dan para consumir a través de los medios; creo que más bien, es una suerte de adoctrinamiento que se emite a través de los diferentes contenidos. Por ejemplo, hablar con malas palabras en un medio de comunicación es como leer un libro con faltas de ortografía. Pero hay un axioma implícito que dice: ‘Coman estiércol, porque un millón de moscas no pueden estar equivocadas’. Que algo mida en rating, no significa que sea un producto de calidad”, comenta.

A lo largo de su carrera, Gebel ha entrevistado a personalidades como Ricardo Darín, Guillermo Francella, Adrián Suar, Moria Casán, Graciela Alfano, Diego Peretti, Mario Pergolini, “El Puma” Rodríguez y Carlos Villagrán.

También han pasado por su set Jorge Rial, Gustavo Bermúdez, Soledad Pastorutti, Martín Bossi, Fátima Flórez y María Laura Santillán, entre otros.

-¿A quién le gustaría entrevistar y a quién no?

-No hay alguien a quien no entrevistaría, no juzgo a nadie, mucho menos sin conocerlo u otorgarle el beneficio de la duda. He entrevistado a muchísima gente, y de todos, he aprendido algo.

-¿Le preocupa la grieta en Argentina?

-De la grieta, me preocupa la crispación, los improperios, el nivel de violencia verbal, los insultos sin filtro; tanto en los medios, como en los propios políticos y en las calles. Hay un nivel de violencia y antagonismo, que pocas veces se ha visto en Argentina. No se puede opinar de nada, sin que del otro lado de la vereda, alguien te tilde, te estigmatice, o te coloque en una posición de odio. Eso es algo que supera la grieta y tiene que ver con que haya desaparecido el debate sano y fundamentalmente el diálogo conciliador.

Dante Gebel, al igual que muchos famosos como Steven Spielberg o Bill Gates, tiene síndrome de Asperger. Consultado sobre qué considera que le quita y le suma tener esta condición, responde: “Me suma en el enfoque, que creo que estoy por encima de la media, me permite trabajar por horas, sin el efecto nocivo de la distracción. Y me resta, en que tuve que aprender a leer ciertas emociones, a darme cuenta de manera intencional, aquello que la mayoría da por sentado. Agradezco a Dios ser parte de ese espectro, porque supongo que esa condición, me ha permitido dedicarme a lo que hago”.

-¿Qué diría a quien no lo conoce para que vaya a su espectáculo?

-Que no se va a arrepentir; que no se trata de un evento religioso, ni mucho menos. Es un show multimedia para todos, agnósticos, ateos, católicos, protestantes y de cualquier otro credo. Es un viaje por la vida, con muchísimo humor y varias lágrimas, un recorrido por la nostalgia, el presente y el futuro.