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Cazzu es la jefa del trap sureño

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Cazzu

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La fama vino con "Loca", pero la cantante trabajaba desde antes para hacerse escuchar. Hoy, la siguen millones y lanzó su segundo disco.

En el 2020 Cazzu llegará al Luna Park. Así lo anunció en setiembre, y así lo replicaron los medios argentinos. Para unos cuantos artistas del lugar ese dato está en su currículum hace mucho, pero para Julieta Emilia Cazzuchelli llegar al mítico estadio porteño es un sueño. Y no solo eso, porque Cazzu, la trapera más importante de argentina es la primera artista urbana mujer que lo logra. Mérito propio, trabajo duro y canciones que entraron como bala en el mundo de la música urbana dondeel trap es, hoy, un reino muy importante en América Latina.

Khea - "Loca" (ft. Duki & Cazzu)
"Loca" Khea, Cazzu y Duki

De ese reino el himno indiscutido es Loca, tema que funcionó como escalera al éxito para Khea, Duki y, claro, Cazzu. A la canción, que empezó con gran llegada rioplatense, la escuchó Bad Bunny —referente latino del género—, se sumó para un remix y el resto de la historia se refleja en los números (ver recuadro) y en el desempeño de las carreras individuales de sus cantantes. Con Loca, con el peso de su voz y de su esencia en el escenario y con la llegada a miles de fanáticos Cazzu se convirtió en “La Jefa”. Y es, realmente, la ama del trap argentino, pero con una estrategia personal que la tiene siempre probando y sin enloquecerse. Antes de Loca, Cazzu ya era cantante, o venía en esa lucha. Trabajaba por cantar, por vivir de la música y por el éxito que haría todo eso factible. Ya es factible.

La canción que fue el cambio, pero no todo

Muchos se impresionaron al descubrir que detrás de Loca, el primer hit de trap argentino en traspasar fronteras, había un productor de 20 años. Omar Varela -ya anda en sus 22- es el responsable de Mueva Records y fue el productor de la canción de Khea, Duki y Cazzu que al momento de escribir esta nota tenía 428 millones de reproducciones en Youtube solo en la versión original, más 284 millones del remix de Bad Bunny.

Sin embargo Cazzu, y aunque agradecida con el empujón, quiere marcarse más allá de una productora. Por eso, dice, rechazó una primera portada en Billboard en la que había otros traperos. “Yo nunca fui una creación de Mueva. Yo no soy una creación de nadie más que mía. Y tampoco éramos los Backstreets Boys. (...) Todos teníamos objetivos diferentes, no teníamos la misma manera de trabajar, ni los mismos valores. Yo era un invento mío, y no quería quedar como alguien que me habían descubierto e inventando”.

En Instagram supera los cinco millones de seguidores. Ya ha cantado en la Meca del reguetón (Puerto Rico) y ha sido elogiada tanto por la prensa de ese país como por la anglosajona. En junio, medios argentinos se hicieron eco de una reseña a la canción Visto a las 00:00 —corte de difusión de su segundo álbum, Error 93— que publicó la edición internacional de Rolling Stone. “El enfoque más turbio de R & B de Cazzu proyecta una nube oscura sobre su soprano, que por lo demás es radiante, y, por supuesto, envuelve sus versos conmovedores con una dosis de bravitud gótica”, escribieron. Y aun así, ser su propia jefa la hace tener más cautela que de costumbre, y para llegar al Luna Park primero tanteó el terreno agotando tres funciones en el Teatro Ópera Orbis en menos de 12 horas.

La vida antes de la fama

Cazzu es jujeña, nació en la ciudad de Fraile Pintado y creció en una familia pequeña y feliz: padre, madre, hermana. Del padre, un guitarrista aficionado al folclore, vino la experiencia musical, en enseñanzas que le valieron a Cazzu y a su hermana Florencia parte de la motivación a vivir de y por la música. La segunda optó por ser DJ, y Cazzu siempre quiso cantar, pero no sabía bien qué.

Al principio fue folclore en tarimas jujeñas, animada por su padre y Florencia, concursos de canto o fiestas del colegio, incentivada por sus profesores. El reguetón y el consecuente trap vinieron después de unos cuantos proyectos fallidos en la cumbia, el rock, el reggae y el nü metal. Todos terminaron por ser, más que proyectos, anécdotas de su adolescencia, que también estuvo sonorizada por su fanatismo hacia bandas como Good Charlotte, Linkin Park, y por Avril Lavigne, posters de la cantante aparecen en algún videoclip.

Cazzu
La jefa del trap

De su madre, la jefa de una familia hacia la que más de una vez ha declarado su orgullo, heredó el empoderamiento y la maña para emprender. “Siempre le digo a mi mamá que todo lo que soy es una construcción mejorada de ella”, contó a la revista Billboard en un especial para la tapa de setiembre y comentó que su madre continuamente estaba arriesgando y abriendo los comercios que faltaban en el pueblo. “Yo no sé si ella dimensiona lo que eso significó para mí, esa habilidad de llevar delante de cero un proyecto que nace en la cabeza y ponerlo en práctica”. Y su madre también la preparó para la independencia que toda chica del interior necesita si debe emigrar a la capital, con una dureza de la que después se arrepintió pero que para sus hijas lo fue todo.

Ser su propia jefa.

“Mientras pasa el tiempo le encuentro mucho más sentido a mi carrera y mi sueño”. Esa frase está extraída de una entrevista en Puerto Rico, la cuna del género reguetón a la que la jujeña llegó y fue bien recibida. Los 26 años, el alcance y el encuentro con otros músicos le han dado a Cazzu mucho más que aquel juego de niña en la tarima. Julia Emilia Cazzuchelli —hay escenarios en los que dice su nombre entero, como remarcando su identidad por detrás de la marca artística— se toma las cosas en serio, pero no deja que el torbellino la consuma.

Cazzu
"Killa", uno de los corte difusión de Maldades,
primer disco de Cazzu

“No hago más de tres shows por noche, no quiero morirme en una ruta. ¡Quiero estar viva! Quiero estar bien, piola, levantarme e ir al estudio. ¿Quedarme sin voz por hacer cuatro bailes? No. Yo no quiero la guita. Yo la guita la necesito, no la quiero, y eso es bien diferente. Y para seguir haciendo plata, tengo que seguir viva y cuidar mi voz. Y parte de ser mi propia jefa es saber que te tenés que cuidar”, contó a Billboard.

“La mayoría de las canciones del género van dirigidas a una mujer que realmente hace lo que quiere, que nadie la obliga a hacer algo que la incomode o haga daño”, expresó a Mondosonoro. Y sus canciones, de hecho, son muchas sobre ser auténtica, no pensar en lo que digan los demás y errar para después crecer. Pero esa reflexión iba hacia el lado de las críticas del feminismo al reguetón, sobre las que cree que el concepto de misoginia con el que se califica muchas veces al género tiene más que ver con entender mal el concepto de libertad. “Estábamos prohibiendo que sea lo que quiere ser. Ahora es una evolución con libertad de decisiones, con nuestro cuerpo decidimos, ahí es cuando se entiende mejor al reguetón. A menos que vaya en contra de los deseos de ella, que si te fijas es algo que no ocurre”.

El trap argentino en la pantalla

Entre las cosas que le suceden a Cazzu y la hacen sentir orgullosa, está Broder, una serie documental sobre el hipo hop a emitirse por Tv Pública de Argentina. Allí, aparece el trap, un género urbano que nació en el Estados Unidos de los 90 y que ahora retoma una nueva generación latina para hacerlo suyo. Uno de los puntos del mundo con más fuerza en el trap es Argentina, y dentro, una de las protagonistas es Julieta Emilia Cazzuchelli.

Cazzu define su trabajo como “emo trap”, por la tribu urbana y porque sus canciones, dijo en Trap House Latino, buscan emocionar. Y en eso de ser la jefa también decidió que no lanza temas que no haya escrito. “En la palabra quiero ser yo”, afirma. Aunque eso le cueste un hit, tampoco le interesa: “Si yo a Visto a las 00:00 le hubiese hecho un video todo saturado y contrastado en un estudio capaz que era un hit. Pero decidí ponerme a correr como loca en un bosque”. Teme que la gente la conozca por algo que no la representa, y aunque en números suene a autoboicot, le sirve para conservar su esencia, y funciona.

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