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¿Los brasileños también pueden tocar candombe uruguayo?

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Tamborileros de Candombe Porto Alegre practican en  la ciudad gaúcha. Foto: Pepe Martín

CULTURA

Un grupo de brasileños está aprendiendo, produciendo y difundiendo el ritmo en Porto Alegre. Esta es su historia.

¿Qué hace una cuerda de tambores sonando en las calles de Porto Alegre, Brasil? “El candombees algo que es nuestro también. Hace unos 80 años todavía había práctica de candombe en Río Grande del Sur -en Porto Alegre, en Pelotas y en otros lugares-, que no era exactamente igual al uruguayo, pero se perdió. No hay ni partituras ni registro sonoro. Pero estamos muy conectados todavía. El ritmo de Río Grande del Sur sigue siendo la milonga, que tiene toda su conexión con el candombe y con el tango”, dice Pepe Martini de Candombe Porto Alegre a Revista Domingo.

En portugués suena así: “Candombeiros”, con la “i” antes de la “r” y con una cadencia en el tono que parece casi canción solo de pronunciarlo. En el video -uno que aparece en la cuenta de Instagram Candombe Porto Alegre- ellos y ellas, que nacieron en Brasil o que viven allí desde hace años, caminan con un tamboril colgando desde un hombro: se mueven despacio, tranquilos, coordinados, derecha e izquierda, derecha e izquierda. Un paso y otro paso a la vez que sostienen el peso sin que se note el esfuerzo. Los pies que casi se arrastran al compás del resonar de mano y palo en el tamboril.

“Ontem foi dia de exercitar o passo dxs candombeirxs (...) Uma boa forma de exercitar é caminhar marcando apenas a clave”, se lee en el texto debajo del video que fue publicado en julio. Traducido, significa que ese día lo dedicaron enteramente a practicar el paso que hace la cuerda de tambores en un desfile de Llamadas.

“En una Llamada la cuerda tiene que caminar y sonar como si fuera un solo cuerpo. Esa es una de las grandes bellezas del candombe: la integración y el esfuerzo colectivo”. Estas últimas frases también están en portugués, porque las explicaciones están destinadas a los brasileños, a que conozcan el ritmo rioplatense y que, incluso, puedan reconocer en este sus propias raíces como sureños en un país que es entrenado para el samba o el forró.

Candombe Porto Alegre es un grupo que nació hace alrededor de dos años, poco antes de la pandemia, pero que empezó a trabajar intensamente hace unos seis meses con el objetivo de difundir el género en Río Grande del Sur. Quieren, desde el respeto y el amor, hacer del candombe algo que se inyecte en las calles de su ciudad y del Estado, dicen Ziza Rabelo y Pepe, integrantes del grupo.

Y Candombe Porto Alegre es la historia personal, el vínculo que cada uno, Ziza y Pepe, tuvo con el ritmo.

Raíz

Ziza escuchó candombe por primera vez en diciembre de 2016. Fue cuando se vino a vivir a Montevideo por un tiempo. Después, en cada viaje que hizo a la ciudad quiso escucharlo de nuevo. Aquello -el burucutá, la gente, el fuego que olía a calor ahumado del Barrio Sur, los brazos que le pegaban con una fuerza delicada a la lonja y a la madera, las y los que bailaban a un paso lento y marcado- le decía algo. “Yo no comprendí de primera lo que escuchaba. Fue muy fuerte. Empecé a mirar los tambores porque me pareció un lío interesantísimo”, cuenta Ziza en un español imperfecto. Y después dice que “le picó” el candombe. Quiso tocar y tocar y se propuso hacerlo. Pero fue un proceso que la llevó primero a investigar, aprender y luego a empoderarse y empezar a hacer y producir candombe. Ahora es una de las que camina con el tamboril colgado desde el hombro.

Tamborileros de Candombe Porto Alegre practican en la ciudad gaúcha. Foto: Ziza Rabelo
Tamborileros de Candombe Porto Alegre practican en la ciudad gaúcha. Foto: Ziza Rabelo

Otra cosa que dice Ziza es que es difícil explicar lo que le genera a ella cuando escucha un candombe, que es un tema muy personal, de identidad. Que los gaúchos (así, con el acento del gentilicio de Río Grande del Sur) tienen mucho más de Sur que de Norte. “Nosotros tenemos una cosa muy adentro, muy melancólica, que es lo que también tiene el candombe, que a la vez es alegre”. Y así, “híbrida”, se siente Ziza, con un pie en el samba, pero con raíz en el candombe.

Cada viernes, unas 30 personas se reúnen en el Parque Farroupilha (conocido popularmente como da Redenção), y allí los curiosos se acercan, escuchan, preguntan y, por ahí, se suman (ver recuadro). “Yo creo que el samba es mucho más hacia afuera, para el espectáculo, y es de los sonidos agudos. Pero el candombe te mueve adentro. Y cuando veo a alguien acá que no conoce el candombe y lo escucha por primera vez, cuando estamos ahí haciendo la movida en el parque, te das cuenta de que la persona algo reconoce, siente, pero no sabe de dónde viene”.

Los tamboriles del otro lado de la línea

“Nosotros elegimos Candombe Porto Alegre como identidad porque es un nombre bastante obvio, amplio y queríamos que despertara curiosidad y una conexión inmediata con la ciudad en sí”, dice Pepe.

El espacio de encuentro más frecuente del grupo es en Parque Redenção en la capital gaúcha. Es, explican, un pulmón verde importante, situado en medio de la zona histórica de la ciudad. Allí se encuentran todos los viernes. Es un encuentro público y quien guste se puede acercar a ellos. La gente suele hacerles preguntas sobre el género. “Es un espacio bastante amplio. No sale el mejor toque porque no es un grupo cerrado que ensaye todos los días. Pero es muy importante para la difusión”.

Han tocado en bares, en protestas, y quieren hacer una banda de candombe-canción y una comparsa. “Y que vaya mucho más allá de nosotros también”.

También están buscando fondos para financiar tambores para quienes no pueden comprarlos. Los tambores los compran en Uruguay.

Comunidad

Lo de Pepe y el candombe viene de antes. No sabe medir en tiempo pero cree que tiene que ver con su relación casi eterna con Uruguay. “Era algo que me interesaba mucho por todo el comportamiento comunitario, pero aparte por el sonido, por el ritmo potente. Al comienzo puede parecer un poco raro porque es bruto, particular, pero siempre me fascinó”, dice Pepe. “Para nosotros que estamos en el medio del camino entre San Pablo, Río de Janeiro y el Río de la Plata, es familiar ir a Uruguay. Aparte que acá en Río Grande del Sur compartimos muchos elementos culturales, muchas veces más que con otros estados de Brasil. Y yo hice cantidad de amigos ahí”.

Esto quiere decir que, para ellos, hacer candombe “no es ir atrás de algo exótico”. “Estamos en Brasil, pero somos gaúchos. Tenemos mucho más que ver con la cultura del Sur. Hasta con el clima y el paisaje. Somos híbridos. Aunque por la tele nos lleguen más cosas del Norte”.

Están siempre en contacto con Biricunyamba, una comparsa que se fundó en Rivera hace unos 8 años. Hasta allí viajan seguido para absorber todo lo posible. En la ciudad fronteriza encuentran ese mismo híbrido que sienten ellos en Río Grande del Sur: “Si vas a Rivera es más probable que encuentres samba o pagode, aunque el candombe sí tiene que ver con su historia”, dice Pepe. Carlos Dutra, de Biricunyamba, es “el padrino” de la movida gaúcha. “Nos copa mucho generar esa idea, esa cultura de candombe de frontera, que sea nuestro”, comenta Ziza. “Siempre desde el respeto y con referencia montevideana. Haciendo las cosas con verdad”, añade él. Les gusta pensar el candombe como algo descentralizado.

Tamborileros de Candombe Porto Alegre posan en una esquina de la ciudad gaúcha. Foto: Jarbas Veppo
Tamborileros de Candombe Porto Alegre posan en una esquina de la ciudad gaúcha. Foto: Jarbas Veppo

Ahora están preparando talleres para una villa de Porto Alegre. “Es una comunidad que ya tiene muy presente la percusión, pero no de candombe, todavía”, aclara el brasileño. Para eso necesitan buscar financiación a través de un crowdfunding web, que les permita comprar tamboriles para todos. “En la movida del parque hay mucha gente de clase media, gente que puede ir a Uruguay o que ya fue y que conoce un poco más, que capaz que tiene acceso al tambor y a la cultura. Pero en el contexto de la villa tenemos que pensar la cosa desde un punto de vista material, también. Pero queremos llevar a esa comunidad que tiene más que ver con el candombe que nosotros, por los flujos migratorios. No queremos que sea exclusivo de la gente que tiene el privilegio de viajar”.

Ellos trabajan en esta movida, pero les gustaría también que el candombe se extendiera mucho más allá. Que haya más comparsas además de la que ellos van a crear. “Y acá (en Porto Alegre) tenemos una movida bien latinoamericanista, viste, un grupo de amigos en el que están muchos uruguayos y todo eso, y por ahí también se hace camino. Hay varias cuerditas. En otras ciudades también”, comenta Ziza.

Tampoco quieren ser un grupo de estudio académico del candombe. No. Ziza, Pepe, las y los demás quieren que el ritmo de los tamboriles les haga calentar la sangre cada vez que caminen despacio y en compás por las calles de Porto Alegre. Las dos palabras claves, creen, son “popular y comunitario”, porque el candombe sin eso no existe.

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