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Boots Riley, el rapero que se convirtió en la revelación del cine de Hollywood

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Boots Riley

NOMBRES DE DOMINGO

El músico y activista político, debutó como director de cine e hizo una de las mejores películas del año pasado: Sorry To Bother You. Lo logró luego de casi diez años de sostenida insistencia.

Creció casi que por su cuenta, y con la responsabilidad de un hermano menor, Manuel. Raymond “Boots” Riley fue lo que en Estados Unidos llaman un “latchkey kid”: un niño con padres ausentes, y que andan con la llave de la casa colgada al cuello.

Su padre, Walter Riley, era un militante político de izquierda, y quedó a cargo de Raymond y Manuel cuando la madre, luego de la separación, se mudó a Arabia Saudita a trabajar en un laboratorio. “Le di demasiada responsabilidad a Raymond, y me arrepiento de ello”, diría años después el padre.

El papá se la pasaba militando —hay fotos de él junto a Malcolm X— por los derechos tanto de los afrodescendientes como de los trabajadores (y estudiando para recibirse de abogado) pero no le inculcaba sus ideas al hijo. “Nunca estuve muy al tanto de sus ideas políticas. Había todo tipo de material político en casa, y se hacían reuniones, pero cuando eres un niño, no le prestas mucha atención a esas cosas. Y él nunca me sentó y me dijo: ‘Te voy a explicar cómo es el mundo’. Esa es la única razón por la cual desarrollé mi interés por la política. Si hubiese sentido que era algo exclusivo de mi padre, no habría hallado mi propio espacio”.

Es mucho más probable que uno de los amigos del padre tuviera más que ver con el ingreso de Riley al activisimo político. Riley había quedado con ese amigo para ayudarlo a organizar trabajadores de una fábrica de enlatados de comida. Pero ya era un liceal y tenía otras pasiones: estaba escribiendo una adaptación al rap del musical West Side Story. No pensaba cumplir con lo que le había prometido. Pero el día llegó y el amigo de su padre se apareció en la casa de Riley en una camioneta, llena de muchachas de la misma edad que el incipiente músico de rap. “Nos vamos todos a la playa, pero primero vamos a apoyar a los huelguistas de la fábrica de comida enlatada. ¿Querés venir?’. A Riley le resultó imposible negarse.

Así comenzó una trayectoria en la cual oscilaría entre la música —editó seis álbumes como figura central de la banda de hip hop The Coup— y el activismo político (entre otras cosas, estuvo en el movimiento Ocuppy Wall Street, que llamó la atención del mundo en 2011 cuando ocupó el Parque Zucotti, en protesta contra las consecuencias de la crisis financiera mundial de 2008).

Si bien su banda llegó a tener un moderado éxito sobre todo en Oakland (donde él vive), nunca llegó a ser realmente popular y masiva, por más que los medios especializados y críticos alabaran sus rimas, que tenían muchas críticas políticas, pero que casi nunca dejaban de tener una importante cuota de humor y gracia. Los elogios, sin embargo, no eran el objetivo de Riley: “Mi meta siempre fue llevar mis ideas y mi arte a la mayor cantidad de gente posible. Nunca traté de ser cool o formar parte de un círculo así”.

Origen

En 2011, Riley empezó a escribir el guion para una película, en parte basándose en su propia experiencia laboral como vendedor telefónico. El título de la película sería la frase que él siempre usaba cuando lo atendían: “Sorry to bother you” (o sea, “Siento molestarlo/interrumpirlo”). Al año siguiente, The Coup sacó un álbum con el mismo título, un intento de generar interés por la idea para la película. Nada. Los años empezaron a pasar y nadie parecía dispuestos a invertir dinero para llevar a cabo el rodaje.

Pero Riley no se daba por vencido. Mandaba mails, llamaba a gente, se hacía invitar a reuniones, y no dejaba de buscar oportunidades para concretar su deseo de llevar el guion a la pantalla grande. Un día, en la calle, Riley se encontró con el novelista y editor literario Dave Eggers. Le pasó su guion y le pidió que lo leyera. Eggers, dijo en una entrevista, no tenía muchas ganas, pero lo hizo: “No se parecía a ningún guion que hubiese leído antes. Me reía a carcajadas, y era una sátira salvaje. Pero no había sermones. Riley tiene la habilidad de tratar temas muy serios, pero nunca se olvida que tiene que ser entretenido”. Eggers terminó editando el guion en formato libro en su propia editorial, McSweeney’s.

Aún así, no fue sino hasta que le escribió a dos comediantes —Patton Oswalt y David Cross— que su idea empezó, paulatinamente, a materializarse. Con el apoyo de Oswalt y Cross, que aportan sus voces para dos personajes en la película, las puertas empezaron a abrirse a la financiación.

Finalmente, el año pasado, Riley logró estrenar Sorry To Bother You en todo Estados Unidos, y más allá de que la película fue elogiada casi unánimemente, consiguió el objetivo principal: recuperar la inversión y dar ganancias. Con un presupuesto de apenas 3,2 millones de dólares la película lleva recaudados casi 18 millones, y Riley ya tiene ofertas para seguir en carrera y dirigir nuevas producciones, además de proyectos televisivos con gente como Guillermo del Toro.

¿Cómo lo logró? En parte, gracias a su activismo político: “Hacer campañas políticas, o mantener una banda activa y realizando giras, te hace saber cómo hacer que las cosas sigan funcionando, aunque tengas que lidiar con imbéciles. Cuando estaba en Ocuppy Wall Street, teníamos que decidir qué hacer en medio de bombas de humo. Después de eso, nada te parece tan loco”.

Lakeith Stanfield
Foto: Annapurna Pictures

No conviene revelar mucho de la trama de la película, un verdadero tour de force narrativo y de producción. De alguna manera, Riley se las ingenió para conseguir —con apenas tres millones de dólares de presupuesto— a un elenco con Lakeith Stanfield (la serie Atlanta, ¡Huye!), Tessa Thompson (Thor: Ragnarök), Steve Yeun (The Walking Dead), Armie Hammer (El llanero solitario, Llámame por tu nombre) y Danny Glover, entre otros. Todo gira en torno a las desventuras de Cassius Green (Stanfield), joven y desocupado. Green consigue trabajo como vendedor telefónico, pero recién cuando aprende a usar su “voz blanca” empieza a progresar. Así llega a ser “vendedor de poder”, en el piso más alto del edificio. El mundo que se le abre cuando llega al último piso es una versión disparatada y satírica de un posible mercado laboral guiado principalmente por la rentabilidad. La película no ha sido estrenada en Uruguay, pero se consigue por Amazon.

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