Tres libros

DESAFÍOS DE LA SOCIEDAD DIGITAL EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO, de Jorge Rasner (compilador). Udelar, 2021. Montevideo, 148 págs.

Siete ensayos para pensar el mundo en que vivimos y las dificultades que plantearán los cambios de la era digital. Según Javier Echeverría, en el ensayo más impactante del volumen, vivimos en el “tercer entorno”, un espacio electrónico en el que nuestras mentes son dirigidas y dominadas por el neofeudalismo de los “señores del aire” (Facebook, Twitter, Google, Apple, Amazon, Microsoft). La oposición a ese dominio (vía hackers, internet libre, movimientos antiglobalización, etc.) no parece suficiente para contrarrestar este nuevo vasallaje. En parte porque los beneficios secundarios y superficiales son atractivos y adictivos.

CRÓNICAS DE LOS SAMURÁIS, de R. Ibarzábal. Satori, 2020. Gijón, 309 págs.

Una joyita en anécdotas e imágenes, este recorrido por vidas de samuráis famosos (hombres y mujeres) atrapa. Estos guerreros del Japón medieval atravesaron varias Eras y períodos, y no siempre luchando, ni siempre adheridos a los altos códigos de honor. En suma, eran humanos. Algunas historias se destacan: la estrategia de asedio de Hideyoshi sobre el castillo de Takamatsu en 1582, cuando cambió el curso de un río para anegarlo; el duelo legendario entre Musashi y Kojiro en 1612; o la archiconocida venganza de los 47 ronin, señores sin amo pero con memoria y honor.

NARRACIONES ROMÁNTICAS ALEMANAS, de Jordi Llovet (ed.). Galaxia Gutenberg, 2020. Tr. de J. J. del Solar. Barcelona, 445 págs.

Esta cuidada edición se ocupa de autores bien distintos entre sí: Ludwig Tieck asoma con una fábula mágica; Novalis con un relato que aúna sus dos pasiones: poesía y geología; Heinrich Von Kleist con su fantasmagórica violencia; Adelbert Von Chamisso con la maravillosa historia de un hombre sin sombra; y E.T.A. Hoffmann con el relato de un músico frustrado, alter ego evidente. Cada texto es disfrutable en sí mismo y juntos dan una idea del movimiento romántico, que nunca muere del todo. Conviene sin embargo tener presente a Goethe, que lo visitó y se fue: “Todo lo clásico es sano; todo lo romántico es enfermizo”.