Detectives y ballenas

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LA ALGARABÍA que siguió al nombre del ganador del Premio Planeta-Casa de América consiguió quebrar la formalidad un tanto solemne del momento. En realidad el nombre de Pablo de Santis no hizo más que confirmar lo que muchos asistentes a la entrega del premio daban casi por seguro desde hacía un buen rato: que quien se llevaría los doscientos mil dólares sería un escritor argentino. No solo porque el grupo de periodistas de ese país parecía bastante nutrido, y porque la responsable de Planeta Buenos Aires resultó ser la única entre sus pares que viajó a Bogotá para asistir a la premiación. Si estas eran pistas que manejaban los colegas latinoamericanos a la hora de hacer predicciones, la sospecha se convirtió en certeza cuando al entrar al elegante Club Metropolitan de Bogotá se vio sobresalir entre la gente la cabeza de Martín Balza, embajador argentino en la capital colombiana.

Hay que decir sin embargo que quienes conocían el resultado del fallo del Jurado se esforzaron por guardar el secreto, y resistir a la expectativa creada frente a un premio que en su primera edición resulta el más cuantioso en dinero de los que existen hoy en América Latina. Entre los diez finalistas de un concurso al que se presentaron 618 obras de 22 países, había dos colombianos, un español, un uruguayo, dos argentinos, un mexicano, un chileno, un peruano, y un norteamericano. Por lo que se pudo saber, existió un equipo de preselección en cada uno de los países, encargado de enviar un número determinado de obras para la consideración del jurado. Este estuvo integrado por los escritores Juan Gossaín, de Colombia, Eduardo Mendoza, de España y Juan Villoro, de México, a los que se sumaron Miguel Barroso de la Casa de América de Madrid y Gabriel Iriarte, Director editorial de Planeta Colombia. El segundo premio, dotado con 50.000 dólares recayó en la novela El susurro de la mujer ballena del peruano Alonso Cueto.

OLIMPÍADA DE DETECTIVES. La novela de Pablo de Santis -que estará en librerías en el mes de junio- se llama El enigma de París, y es una historia detectivesca que transcurre durante los preparativos de la Exposición Universal de París de 1898. De Santis, que estaba desde hacía dos días en Bogotá (lo suficientemente escondido como para no despertar sospechas) explicó en la ceremonia que su novela es un homenaje a sus lecturas de adolescencia, especialmente las policiales inglesas de enigma, con sus detectives geniales en hacer deducciones. "En Argentina -dijo- se habla bien de la novela negra norteamericana que tiene grandes autores como Chandler, Goodis o McCoy etc. Pero en general se menosprecia la novela inglesa más popular, como la de Agatha Christie. Y a mí siempre me gustaron estas novelas, los diálogos entre Hércules Poirot y el teniente Hastings. Siempre me pareció que lo esencial del género no era tanto el crimen, sino el diálogo socrático que se establece entre el detective y el asistente. De modo que mi novela es un homenaje a esa clase de libros". Según explicó, El enigma de París reúne a una selección internacional de 12 grandes detectives que se juntan para discutir sus teorías. El personaje principal es el ayudante del detective argentino, que se ve envuelto en una serie de intrigas que incluyen misteriosos asesinatos.

Nacido en Buenos Aires en 1963, de Santis ha publicado El palacio de la noche, La Traducción, Filosofía y Letras, El teatro de la memoria, El calígrafo de Voltaire y La sexta lámpara. Escribió también para niños y adolescentes y ha recibido varios premios. Aseguró que casi no ha salido nunca del barrio de Caballito, y que lo primero que hará con el importante premio será cambiar su desvencijado auto por uno nuevo.

Alonso Cueto, el ganador del segundo premio, explicó que su novela relata el encuentro de dos mujeres que han sido de niñas compañeras de colegio. La protagonista principal es una mujer gordísima, y según dijo Alonso el tema de la obesidad le interesó porque resulta dramático en una época que hace de la belleza del cuerpo una tiranía. Aseguró que el gran desafío fue encontrar una voz de mujer para su novela (y parece haberlo logrado, porque Juan Villoro aseguró que el Jurado pensó que se trataba de una escritora). "Yo no estoy seguro si pueden considerarse reglas -dijo Alonso- pero en el mundo femenino hay un cuidado mayor por los detalles, las cosas pequeñas, y la exploración interior. Me interesa cómo las mujeres pueden lograr un autoconocimiento más meticuloso, más intenso, más dramático que los hombres. Creo que consiguen conocerse mejor a sí mismas, seguramente porque durante mucho tiempo les han sido negados la acción y el mundo exterior. A mí me interesa mucho Henry James y su concepto de la "épica de la conciencia", él decía que las grandes aventuras ya no ocurrían en lugares remotos, en el mundo exterior, sino dentro de nosotros mismos. Y ese mundo interior es una épica de aventuras dramáticas, que creo que les pertenece más a las mujeres que a los hombres". Precisamente la novela de Cueto, que se presentó con el título "Reencuentro con Rebeca", usó el seudónimo Anne Archer, personaje de Retrato de una dama de Henry James.

UN BALANCE. El Premio -que fue entregado el 23 de abril, Día Internacional del Libro- nació como un acuerdo entre la Casa de América de Madrid y la editorial Planeta para promover la literatura hispanoamericana, y en ediciones futuras se hará en diferentes ciudades de América Latina. El español Eduardo Mendoza, autor, entre otros libros, de La ciudad de los prodigios y miembro del jurado, hizo en la ceremonia su propio balance del concurso. "Uno acepta ser miembro de un Jurado literario con una gran temeridad, porque puede resultar un trabajo arduo, hay que leer mucho y uno puede encontrarse con la difícil situación de tener que decidir casi en contra de su gusto y apelando a criterios objetivos de calidad. En este caso estoy contento porque la lectura de las obras seleccionadas fue sumamente agradable. Debo decir que incluso sobraban novelas a las que premiar. Creo que si hubieran existido un tercer y un cuarto premio se habrían podido dar con sinceridad. Las ganadoras son dos novelas que, aunque muy distintas, tienen un elemento común: pueden leerse como lo que son: dos relatos agradables llenos de elementos sugerentes, y también como dos reflexiones sobre la narración, sobre el hecho narrativo. El susurro de la mujer ballena es una historia interesante, pero también una novela que incorpora elementos del melodrama, de la literatura popular y los lleva al terreno de la literatura con mayúscula, sin renunciar a una cierta ironía, una cierta distancia. El enigma de París a su manera hace algo similar. Es una novela estupenda de detectives, una novela de intriga, pero también es todas las novelas de intriga, está llena de guiños a este mundo mágico a los que algunos somos adictos, el mundo de los detectives y sus ayudantes. Esos ayudantes que tienen que hacer preguntas muy tontas para que los detectives muestren lo inteligentes que son. La de de Santis es una novela irónica, y también nostálgica, una novela como de fin de época, donde los detectives reconocen que ya no tienen nada que hacer en el mundo del futuro".

Entre las más de seiscientas obras presentadas, los países con mayor representación fueron Argentina (190), Colombia (86), España (84) y México (72). Luego de la entrega de premios se supo que entre las 36 novelas uruguayas que participaron del concurso, la única finalista pertenece al escritor Fernando Butazzoni, autor, entre otros libros de El tigre y la nieve, La danza de los perdidos y La noche en que Gardel lloró en mi alcoba. El libro de Butazzoni, Final de seda oscura, se publicará este año por Planeta Uruguay.

El nombre de Butazzoni no fue el único uruguayo que resonó en la Feria Internacional del libro de Bogotá. Lectores, editores y agentes literarios han seleccionado, coincidiendo con la Feria, los 39 autores hispanoamericanos menores de 39 años para integrar lo que llaman la Generación Bogotá 39. La lista incluye a dos uruguayos: Claudia Amengual y Pablo Casacuberta.

R. P.