"A García Lorca lo odiaba la burguesía de España"

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Ian Gibson

Ian Gibson, biógrafo del poeta andaluz Federico García Lorca, recorre en su libro más reciente la ciudad que tanto influyó en su obra, Granada, y también su asesinato.

El 5 de mayo de 1929, en el Hotel Alhambra Palace, que luce hasta hoy sus imponentes líneas neoárabes, se ofreció un banquete-homenaje a Federico García Lorca y a la actriz Margarita Xirgu (más tarde exiliada en Uruguay), por la representación en Granada de Mariana Pineda (1925), obra dramática basada en la vida de una heroína local que se convirtió en el símbolo de la resistencia liberal a la restauración absolutista de Fernando VII. Entre los conspicuos asistentes a la cena estaba el compositor Manuel de Falla, gran amigo de Lorca, junto a quien participó en numerosas veladas artísticas y musicales. Publicado un año antes, Romancero gitano ya se había convertido en un best-seller y su autor era el poeta joven más famoso de España.

"Si algún día, si Dios me sigue ayudando, tengo gloria, la mitad de esta gloria será de Granada, que formó y modeló esta criatura que soy yo: poeta de nacimiento y sin poderlo remediar", agradeció García Lorca a los presentes.

La estrecha relación entre el poeta y la ciudad de glorioso pasado se aborda en Poeta en Granada (2015), el libro más reciente de Ian Gibson, escrito a la manera de una guía de viajes, siguiendo el modelo de la que considera "la más extraordinaria guía de España jamás escrita": A Handbook for Travellers in Spain and Readers at Home (1845), del viajero inglés Richard Ford, quien tuvo la inmensa fortuna de vivir en el palacio de la Alhambra.

Desde España, país donde reside y donde se están recordando con gran fuerza los 80 años de la muerte de García Lorca y el inicio de la Guerra Civil, el hispanista irlandés Ian Gibson afirma: "Mi libro es un homenaje a la 'patria chica' de García Lorca, por cierto maravillosa, sin la cual no tendríamos su obra. La ciudad y su entorno son la raíz de su mundo. Lo que espero es que el libro ayude a la gente a conocerle mejor y, si es posible, emprenda el camino de Granada. No se trata solo de la ciudad, claro, hay que conocer también su Vega con su pueblo natal, Fuente Vaqueros, y luego Valderrubio, donde vivió varios años antes de que su familia se trasladara a Granada capital, en 1909".

ESTÉTICA DE LO PEQUEÑO

—¿Puede explicar en qué consiste la teoría de la estética granadina de García Lorca?

—Lorca está con la Granada que se perdió para siempre en 1492 con la "toma" de la ciudad por los cristianos y la expulsión, o forzosa conversión, de sus moradores árabes y judíos. En su concepto es un lugar que perdió entonces su alma. Dijo: "Yo creo que el ser de Granada me inclina a la simpática comprensión de los perseguidos. Del negro, del gitano, del judío, del morisco que todos llevamos dentro". En cuanto a su teoría de la estética granadina, la ubica en lo bello, en lo pequeño, en lo recoleto, en los arabescos tan finos de la Alhambra. No le gusta la inmensa catedral ni el palacio renacentista de Carlos V. Y sí la típica casa de sus cerros, el carmen , que viene del árabe por viñedo o pequeño jardín interior cerrado a la vista de los demás. Rubén Darío, su maestro, que estuvo en Granada, lo captó perfectamente en su libro de viajes Tierras solares, que seguramente conocía.

—¿Cómo influyó la belleza de la Alhambra en la sensibilidad de García Lorca?

—Extraordinariamente. Y se entiende. Yo he estado en la Alhambra de día y de noche, muchas veces, con el trasfondo de la altísima Sierra Nevada, y no hay nada comparable en el mundo. Su "descubrimiento" por los viajeros extranjeros del siglo XIX influyó poderosamente en el romanticismo. Y Lorca, lo dijo muchas veces, es un romántico.

—¿Qué mostraba "La historia del tesoro", filmada en Granada?

—Se trata de una "película" hecha por Lorca y tres amigos con instantáneas en la Alhambra, creo que en 1918, con el poeta en el papel del guardián del tesoro, a quien asesinan. Yo he visto las cinco fotografías de la secuencia, no sé si hubo más. Unos años después, elaboró una ceremonia en la cual se tumbaba en el suelo y representaba su muerte, entierro y lenta putrefacción, de modo tan convincente que todos los testigos se quedaban horrorizados. Lograba transferirles su propio miedo, liberándose así, provisionalmente, del mismo. Dalí me dijo que era terrorífico: se levantaba del suelo riéndose y se iba a la cama tranquilo, ¡mientras sus amigos no podían dormir! No sé la raíz de aquella obsesión por representar su muerte, pero está en toda su obra. Incluso, hay versos en que dice que le asesinaron... y que buscaron sus restos sin encontrarlos. Es escalofriante.

—¿Sigue pensando que Lorca está enterrado en Alfacar? ¿Asesora la búsqueda que promueve el historiador malagueño Miguel Caballero?

—Sí. No tengo arte ni parte en la búsqueda actual, aunque conozco los trabajos de Caballero y a él personalmente. Espero que la Junta de Andalucía les permita seguir trabajando, no entiendo la demora. Es muy importante que puedan seguir. Si no encuentran los restos a unos 400 metros de donde se buscó hace algunos años, habrá que volver al paraje de la búsqueda inicial.

—¿Qué opinión le merecen las declaraciones a Vanity Fair de Laura García Lorca, sobrina del poeta, cuando afirma que "lo que se haga con los restos de una persona es una cuestión que atañe a su familia"? Ella no respalda la búsqueda.

—No es normal que toda su familia esté en contra, como una piña, sin una sola voz discrepante. Creo que saben más de lo que dicen. Existe la posibilidad de que los restos fuesen cambiados de sitio. Quizás pronto sepamos algo más al respecto. Por otro lado, nadie está pidiendo que los restos se quiten de donde están, si la familia no quiere. Solo queremos saber dónde están exactamente. No es bueno para nadie que el poeta siga siendo un desaparecido.

—¿Cree que el trágico final del poeta incomoda todavía a la sociedad española e impide un reconocimiento cabal de su obra?

—España como Estado no ha afrontado todavía la atroz asignatura pendiente de las víctimas del régimen de Franco. Siguen en cunetas y fosas comunes más de 100.000 asesinados, de los cuales el poeta es el más famoso. Considero que es una vergüenza.

—¿Quiénes leen hoy a García Lorca?

—No puedo hablar por América Latina, pero me consta que en España se lee muchísimo a Lorca y que se reponen constantemente sus obras dramáticas. Actualmente, interesa mucho su teatro más avanzado, de tendencia surrealista: El público y Así que pasen cinco años.

"DOY POR TERMINADA MI TAREA LORQUIANA"

—Laura García Lorca asegura que el asesinato de su tío "fue un crimen político y que de eso no hay lugar a dudas", descartando tajantemente la hipótesis de que lo mataron por homosexual. ¿Está de acuerdo?

—A Lorca lo odiaba la que él mismo definió públicamente como "la peor burguesía de España". Lo odiaba por sus ideas políticas, muy conocidas, por el hecho de ser gay, por su familia liberal, por su fama, por el dinero que ganaba con su teatro, por sus dones... ¡por todo! Y también hubo su parcela de rencor pueblerino. Hay que entender que nadie era apolítico en aquella España. Desde el estreno de Yerma, en diciembre de 1934, Lorca es considerado por las derechas como un enemigo acérrimo. Tampoco le ayudó nada el Romance de la Guardia Civil española.

—Ediciones B y Penguin Random House reeditarán los principales libros que usted ha escrito sobre García Lorca, incluyendo su monumental biografía. ¿Serán ediciones actualizadas?

—En el caso de la biografía, es una edición revisada de cabo a rabo. Me ha costado nueve meses de trabajo porque desde su aparición hay muchos materiales nuevos. En cambio, El hombre que delató a García Lorca y Lorca-Dalí, el amor que no pudo ser no requerían, por suerte, una revisión tan a fondo.

—¿Cree que la edición de la Obras completas de García Lorca que realizó Miguel García Posada para Galaxia Gutenberg se puede considerar definitiva? ¿Hace falta una edición crítica? ¿Estaría dispuesto a trabajar en ella?

—Edición definitiva supongo que no habrá nunca, pero la de García Posada es sin duda la más completa, y crítica, hasta la fecha. No, yo no estaría dispuesto a trabajar en la preparación de otra. Con estas nuevas ediciones doy por terminada mi tarea lorquiana.

—¿En qué va la segunda parte de su biografía de Luis Buñuel?

— Por desgracia, no hay tal segunda parte. Nunca llegó la financiación prometida por la comunidad autónoma de Aragón. Y ya no hay vuelta atrás. Lo lamento, pero es demasiado tarde.

—¿Trabaja en un nuevo libro?

—Sí, voy a hacer un libro amplio, distendido, sobre la Península Ibérica, que considero un espacio mágico. Sueño, como hacía José Saramago, con la República Federal Ibérica. Es que soy otro romántico. Dentro de unos días iniciaré una visita a La Mancha, el territorio de don Quijote (acabo de releer la genial novela). Quiero empezar el libro allí. Luego iré a Portugal, país casi desconocido en España. Parece mentira, cuando está a dos pasos.

—¿Por qué García Lorca ha calado tanto en usted como para convertirse en el autor al que ha dedicado toda su vida?

—Empecé a conocer su obra cuando tenía 18 años y ahora acabo de cumplir 77. Me conmueve profundamente por su temática y por su fondo telúrico. Lorca está con los que sufren, su mensaje es profundamente cristiano, y él decía de sí mismo que era un "poeta telúrico".

RECUADRO.

Lorca en el cine

Son numerosas las adaptaciones a la pantalla de sus obras. En los 80 fue muy elogiada la versión de Bodas de sangre dirigida por Carlos Saura. En diciembre pasado se estrenó en España La novia, la más reciente adaptación al cine de esa pieza dramática, con Inma Cuesta en el rol protagónico. "Me ha parecido una obra muy digna", afirma Ian Gibson. "Su directora, Paula Ortiz, me pidió mi opinión. Le dije que soy la persona menos idónea para juzgarla porque he visto unos quince montajes de Bodas de sangre y tengo mi propia idea del bosque, que no es exactamente el que aparece en la película". Sobre Little Ashes (2008), producción hispano-británica dirigida por Paul Morrison -con Robert Pattinson (Dalí) y Javier Beltrán (Lorca)-, Gibson afirma: "Es una cinta que aborda con valentía y fidelidad la intensa relación de Lorca con Dalí y donde aparece un Buñuel brutalmente homófobo, quizás demasiado exagerado". La serie de Juan Antonio Bardem, Lorca, muerte de un poeta (1987), con el inglés Nickolas Grace en el papel estelar, le sigue pareciendo a Gibson "muy lograda".

(El Mercurio/GDA)

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