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La cultura “woke” para las sociedades

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De un tiempo a esta parte tanto en Estados Unidos como en algunos países de Europa se está analizando el fenómeno de la cultura “woke” y su impacto en diversos aspectos de la sociedad.

La palabra “woke” viene del inglés -el significado literal de la palabra es “despertar”-, indica que se debe estar despierto y atento a las posibles injusticias sociales que ocurren a nuestro alrededor, la cultura “woke” es un llamamiento a estar alerta al entorno.

El uso de “woke” surge en Estados Unidos en la comunidad negra y originalmente refería a estar alerta a las injusticias raciales.

Estas posibles injusticias a las que hacen referencia, no necesariamente son manifiestas sino muchas veces son simbólicas, tales como microagresiones, micromachismos, microracismos. El centro de su paradigma es la identidad.

La base ideológica de esta cultura critica un sistema que, a su parecer y forma de ver, otorga una serie de privilegios a las personas por el mero hecho de ser blancas y al mismo tiempo discrimina al resto de las minorías raciales. Para justificar este pensamiento, aluden a la historia de la humanidad, especialmente a la esclavitud estadounidense.

Actualmente hay quienes se autodefinen con mucho orgullo como una persona “woke” que está alerta a la discriminación y a la injusticia y hay otros que lo utilizan como un insulto.

En este contexto, una de las razones por las que debe interesarnos la cultura “woke” es su propagación, y actual trascendencia ya que podemos encontrar manifestaciones de esta cultura en prácticamente todos los ámbitos de la sociedad, tanto en el mundo de la empresa, en lo que refiere al ámbito laboral, a la publicidad, como en el mundo de la cultura.

En el ámbito empresarial, se da un fenómeno denominado como “capitalismo woke”. Se trata de una táctica que siguen algunas empresas para alcanzar llegar a los jóvenes sin necesidad de cambiar su modelo de negocio, a través de gestos y símbolos como slogans, logos, o patrocinadores que representan a algunas minorías culturales. Varias firmas internacionales fueron foco de atención y crítica por utilizar este tipo de estrategias.

Si bien toda cultura es interesable y respetable, no hay que hacer de un movimiento un abuso y mucho menos en el ámbito laboral-empresarial. Definir que rol jugar en estos tiempos, es importante para la sociedad en su conjunto. Es momento de reinventarse para mejor, sin claudicar de los principales postulados que han sostenido y aún puedan estar vigentes. El país, los trabajadores, y las empresas necesitan capacidad negociadora. Se acabó el tiempo de la imposición y de la fuerza para hacer valer los derechos o expresar posturas de culturas como la “woke”. No solo se demuestra madurez institucional teniendo la necesaria personería jurídica y responsabilidad total por las acciones que se promueven (como cualquier persona legalmente capaz que se desenvuelva en sociedad), también se prueba la misma aceptando que las reglas de juego deben amparar en sus derechos fundamentales a todos los actores por igual, sin distinciones, sin discriminación. Es decir, con foco en el trabajo, en la productividad, y no en la política ni en los intereses sindicales. Porque en definitiva, el interés de las empresas y de los trabajadores, no es otro que el de ganar más en las mejores condiciones. Ir en contra de ello, no solo demuestra incapacidad de aggiornamiento, es señal de anacronismo. No debería ser así, es el año 2023.

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Victoria Fernández Herrera

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