Cambio de año

Al evocar el 2022 muchos hechos se agolpan en la memoria. Escogeremos a unos pocos. Los futboleros de toda la vida convivimos con la corta participación de la selección celeste en Qatar. Nuestra clasificación agonizaba al cierre de las eliminatorias. Se cambió de entrenador y Diego Alonso el designado en la oportunidad realizó algunos cambios de jugadores y de actitud. Clasificamos y llegamos el Mundial. Con jugadores de destaque universal. Lo ocurrido fue una desilusión. Jugamos sin brillo. Para peor nos eliminó el Var al disponer en nuestra contra un penal inexistente ante Portugal que los lusitanos transformaron en gol. Lo que fue reconocido por la mismísima FIFA. Los argentinos con clase y temple invencible son campeones. Y Messi -increíble- ha tenido el reconocimiento que merece.

La invasión de Rusia a Ucrania, dispuesta por el presidente Vladimir Putin con propósito de anexión territorial y sumisión de la población ha derivado a una guerra terrible. Todos los medios de prensa de Occidente de mayor credibilidad en base a informes de inteligencia serios y periodistas especializados coinciden en que lo ocurrido es para los rusos un fracaso inapelable. Con no menos de 100.000 muertos, centenas de miles de heridos y grandes pérdidas materiales, en el marco de una retirada militar notoria y la persistencia de ataques inhumanos con mísiles y drones de Rusia contra la población civil ucraniana, para quebrar su voluntad de resistir, no se percibe el final del conflicto. Sus graves coRetomando lo del principio, el país tiene una deuda profunda con el ministro Salinas. Y sería una pérdida muy grande que el sistema político se perdiera sus aportes. nsecuencias para el mundo entero se sienten y sentirán por doquier. Una riqueza gigantesca que podría servir a los fines del progreso planetario está yendo a parar a la industria de la guerra.

En nuestro país la militancia impenitente de la negatividad sigue su curso. Se trata de imponer en la opinión pública el “todo está mal” con una sola meta:ganar las próximas elecciones. La contra quiere el poder. No para una revolución o imponer el socialismo o el comunismo que son superstición sepultada por la realidad histórica, sino para acomodarse. Dada la popularidad tangible del Presidente Lacalle Pou -firme sin vacilaciones en el timón de la administración del Estado- últimamente no han respetado ni siquiera su ámbito de reserva familiar.

Para quienes buscan una inteligente y mejor comprensión de lo que está pasando en el país les recomendamos dos libros: “Gramsci. Su influencia en el Uruguay”, del Ec. Juan Pedro Arocena; y “Cuba. De eso mejor no hablar”, de Carlos Liscano. Este último tiene la autoría de un frentista converso a la causa de las naciones libres. Desnuda las taras de la llamada “izquierda”uruguaya, que vive en un mundo de mentira. Son textos irrebatibles.

Hoy Uruguay está mejor que en marzo de 2020. Su estabilidad política, económica y social, con dificultades inevitables que vienen de fuera es admitida en todos los foros. El Banco Mundial prevé que el crecimiento del producto bruto interno este año será superior al 5%, y que dentro de Latinoamérica continuará destacando en los años que vienen.

Están en curso dos reformas legislativas relevantes: la de la Seguridad Social y la de la Educación. Tras 15 años de gobierno frentista, mayoritariamente los niños de 12 años en la educación pública no comprenden matemáticas, ni entienden lo que leen. Son dos temas del 2023.

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Ricardo Reilly Salaverri

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