Cada vez vivimos con más prisa y los días parecen tener menos horas. Este estilo de vida puede resultar muy abrumador y afectar nuestra salud negativamente. Ante dicha problemática, surgió un movimiento internacional denominado Slow living, que fomenta un modo de vida más desacelerado y consciente. Se trata de vivir prestando atención al presente, es decir, enfocar nuestros sentimientos y pensamientos en lo que estamos haciendo con el fin de disfrutar cada momento de forma única.
¿Cómo surgió el Slow living?
Este movimiento surgió en 1986 cuando el crítico gastronómico Carlo Petrini se rebeló ante la apertura de McDonald’s en la Plaza de España, en Roma. Fundó una plataforma junto a otro grupo de activistas para defender la alimentación tradicional y, por ende, un ritmo de vida más pausado.
Si bien esta filosofía comenzó en el ámbito gastronómico, posteriormente se expandió a otros campos, como el trabajo, los colegios e incluso el ocio. En la actualidad, forma parte del estilo de vida de más de 40 ciudades en el mundo.
¿En qué consiste el Slow living?
Esta corriente cultural promueve una vida más pausada y relajada, con el objetivo de controlar nuestro propio tiempo en vez de vivir sujetos a la inmediatez. Además, ayuda al desarrollo integral de las personas, puesto que se centra en actividades que permiten el equilibrio entre cuerpo, mente y espíritu.
Sin embargo, no debemos pensar que el hecho de que sea una vida más “lenta”, significa que nos debemos convertir en personas inactivas. El Slow Living implica vivir de forma más consciente y responsable y reconocer nuestras propias fortalezas y debilidades para establecer nuestros límites.
Este movimiento ha inspirado a muchas personas a analizar el propósito de su vida y a adoptar nuevos hábitos que permiten llevar una vida más plena.
Beneficios del Slow living.
Sueño de calidad.
El Slow Living reconoce la importancia de dormir y respetar las horas de sueño, en tanto es fundamental para obtener la energía necesaria que nos permite enfrentar los desafíos cotidianos. De igual manera, el descanso fortalece el sistema inmunológico y ayuda a combatir la ansiedad y el estrés.
Vivir el presente.
Hoy en día, estamos permanentemente conectados a la tecnología y las redes sociales. Esto nos permite estar informados y comunicados, pero también puede generar que nos desconectemos de la realidad y que no vivamos las experiencias al máximo.
Dueño del tiempo.
Nuestro tiempo suele estar regido por la inmediatez que nos exige ir de un lado para otro, pero esta filosofía nos invita a dedicar un periodo de tiempo para nuestras necesidades, como descansar y relajarnos. No es necesario llenar toda nuestra agenda de actividades.
Introspección.
Muchas veces estamos tan ajetreados que no nos detenemos a pensar en nosotros mismos, en qué nos gusta o qué sentimos. Es muy importante tomarnos el tiempo de conectar con nuestro ser para conocernos y aceptarnos tal cual somos.
Dualidad.
Si nos centramos en disfrutar de forma única cada momento, sin pensar en la tarea que tenemos que cumplir después, esto ayudará a nuestro cuerpo y mente a que estén equilibrados y lograremos que ambos se encuentren en un estado de bienestar que favorecerá a la salud de forma integral.
(Por El Comercio GDA)