Santiago Scasso: "El cáncer de ovarios es un asesino silencioso al que controlar mediante chequeos periódicos"

El presidente de la Sociedad Uruguaya de Ginecología Oncológica y la importancia de estar vigilante contra la aparición de este tipo de cáncer.

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El mote no deja lugar a muchas dudas: “Asesino silencioso”. El cáncer de ovarios es una de las variantes más comunes —y más agresivas— de esta enfermedad en mujeres. De acuerdo a lo que explica el ginecólogo y presidente de la Sociedad Uruguaya de Ginecología Oncológica Santiago Scasso, se trata del cuarto tipo de cáncer femenino más común, luego de los de mama, cuello uterino y endometrio.

“La particularidad del cáncer de ovarios es su agresividad”, enfatiza Scasso y agrega a diferencia de otros tipos de cánceres, “no tenemos una técnica de 'screening' o tamizaje. Eso significa que por ahora no existe un método de detección precoz de esta enfermedad, como sí existe para, por ejemplo, el cáncer de mama (mamografía) o el del cuello uterino (papanicolaou). Se intentó encontrar un método así con la ecografía transvaginal, pero no se logró”.

—¿Qué quiere decir, en términos médicos, que un tipo de cáncer es “agresivo”?

—Que las células tumorales se reproducen, en comparación con otros tipos de tumores, muy rápidamente. Decimos que tienen un alto índice de replicación tumoral. Así como digo eso, también digo que aquellos tumores que crecen muy rápido, habitualmente responden bien al tratamiento de la quimioterapia y también a la cirugía. Pero respecto de este último punto, hay que señalar que se trata de una intervención compleja, que requieren de ser realizadas en centros especializados en oncología, con una estructura sanitaria especial. Eso, entre otras cosas, significa que cuando se trata de pacientes del interior, lo habitual es que se tengan que atender en Montevideo, y puede pasar [por esa característica de que es complicado detectar este tipo de cáncer] que sea una derivación tardía, o luego de que ya intentaron una intervención quirúrgica.

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—¿O sea que las mujeres dependen de controles periódicos para poder detectar si están desarrollando un tumor de cáncer de útero?

—Exactamente. Muy a menudo ocurre que una mujer termina su maternidad y piensa que ya está, que las visitas al ginecólogo son cosas del pasado. Lo mejor sería que una vez al año se haga un chequeo ginecológico como algo de rutina, en todos los casos y especialmente tras cumplir 50 años. La ecografía transvaginal podría ayudar a la detección, pero se trata de un estudio que tiene que pedirse especialmente, fuera de la consulta habitual.

—¿Hay una predisposición genética a desarrollar este tipo de tumores?

—En entre 15 y 20% de los casos de cáncer de ovarios existe lo que llamamos heredo-familiares, en los que una abuela, una madre, una tía tuvo cáncer de ovarios, y donde se ha comprobado que existe una alteración genética que predispone a esta enfermedad. No es indefectible que una mujer vaya a tener cáncer de ovarios por esta alteración, sino que es más probable. A ese subgrupo de pacientes le prestamos espacial atención, con controles periódicos más frecuentes (dos veces al año en vez de una, por ejemplo). Hasta se hacen intervenciones quirúrgicas preventivas como la remoción de los ovarios.

Ovarios
Datos clave

Tipos, factores de riesgo y síntomas

Hay tres tipos de cáncer de ovarios. En primer lugar está carcinoma epitelial, que es el más común (9 de 10 casos de cáncer de ovarios son de este tipo).

Los tumores de células germinales, por su lado, afectan principalmente a mujeres jóvenes. Se desarrollan a partir de las células que producen óvulos.

Los menos comunes son los tumores del estroma, que surgen en el tejido que produce hormonas y sostiene al ovario.

Entre los principales factores de riesgo para este tipo de cáncer están la edad (de 50 años en adelante), lo que Santiago Scasso denomina “heredo familiar”, las terapias hormonales prolongadas y no haber tenido hijos o haberlos tenido luego de los 35 años.

Algunos de los síntomas más frecuentes son: necesidad frecuente o urgente de orinar; hinchazón abdominal; dolor abdominal persisente; pérdida de peso inexplicable y fatiga.

—Para ese subgrupo de pacientes, ¿se aplican los mismos tratamientos que para el resto?

—Los pilares del tratamiento para cáncer de ovarios son, idealmente y en este orden, cirugía y quimioterapia, aunque a veces ese orden puede cambiar. El tema es que esas pacientes son mucho más sensibles a la quimioterapia, pero por fortuna existe desde hace unos años una nueva terapia farmacológica que ha sido beneficiosa para ellas.

Mujer embarazada
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—En el caso de una mujer joven, con capacidad reproductiva, ¿desarrollar cáncer de ovarios significa que no podrá tener hijos luego del tumor?

—Actualmente, tenemos dentro de la oncología una subcategoría que se llama “oncofertilidad”, que cambió el paradigma. Tan solo 15 años atrás era impensable un embarazo en una mujer con cáncer. Hoy ese concepto cambió, y hay más de una variable que puede ser tenida en cuenta para un embarazo en el caso de una mujer con cáncer: el tipo de tumor, la edad de la paciente o la motivación de esa paciente para buscar un embarazo luego de haber atravesado un tratamiento por cáncer. Existen algunas intervenciones quirúrgicas radicales que pueden dar pie a un futuro embarazo, como por ejemplo la conservación de un ovario en el útero. En todos los casos, los pacientes pasan por un “Comité de tumores”, integrado por distintos tipos de especialistas -oncólogos, genetistas, especialistas en fertilidad- que tratan este tipo de casos.

—¿Qué es lo que determina el, digamos “éxito”, del tratamiento contra el cáncer de ovarios?

—Hay varios indicadores, por ejemplo asistenciales y oncológicos. En el caso de los primeros, un marcador importante es medir el tiempo que transcurre entre el diagnóstico de un cáncer y el comienzo de la terapia que se aplicará en ese caso. Dentro de las variables oncológicas hay dos grandes indicadores. Uno de ellos se llama” “sobrevida libre de enfermedad, que mide cuánto tiempo pasa antes de que a la paciente le vuelva a aparecer un tumor, porque en el caso de cáncer de ovarios esto no es infrecuente. Otro indicador oncológico importante es el que mide cuánto tiempo viven las pacientes que tuvieron esta enfermedad.

—¿Cómo estamos en Uruguay en ese sentido?

—No tenemos en el país un registro global de esos parámetros, sino que cada institución lleva sus propios registros. El Instituto Nacional del Cáncer, por ejemplo, tiene una base de datos que nos permite saber -por ejemplo-cuántos casos hay, cuántos se mueren y algunas cosas más, pero hasta ahí va.

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