Redacción El Pais
Los estadounidenses están teniendo menos sexo que nunca. En 1990, el 55% de los adultos de 18 a 64 años reportaron tener sexo semanalmente, según la Encuesta Social General (GSS). Pero alrededor del cambio de milenio, ese número comenzó a caer: para 2010, menos de la mitad tenía sexo semanal, y para 2024, de más de 1.000 hombres y mujeres encuestados, solo el 37% reportó tener relaciones sexuales semanales.
Entre 2014 y 2024, la proporción de adultos jóvenes (18 a 29 años) que vivían en pareja cayó del 42% al 32%. Como los adultos con pareja tienen más sexo, y cada vez más jóvenes viven solos, la frecuencia sexual sigue cayendo.
El cambio más drástico en la falta de sexo ocurrió después de 2010: antes, alrededor del 15% de los jóvenes adultos reportaban no haber tenido sexo en el último año; en 2024, esa cifra llegó al 24%.
El psicólogo Jonathon Haidt, en su libro The Anxious Generation, relacionó este fenómeno con el Gran Re-cableado (2010-2015), marcado por la expansión de los teléfonos inteligentes, el aumento del uso de redes sociales, videojuegos y una infancia digitalizada que redujo la socialización presencial.
Entre 2010 y 2019, el tiempo que los jóvenes pasaban con amigos bajó casi un 50% (de 12,8 horas a 6,5 horas semanales). Tras la pandemia, cayó a 4,2 horas. Aunque hubo una leve recuperación, en 2024 apenas llegaron a 5,1 horas por semana.
El aumento de la vida digital significó menos oportunidades para desarrollar habilidades sociales, menos encuentros en fiestas o espacios románticos y, en consecuencia, menos parejas románticas y menos sexo. También influyó la caída en los ingresos de los jóvenes y la disminución en el consumo de alcohol, que históricamente favorecía los encuentros sociales.
El IFS subraya que los adultos casados siguen teniendo más sexo regular que los solteros: 46% frente a 34%. Pero incluso los matrimonios muestran una caída: entre 1996 y 2008, el 59% de las parejas casadas reportaban tener sexo una vez por semana; entre 2010 y 2024, la cifra cayó al 49%.
La revolución digital debilitó tanto la formación de nuevas parejas como la intimidad en las ya establecidas. El uso excesivo de teléfonos, Netflix y redes sociales antes de dormir reemplaza momentos de intimidad. Este hábito, llamado procrastinación a la hora de acostarse, afecta negativamente la vida sexual.
Los hallazgos del IFS muestran que el sexo regular está asociado con una mejor salud, matrimonios más felices y mayor bienestar. Aunque gran parte de la vida actual ocurre en el mundo virtual, los seres humanos prosperan en la interacción real.