Salir, tomar alcohol —con moderación—, divertirse, volver a casa. Pero, antes de dormir, surge el deseo del 'bajón', que suele ser un alimento rico en carbohidratos. No es su estómago, sino su cerebro, el que está dándole señales.
El médico Jorge Martín lo explica así: “Cuando consumís una cantidad desde moderada a excesiva de alcohol, tus niveles de glucosa en sangre pueden disminuir”. El hígado centra su atención en metabolizar el alcohol en vez de producir la cantidad necesaria de azúcar.
Por lo tanto, el cerebro se alerta y da señales al cuerpo para conseguir energía. La forma más rápida es a través de alimentos que contengan carbohidratos. Según el Instituto Nacional del Cáncer, las harinas refinadas se descomponen en glucosa, elevando los niveles de azúcar en la sangre de forma rápida.
“No es gula, es bioquímica con resaca incluida”, afirma Martín. En este sentido, la recomendación es comer bien e hidratarse lo suficiente antes de tomar alcohol y no posteriormente al consumo.
Mariana Sierra Escobar, El Tiempo/GDA