Los fríos llegaron para quedarse a Uruguay y, si bien este año tienen la novedad de que no se llevaron a los mosquitos, su arribo trae los ya esperados resfríos, gripes, alergias, tos y todo ese arsenal. Para estar preparados, despejaremos varios mitos o creencias comunes sobre estas enfermedades, que pueden ir de simples síntomas molestos hasta la muerte.
Por un lado, están los resfríos comunes, incómodos, pero no graves, que afectan a la nariz y la garganta y pueden, en ocasiones, generar algunos grados de fiebre. Pueden ser molestos, pero se resuelven solo, con el paso de los días. En cambio, la gripe es causada por el virus de la influenza, es altamente contagiosa y potencialmente mortal.
“Una gripe no es un resfrío fuerte”, remarcó en primer lugar el doctor Eduardo Regueira, en respuesta a una creencia extendida en la sociedad, que lleva en muchos casos a que las personas no consulten al médico o no valoren adecuadamente la permanencia de síntomas como la fiebre alta. Y no solo eso, sino que apuntó: “Las complicaciones propias de la gripe, pueden llevar a la hospitalización y a la muerte”.
Todos los años se producen internaciones en CTI y fallecimientos por esta enfermedad, “mayormente en personas con factores de riesgo, comorbilidades y en aquellas que no recibieron la vacuna”, resaltó Regueira, quien dio recomendaciones e información para enfrentar esta etapa del año de la manera más saludable.
Los síntomas de gripe incluyen fiebre de 39° o más, dolor muscular, decaimiento, pérdida del apetito, tos persistente, falta de aire, dolor en los ojos, entre otros. La principal diferencia entre un resfrío común y una gripe, está en la zona del sistema respiratorio al que afecta. Mientras los primeros atacan las vías respiratorias altas, la gripe lo hace en la parte baja, por lo que puede afectar a los pulmones.
Grupos de riesgo
Los grupos de la población que tienen mayor riesgo de desarrollar una enfermedad severa y tener complicaciones por la gripe, según indicó el profesional, son:
- Niños menores de 5 años, en especial los menores de 2 años.
- Adultos mayores de 65 años.
- Embarazadas.
- Personas que padecen: obesidad; enfermedad inmunodepresora; asma; EPOC; enfermedades neurológicas (en especial neuromusculares); enfermedades cardiovasculares; hematológicas; renales y hepáticas; diabetes o trastornos metabólicos.
- Menores de 19 años que reciben tratamiento prolongado con ácido acetil salicílico.
“La infección puede derivar en complicaciones, una de las más habituales es la neumonía bacteriana secundaria, junto a exacerbaciones de enfermedades respiratorias crónicas, otitis media y bronquitis. Otras complicaciones menos frecuentes incluyen neumonía primaria, encefalitis, meningitis aséptica, mielitis transversa, miocarditis y pericarditis, así como síndromes neurológicos graves como Guillain-Barré y Reye. Las consecuencias más severas, incluidas las defunciones, se presentan mayoritariamente en mayores de 65 años, personas con condiciones crónicas de salud, embarazadas y niños, en especial en aquellos menores de dos años”, informó el Ministerio de Salud Pública (MSP).
Mito: La vacuna da gripe
“No, no da gripe y es segura. Incluso, por su composición puede darse a embarazadas y en conjunto al resto de las vacunas del esquema. Únicamente no se puede dar a menores de seis meses o si está comprobada la alergia a los componentes”, explicó Regueira y llamó a que la población de riesgo se vacune.
A diferencia de otras vacunas que tienen virus atenuado -como la del sarampión-, la de la gripe es a virus inactivo. “No podés vacunarte e infectarte por eso. Podés cursar una gripe, pero no por la vacuna, eso es un mito”, apuntó.
Y más allá de que muchas personas dicen “yo me vacuné y me engripé”, Regueira recalcó que, si bien es cierto que haberse inoculado no impide el contagio, “es fundamental saber que sí es muy eficaz para evitar las complicaciones, los casos graves y mortales”.
El acceso a la vacuna es universal y gratuito en los puestos de vacunación habilitados.
Por otra parte, el médico indicó qué situaciones no constituyen una contraindicación a la vacuna, aunque se pueda pensar lo contrario. Estas son: resfrío; asma; nacimiento prematuro; historia de ictericia al nacimiento; historia familiar de convulsiones: tratamiento con antibióticos; tratamiento con corticoides a bajas dosis; enfermedades neurológicas no evolutivas; síndrome de Down.
¿Tapabocas para la gripe?
Pasada la pandemia, todavía se ven personas con mascarilla. Aunque usarla no es una recomendación específica de los médicos, es útil para quienes cursan un resfrío o gripe y deben salir de su casa. “Es de sentido común, para no contagiar”, dijo Regueira.
¿Cuándo consultar al médico por una gripe?
La gripe es tan potencialmente grave, como usual y esto puede llevar a que muchas personas “se dejen estar” y no consulten al médico.
En este sentido, Regueira apuntó: “En caso de niños, ante la duda, consultar siempre. En adultos se intenta manejar la fiebre con antitérmicos o una ducha tibia, pero si una persona lleva 48 a 72 horas con 39° de fiebre o más, con dolor muscular o decaimiento, tiene que consultar”.
Es especialmente importante atender a las complicaciones respiratorias que puedan presentarse. “Que el médico ausculte y conozca cómo están los pulmones, y se pueda descartar una infección respiratoria baja”, remarcó.
Tanto en el caso de niños como de adultos, es clave el manejo responsable de no saturar las salas de emergencia. “Lo mejor es la atención y el manejo de la enfermedad en casa, para evitar contagios”, dijo el médico.
¿Fiebre y antibióticos?
Pese a que cada vez hay más información, aún sucede que muchas personas creen que ante la presencia de fiebre o unas llagas en la garganta, por ejemplo, hay que tomar antibiótico y se automedican. Pero no.
“Es importante aclararlo: los antibióticos son para infecciones bacterianas y se necesita diagnóstico”, remarcó Regueira.
“Es fundamental evitar la automedicación y consultar. Automedicarse genera resistencia microbiana, que a la larga es muy peligrosa”, agregó.
¿Y los remedios caseros?
Aunque no están contraindicados, porque es cierto que un té con miel y huaco puede ayudar a sentirse mejor, “los remedios de la abuela tienen más de amor y cariño que de científico”, aclaró Regueira. Ante un broncoespasmo, por ejemplo, antes que un vaho es mejor una nebulización prescrita por un médico.
Ducha de agua tibia
No es una cura, ni bajará la fiebre de forma definitiva, pero una ducha de agua tibia es una opción para que una persona afiebrada se sienta mejor.
“Pero no es una ducha de agua fría”, aunque se suele pensar que es así, aclaró Regueira.
En resumen, el médico llamó a la población a “no bajar los brazos, ni enloquecerse ante los primeros fríos y no saturar los centros de emergencia”.