Redacción El País
La investigación de la Universidad de Washington analizó encuestas de salud de más de 42.000 personas mayores de 65 años entre 2011 y 2019, y reveló que vivir cerca de espacios verdes o azules, como lagos o mares, está asociado con una mejor salud física y mental en adultos mayores.
Los hallazgos indican que tener solo un 10% más de espacio forestal en la zona residencial de una persona se relaciona con una reducción en la angustia psicológica grave, abarcando problemas de salud mental que requieren tratamiento y afectan la vida social, laboral o escolar.
Además, un aumento del 10% en espacios verdes, cobertura arbórea, cuerpos de agua o longitud de senderos reduce la probabilidad de que las personas mayores informen una mala salud general.
Los investigadores destacan que la pérdida de espacios verdes y azules en entornos urbanos, debido a la rápida urbanización, puede tener un impacto ambiental y en la salud pública.
Analizando la relación entre el acceso a espacios verdes y azules, como bosques, parques, lagos y ríos, y la salud general y mental de los encuestados, los resultados sugieren que la exposición a la naturaleza puede desempeñar un papel importante en el bienestar de los adultos mayores. Aunque otros estudios han explorado esta relación, este es uno de los primeros en centrarse en adultos mayores en los Estados Unidos.
Dada la vulnerabilidad de los adultos mayores a problemas de salud mental, como la depresión, este estudio destaca la importancia de considerar la exposición a la naturaleza como una forma potencial de mejorar la salud mental en esta población. Se sugiere que la "receta de la naturaleza", una práctica emergente en la que los proveedores de atención médica recomiendan actividades al aire libre por escrito, podría ser una solución valiosa. La investigación futura buscará comprender mejor cómo la exposición a espacios verdes y azules impacta directamente en la salud mental y general, así como su relación con el deterioro cognitivo.