La sal de Epsom, un compuesto mineral conocido desde el siglo XVII, ganó popularidad en el mundo del bienestar gracias a su uso en baños relajantes que ayudan a aliviar tensiones musculares, reducir el estrés y mejorar el sueño.
Aunque no es una sal de consumo alimentario, su uso externo es reconocido por sus efectos beneficiosos sobre el cuerpo y la mente.
Un compuesto mineral con historia y propiedades únicas
La sal de Epsom fue descubierta en la localidad homónima de Epsom, en el condado de Surrey, Inglaterra, durante el siglo XVII. Desde entonces, ha sido utilizada por sus cualidades terapéuticas.
Químicamente, se trata de sulfato de magnesio, compuesto por magnesio, azufre y oxígeno. A diferencia del cloruro de sodio (sal común), la sal de Epsom no se utiliza en la alimentación debido a su sabor amargo y su potencial efecto laxante si se ingiere en exceso. Sin embargo, su aplicación tópica en baños calientes ha demostrado efectos beneficiosos en la salud física y emocional.
¿Cómo actúa la sal de Epsom en el cuerpo?
Cuando se disuelve en agua caliente, la sal de Epsom libera iones de magnesio y sulfato que pueden ser absorbidos por la piel o inhalados en forma de vapor.
El magnesio tiene efectos conocidos sobre el sistema nervioso central, ayudando a reducir la liberación de cortisol —la hormona relacionada con el estrés— y promoviendo un estado de relajación general.
Además, posee propiedades antiinflamatorias que ayudan a reducir el dolor y la rigidez muscular, por lo que su uso se recomienda después de actividades físicas intensas o en casos de tensión muscular crónica.
El médico clínico Ramiro Heredia explicó que, en los baños de inmersión, los componentes de la sal de Epsom actúan a nivel cutáneo y respiratorio, promoviendo una sensación de alivio físico y tranquilidad mental que puede traducirse en un sueño más profundo y reparador.
Evidencia médica y recomendaciones profesionales
La Clínica Cleveland, una de las instituciones médicas más reconocidas de Estados Unidos, destacó los efectos positivos de los baños con sal de Epsom en el tratamiento de dolores musculares localizados, especialmente en áreas como el cuello, los hombros y la zona lumbar.
También mencionó su utilidad para aliviar cefaleas tensionales y mejorar el estado de ánimo en personas con altos niveles de estrés.
Además, varios estudios han relacionado la deficiencia de magnesio con trastornos del sueño, fatiga persistente y mayor susceptibilidad al dolor. Por eso, los baños con sales de Epsom son valorados por su capacidad de proporcionar alivio local sin efectos secundarios significativos.
Instrucciones para preparar un baño terapéutico con sal de Epsom
Para disfrutar de los beneficios de este tratamiento casero, la Clínica Cleveland sugiere seguir los siguientes pasos:
- Llenar una bañera con agua cálida.
- Agregar una taza y media de sal de Epsom.
- Comprobar que la temperatura del agua sea adecuada antes de entrar.
- Permanecer en el baño durante 15 a 20 minutos.
- Al salir, secar la piel suavemente y aplicar una loción humectante para mantener la hidratación.
Este ritual puede repetirse hasta tres veces por semana, según la tolerancia individual y las recomendaciones médicas.
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