Guía para prevención del cáncer de piel: lo que hay que saber sobre protectores solares, autoexamen y exposición solar

Redacción El País
El autocuidado diario es un pilar fundamental en la prevención del cáncer de piel, especialmente del cáncer de piel no melanoma, que es el tipo más frecuente. Los especialistas coinciden en que el uso diario de protector solar, el autoexamen de la piel y la atención a la exposición solar reducen significativamente el riesgo de desarrollar esta enfermedad.

La buena noticia es que, cuando el cáncer de piel se detecta de manera precoz, presenta altas tasas de cura. Además, muchos casos pueden evitarse con hábitos preventivos constantes.

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La prevención del cáncer de piel no melanoma y del melanoma comienza con el uso adecuado de protector solar. Este tipo de cáncer surge principalmente por un daño inflamatorio crónico causado por la exposición acumulada a la radiación UVB, UVA e infrarroja.

Los principales factores de riesgo incluyen:

• Edad mayor a 40 años
• Piel clara u ojos claros
• Enfermedades autoinmunes
• Antecedentes personales o familiares de cáncer de piel
• Exposición prolongada y repetida al sol
• Quemaduras solares previas
• Uso de camas de bronceado artificial
• Condiciones de piel específicas (como xeroderma pigmentoso)

Las pieles claras son más susceptibles porque tienen menos melanina, el pigmento natural que brinda cierta protección frente a los rayos UV. Por eso, las personas con piel clara deben extremar cuidados.

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El uso regular y correcto del protector solar es uno de los pilares más efectivos del autocuidado. Un estudio publicado en Journal of Clinical Oncology mostró que el uso diario de protector solar redujo un 50% la incidencia de melanoma, el tipo más agresivo de cáncer de piel.

Recomendaciones principales:

• FPS 30 como mínimo para pieles morenas.
• FPS 50 o más para pieles claras.
• Aplicar siguiendo la “regla de las dos capas”:
  
  1. Aplicar una capa generosa en todo el cuerpo.
  2. Repetir una segunda capa cuando se absorba.

Para quienes no se exponen directamente al sol, basta una aplicación diaria en zonas expuestas. Pero quienes están al aire libre (playa, piscina, deportes) deben:

• Reaplicar cada 2–3 horas,
• O después de nadar o transpirar.

Es importante recordar que el protector solar no habilita a una exposición solar prolongada. Lo ideal es combinarlo con ropa con protección UV, sombreros, lentes y sombra.

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Otro pilar del autocuidado es el autoexamen de la piel, una herramienta clave para detectar lesiones sospechosas. Algunas señales típicas del cáncer de piel no melanoma:

• Bultos rosados o rojizos que crecen lentamente
• Heridas que no cicatrizan después de 4 semanas
• Verrugas que se vuelven dolorosas

Señales del melanoma (Regla ABCDE):

• A: Asimetría
• B: Bordes irregulares
• C: Colores variados
• D: Diámetro mayor a 6 mm
• E: Evolución o cambios visibles

El autoexamen debe hacerse con buena luz y un espejo grande. Si se observa cualquier cambio, lo adecuado es consultar a un dermatólogo. Aquellas personas que de por sí tienen un riesgo más alto de desarrollar cáncer de piel deberían realizar un control dermatológico anual, incluso cuando no haya signos visibles.

• Evitar la exposición solar entre las 9:00 y 15:00, cuando la radiación UV es más intensa.
• Evitar las cámaras de bronceado artificial.
• Mantener la piel hidratada para preservar la barrera cutánea y así reducir la inflamación crónica relacionada con el daño solar.

Los cánceres de piel más frecuentes son:

1) Carcinoma basocelular (CBC)

El tipo más común. Afecta zonas expuestas al sol como cara, cuello y cuero cabelludo.

2) Carcinoma espinocelular (CEC)

También asociado a zonas expuestas. Puede presentar mayor agresividad si no se trata.

3) Melanoma

Es el menos frecuente, pero el más letal. Representa alrededor del 5% de los casos, pero causa 40% de las muertes por cáncer de piel. Su detección temprana es fundamental.

Las tasas de cura del cáncer de piel son muy altas cuando se detecta en etapas iniciales:

• Melanoma temprano: más del 90% de curación.
• Carcinomas basocelular y espinocelular: generalmente se tratan con cirugía simple.

Incluso el melanoma metastásico ha mejorado su pronóstico gracias a la inmunoterapia, que ha aumentado significativamente la supervivencia en los últimos años.

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