Para personas con dolor ginecológico crónico, el sufrimiento puede ser constante, haciendo que actividades cotidianas como sentarse, andar en bicicleta o incluso usar ropa interior resulten extremadamente incómodas. Para muchas de ellas —la mayoría mujeres—, las relaciones sexuales y los exámenes pélvicos de rutina pueden volverse insoportables.
La endometriosis y la vulvodinia (dolor genital crónico) son afecciones ginecológicas comunes que pueden causar dolor intenso. Cada una afecta a 1 de cada 10 mujeres en EE. UU. Sin embargo, muchas enfrentan escepticismo y manipulación en entornos médicos cuando buscan tratamiento.
Esto lo sabemos gracias a nuestras investigaciones sobre cognición social y cómo pacientes con condiciones mal entendidas lidian con conversaciones difíciles con médicos y familiares, así como a través de trabajo voluntario con personas que viven con estas dolencias.
El gaslighting médico en torno al dolor ginecológico crónico es un problema social complejo, alimentado por lagunas en la investigación y la formación médica.
"Todo está en tu cabeza"

Un estudio de 2024 con pacientes que acudieron a una clínica por dolor vulvovaginal (dolor en genitales externos y vagina) encontró que:
- 45% escuchó que "solo necesitaban relajarse"
- 39% fueron tratadas como si estuvieran "locas"
- 55% consideró abandonar la búsqueda de atención médica
- Estos hallazgos coinciden con una metasíntesis de 2023 dirigida por Elizabeth Hintz: las pacientes con dolor crónico suelen escuchar que su sufrimiento es "psicológico"
Otro estudio siguió a pacientes en dos grandes ciudades de EE. UU. que buscaban tratamiento para dolor vulvovaginal. La mayoría consultó a múltiples médicos sin recibir un diagnóstico. Ante estas dificultades, muchas recurren a redes como Reddit en busca de apoyo.
Estas investigaciones ilustran cómo muchas personas pasan años saltando de médico en médico, escuchando que su dolor "no es real". ¿Por qué siguen buscando ayuda?
"Déjeme describirle el dolor que me llevó a probar tantos médicos, exámenes y tratamientos. Tener relaciones sexuales es como rasgar la zona más sensible de tu cuerpo", relató una paciente.
Las raíces del gaslighting médico
El gaslighting médico —cuando las preocupaciones del paciente son minimizadas, mal atribuidas o descartadas— tiene sus raíces en siglos de prejuicios de género en la medicina.
Los problemas de salud reproductiva femenina históricamente se tacharon de "histeria". Hace un siglo, los psicoanalistas freudianos atribuían erróneamente el dolor sexual femenino a "complejos psicológicos", como la "envidia del pene".
Estas ideas anticuadas ayudan a explicar por qué, hoy, muchos médicos aún no toman en serio estos síntomas.
Consecuencias del gaslighting médico
Además del dolor físico no tratado, las consecuencias incluyen:
- Aislamiento: cuando nadie cree en su sufrimiento
- Autoduda: algunas pacientes internalizan la desconfianza y cuestionan su propia percepción del dolor
- Efectos psicológicos: ansiedad, depresión e incluso síntomas de estrés postraumático
- Desconfianza en el sistema de salud: muchas evitan buscar atención por miedo a ser rechazadas nuevamente.
Aunque condiciones como la endometriosis están ganando visibilidad, estas dinámicas persisten.

Falta de investigación y financiamiento
El problema se agrava por la falta de investigación en salud femenina. Un informe de 2025 de las Academias Nacionales de EE. UU. reveló que las enfermedades que afectan mayoritariamente a mujeres están subfinanciadas en comparación con las que afectan a hombres.
En la última década, los fondos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) para investigación en salud femenina han disminuido. En abril de 2025, el gobierno de Trump amenazó con recortar el financiamiento a la Iniciativa de Salud de la Mujer, un programa clave.
Sin fondos sostenibles, condiciones como la endometriosis y la vulvodinia seguirán mal entendidas, dejando a médicos sin herramientas y a pacientes sin respuestas.
Disparidades en la atención
El desafío es aún mayor para pacientes que enfrentan discriminación por raza o clase social.
Un estudio de 2016 encontró que 50% de los estudiantes de medicina blancos creían en mitos falsos, como que "los pacientes negros tienen piel más gruesa o menos sensibilidad al dolor".
Estos prejuicios llevaron a subestimar el dolor en pacientes negros y ofrecer tratamientos menos adecuados.
Las mujeres son más propensas a desarrollar dolor crónico, pero se las percibe como "menos confiables" al describirlo. En comparación con hombres, tienen menos probabilidades de recibir analgésicos y más de ser derivadas a terapia psicológica.
Estos estereotipos persistentes resultan en diagnósticos tardíos, tratamientos inadecuados e incluso muertes evitables.
Cómo combatir el gaslighting médico
Para el sistema de salud:
Reformar la formación médica: incluir sesgos de género/raza y educar sobre condiciones como la vulvodinia.
Enseñar a escuchar: los médicos deben validar las experiencias de los pacientes y admitir cuando no tienen respuestas.
Para los pacientes:
Informarse: leer libros como "Cuando el sexo duele: Entendiendo y sanando el dolor pélvico" o recurrir a fuentes confiables como la Sociedad Internacional para el Estudio de la Salud Sexual de la Mujer.
Buscar apoyo: organizaciones como la Asociación de Endometriosis o la Asociación Nacional de Vulvodinia ofrecen redes de ayuda y listas de médicos especializados.
Unirse a grupos de defensa: como Tight Lipped, que empodera a pacientes para impulsar cambios en el sistema.
Aunque estas medidas no erradiquen el gaslighting médico, pueden neutralizar sus efectos y ayudar a los pacientes a navegar un sistema que a menudo les falla.
Elizabeth Hintz. Marlene D. Berke, The Conversation
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