Esperanza de vida: especialistas explican por qué ya no aumenta tan rápido como en períodos anteriores

Un estudio internacional revela que el aumento de la longevidad se ha desacelerado: quienes nacen hoy ganan menos años de vida que generaciones anteriores, pese a los avances médicos.

Residencial de ancianos.
Residencial de ancianos.
Foto: Canva

Redacción El País
La esperanza de vida mundial ya no avanza al mismo ritmo que en el siglo pasado.

Un nuevo estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences analizó datos de 23 países de alta renta y baja mortalidad, y concluyó que el crecimiento de la longevidad se ha ralentizado de forma significativa.

De acuerdo con el Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE), la expectativa de vida en Brasil es actualmente de 76,4 años. Sin embargo, si se mantuviera la tendencia de la primera mitad del siglo XX, una persona nacida en 1980 podría esperar vivir hasta los 100 años.

Entre 1900 y 1938, la expectativa de vida aumentaba en promedio cinco meses y medio por generación. En cambio, para quienes nacieron entre 1939 y 2000, el aumento se redujo a entre dos meses y medio y tres meses y medio por generación, dependiendo del método de proyección.

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Foto: Freepik.

“Descubrimos que la tasa de crecimiento está disminuyendo entre un 37% y un 52%”, explica José Andrade, investigador del Instituto Max Planck de Investigación Demográfica (MPIDR) y primer autor del trabajo.

Los científicos trabajaron con seis métodos distintos de predicción de mortalidad, desde modelos clásicos como los utilizados por Naciones Unidas hasta las técnicas estadísticas más recientes. El resultado fue consistente en todos los casos: la longevidad continúa aumentando, pero mucho más lentamente que antes.

Una de las principales razones es que los grandes avances de comienzos del siglo XX se debieron a la drástica reducción de la mortalidad infantil y juvenil, impulsada por la medicina moderna, las vacunas, los antibióticos y mejoras en las condiciones de vida. Hoy, la mortalidad en esas edades es tan baja que queda poco margen de progreso.

El desafío actual está en las edades avanzadas: los investigadores advierten que la mejora en la supervivencia de adultos y ancianos no es lo suficientemente rápida como para compensar la desaceleración general. Incluso en escenarios optimistas —en los que la longevidad de los mayores mejorara al doble de lo previsto— los incrementos no alcanzarían los niveles de principios del siglo XX.

Los expertos coinciden en que, si bien seguimos viviendo cada vez más, el sueño de acercarse masivamente a los 100 años aún está lejos de cumplirse.

En base a OGlobo/GDA

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