Nunca es tarde para causar impacto, como descubrió Orestes Quintana, uno de los decanos del club de natación Juventud Acumulada (Eternamente Joven), en la capital cubana, La Habana. El exrevolucionario de 87 años, que ayudó a Fidel Castro a luchar por la victoria contra una dictadura en 1959, comenzó a nadar relativamente tarde, a los sesenta años.
Antes de eso, "yo sabía flotar, solía mantenerme a flote como todos, pero no sabía nadar", dijo el exsoldado de cabello canoso. Ahora, pasa dos horas enteras al día nadando por las aguas azul-verdosas del Caribe y tiene varios títulos amateur de natación en su nombre.
"Casi no tengo competidores. En mi grupo de edad, muy pocas personas saben nadar", confesó con una sonrisa.

Lázaro Díaz, de 75 años, también era jubilado cuando aprendió a nadar como una panacea para un corazón débil y dolores recurrentes de espalda.
"Estaba empezando a sentir los efectos del envejecimiento", dijo Díaz, quien hace un viaje de ida y vuelta de seis kilómetros desde su casa todos los días para participar en su revitalizante prueba de natación de 400 metros.
"En el agua no siento (ningún dolor)", añadió.

Juventud Acumulada opera en uno de una serie de centros recreativos construidos para la élite cubana a lo largo de la costa oeste de La Habana entre las décadas de 1930 y 1950. Los centros fueron posteriormente nacionalizados por el gobierno comunista de Castro y convertidos en "círculos sociales de trabajadores" o CST.
El glamour del CST Otto Parellada —nombrado en honor a un joven rebelde muerto luchando contra la dictadura de Fulgencio Batista— hace tiempo que fue erosionado por los elementos y las sucesivas crisis económicas. La pintura verde claro de la sede del club se está descascarando.
Y la escalera que antes llevaba del muelle al agua fue arrastrada por un huracán, lo que significa que los nadadores ahora tienen que enfrentarse a un muro de contención resbaladizo. Pero los bronceados estadistas y veteranos de la natación permanecen impertérritos.
Juventud Acumulada fue fundada por un campeón amateur de natación local, Ramón Cordovés, quien perfeccionó su técnica leyendo consejos del legendario atleta olímpico y actor rumano-estadounidense Johnny Weissmuller, famoso por la serie de televisión "Tarzán".
El club ahora está abierto a nadadores de todas las edades, pero se asocia más con los veteranos, quienes lucen sus colores en competencias por toda la isla.
Su miembro más anciana, María Antonia Cendoya, recientemente ganó oro en una carrera de 50 metros a la tierna edad de 88 años.
En una época en que los europeos están enloquecidos por los baños radicales en lagos, lagunas y océanos, Quintana resumió los beneficios de un chapuzón en el mar: "El mar rejuvenece, da energía, te hace feliz y alivia el estrés. El mar es maravilloso".
AFP