Ejercicio físico es clave en personas con obesidad para mantener el peso perdido y mejorar su salud integral

En el tratamiento de la obesidad, la actividad física no es opcional. Ayuda a sostener el peso perdido, mejora el metabolismo y tiene beneficios cardiovasculares, emocionales y musculares comprobados.

Mujer haciendo una sentadilla contra la pared.
Mujer haciendo una sentadilla contra la pared.
Foto: Freepik

En las personas con obesidad, la actividad física es un pilar fundamental en su tratamiento de descenso de peso y constituye una de las pocas herramientas con eficacia demostrada para mantener un peso adecuado.

Sin embargo, los beneficios del ejercicio físico van mucho más allá de ser una opción para mantener un peso saludable, sino que están comprobadas sus múltiples implicancias a nivel cardiovascular, metabólico o de salud emocional, entre otros aspectos.

Muchos pacientes que logran descender de peso, pasado un tiempo lo recuperan y una de las herramientas para evitar esa subida y mantenerse saludables es la práctica constante de ejercicio físico.

Las estadísticas dan cuenta que del total de personas que logra descender de peso, aproximadamente el 88% tiene riesgo de “reganar” los kilos perdidos. No solo eso: se estima que las personas con obesidad y/o sobrepeso realizan entre cinco y ocho intentos antes de lograr un peso adecuado.

Algunos estudios analizaron qué factores son protectores para evitar la reganancia de peso. Todos coinciden que el consumo de frutas y verduras (y el evitar los alimentos ultraprocesados), contar con tratamiento psicológico y seguir un control del peso semanal resultaron ser claves; pero un denominador común (y realmente decisivo) entre las personas que logran mantener el peso descendido es la práctica de ejercicio físico.

En pacientes con obesidad, el ejercicio físico es una prescripción médica. Sin duda, mantener una alimentación saludable y acorde a las necesidades energéticas de cada persona es un factor crucial en mantener el peso, pero la evidencia muestra que realizar actividad física es otro factor fundamental para evitar la reganancia.

Es importante recordar que prácticamente no existe condición física o médica que impida que una persona realice ejercicio.

La dosis requerida

La cantidad de ejercicio físico necesario en pacientes con obesidad varía. La prescripción de movimientos será una combinación de ejercicios aeróbicos y de fuerza.

Los profesionales que nos dedicamos a abordar la obesidad, debemos saber prescribir actividad física en una dosis e intensidad acorde a las características de cada paciente.

La actividad física siempre debe ser individualizada y acorde a las características físicas y condiciones medicas de cada persona.

Hombre en el gimnasio haciendo cardio
Hombre en el gimnasio haciendo cardio.
Foto: Freepik

¿Por qué el ejercicio físico previene la reganancia de peso? Cuando una persona desciende de peso su metabolismo basal se enlentece. El metabolismo basal es la cantidad de calorías que una persona requiere al día en reposo, sin contar el gasto energético por la actividad.

El enlentecimiento del metabolismo basal no es solamente porque el peso es menor y, por ende, son menores los requerimiento energéticos. El cuerpo humano es metabólicamente muy eficaz y adaptable si le suministramos menor cantidad de alimentos enlentecerá el gasto basal para ahorrar energía; esto es un mecanismo de supervivencia básico de cualquier especie. Los factores mencionados también explican que si la persona regresa a su alimentación anterior, la reganancia de peso puede superar el peso con que la persona inicio el proceso de adelgazamiento.

La forma más eficaz y fisiológica de aumentar el metabolismo basal -que se torna lento después de un proceso de adelgazamiento- es aumentar el gasto energético diario y la forma de hacerlo es mediante del ejercicio físico.

El ejercicio no solo aumenta la cantidad de calorías diarias que necesitamos, sino que también promueve el desarrollo de masa muscular, el tejido en el cuerpo que más calorías gasta.

Un kilo de musculo entrenado gasta el doble de energía que un kilo de músculo no entrenado.

¿Por qué es tan frecuente que personas con sobrepeso no practiquen actividad física?

Sin duda que la actividad física es un momento de conciencia plena del cuerpo, al igual que comprarse ropa o disfrutar de la sexualidad. Si la persona no se siente cómoda con su formato de cuerpo, es posible que quiera evitar actividades donde tenga que enfrentarse a su figura actual. Por eso es de suma importancia que los centros deportivos realicen rutinas acordes a cada paciente, para que todos y todas las personas puedan sentirse cómodas con el ejercicio y también sentirse parte de un grupo.

Un dato más: No solo se trata de entrenar, el descanso es esencial para la recuperación muscular, la prevención de lesiones y el bienestar general.

Movimiento VS ejercicios físicos

Realizar una actividad física no es lo mismo que hacer ejercicio. Lo primero, hacer cualquier movimiento corporal que gaste energía, pero que no es planificado ni estructurado. Por ejemplo, puede ser de subir una escalera, peinarse o lavar ropa. No hay una recomendación específica para pacientes con obesidad, pero cuando más movimientos realicen, mejor.

En tanto, los ejercicios en sí pueden ser aeróbicos o de fuerza. Los primeros son caminar, correr, nadar, andar en bicicleta, practicar danza, entre otros. La recomendación en pacientes con obesidad es un mínimo de 150 minutos semanales y lo más recomendado es alcanzar los 300 minutos por semana.

Los ejercicios de fuerza, implican el uso de una resistencia para fortalecer los músculos, ejemplo: levantar pesas, ejercicio con bandas elásticas o TEX incluso con tu propio peso. La recomendación en pacientes con obesidad es su práctica entre dos a tres veces semanales.

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