Redacción El País
Un estudio de la Universidad de Toronto trajo buenas noticias para quienes ya pasaron los 60: uno de cada cuatro adultos mayores logra recuperar un estado de bienestar óptimo en apenas tres años, aun después de atravesar dolores crónicos, soledad o problemas de salud. La investigación, publicada en la revista PLOS One, siguió a más de 8.300 personas y comprobó que la mejora no depende solo de la genética, sino también de los hábitos y del entorno.
La investigación se enfocó en lo que los autores llaman “bienestar óptimo”: una combinación de buena salud física, estabilidad emocional y satisfacción con la vida. Es decir, no se trata solo de no enfermarse, sino de sentirse bien y funcional.
El poder de los factores emocionales
Uno de los hallazgos más interesantes fue que quienes mantenían una actitud positiva o una buena salud emocional desde el inicio del estudio tenían hasta cinco veces más posibilidades de alcanzar ese bienestar pleno. La psicóloga e investigadora Mabel Ho, una de las autoras, explicó que esto demuestra el papel clave de los factores psicosociales y del estilo de vida: no es solo lo que se hace, sino también cómo se vive emocionalmente esa etapa.
En Uruguay, donde más del 20% de la población supera los 60 años, estos resultados aportan una mirada optimista sobre el envejecimiento. En lugar de centrarse en el deterioro o la dependencia, la investigación muestra que la recuperación es posible, incluso después de atravesar momentos difíciles.
Dormir, moverse y vincularse
El análisis identificó cinco hábitos que marcaron la diferencia: mantener un peso saludable, hacer actividad física regular, dormir bien, no fumar y participar en espacios sociales. Son factores sencillos, pero su efecto combinado se traduce en más energía, autonomía y satisfacción personal.
La doctora Ho subrayó que con apoyo y acompañamiento adecuados, muchas personas mayores pueden recuperar su salud, su felicidad y su independencia, incluso tras sufrir enfermedades o pérdidas. En otras palabras, nunca es demasiado tarde para mejorar la calidad de vida.
Una nueva mirada sobre la vejez
La directora del Instituto para el Curso de Vida y el Envejecimiento, Esme Fuller-Thomson, señaló que los resultados rompen con la visión tradicional que asocia la vejez con el deterioro. Según dijo, el desafío ahora es que las políticas públicas y los servicios de salud acompañen este cambio de paradigma, fomentando el bienestar integral en lugar de enfocarse solo en la enfermedad.
En ese sentido, promover entornos saludables —desde la vivienda hasta los espacios comunitarios— y fortalecer las redes sociales de apoyo son estrategias tan importantes como el ejercicio o la alimentación equilibrada.
Envejecer bien, un objetivo alcanzable
El mensaje central del estudio es claro: envejecer no tiene por qué ser sinónimo de declive. Con las condiciones adecuadas y una actitud activa frente al bienestar, la mayoría de las personas mayores puede mejorar su calidad de vida en poco tiempo.
Recuperar la rutina de sueño, moverse más, cuidar la alimentación y mantener los vínculos son pasos sencillos pero poderosos. Y aunque cada historia es diferente, los investigadores coinciden en que la resiliencia sigue siendo una de las mayores fortalezas de la vejez: la capacidad de adaptarse, reinventarse y, sobre todo, volver a sentirse bien.
En base a El Tiempo/GDA
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