Consejos para el baño de personas mayores de 70 años que ayudan a dormir mejor y prevenir infecciones

Una higiene adaptada es fundamental en la tercera edad. Consejos de expertos para cuidar la piel, evitar caídas y mejorar el descanso en personas mayores de 70 años

Adulta mayor en la bañera
Adulta mayor en la bañera
Freepik

Redacción El País
Mantener una rutina de higiene adecuada es fundamental a cualquier edad, pero en personas mayores de 70 años se vuelve aún más importante por su impacto en la salud física, el estado emocional y la calidad del descanso. Lejos de enfocarse solo en la limpieza, el baño diario bien realizado puede prevenir infecciones, reforzar la autoestima y mejorar el sueño.

Aunque factores como la pérdida de movilidad, la fragilidad de la piel o la necesidad de asistencia pueden dificultar este momento, adaptar la rutina de baño a las necesidades individuales forma parte de un envejecimiento saludable.

¿Cada cuánto conviene bañarse?

Según especialistas en geriatría y dermatología, las personas mayores no necesitan ducharse a diario, especialmente si presentan dificultades físicas o viven solas. En esos casos, se sugiere realizar un baño completo —con ducha o inmersión— al menos tres veces por semana. Lo importante es priorizar la calidad del aseo más que la frecuencia.

En los días sin ducha, se recomienda realizar una higiene estratégica diaria: lavado de cara, manos, pies, zona genital y anal, así como el cuidado bucal completo (incluyendo lengua y paladar). También es clave mantener uñas limpias para evitar infecciones en la piel.

Una ducha que ayude a dormir

Varios estudios, como los realizados por expertos en medicina del sueño en Harvard, comprobaron que una ducha caliente entre una y dos horas antes de dormir ayuda a conciliar el sueño y a reducir los despertares nocturnos. Esto ocurre porque el agua tibia eleva levemente la temperatura corporal central, lo que luego desencadena un descenso natural que prepara al cuerpo para el descanso.

La temperatura ideal del agua ronda los 40 °C. Duchas más calientes pueden resecar la piel o generar bajones de presión. También es recomendable que la duración no supere los 10 minutos y que el baño se realice en un entorno seguro: barras de apoyo, alfombra antideslizante y buena ventilación son elementos imprescindibles.

Adulto mayor ducha, baño
Adulta mayor mirándose al espejo en el baño.
Foto: Freepik.

Claves para un baño seguro y efectivo

  • Enfocar el aseo en zonas clave: pliegues, genitales, axilas, pies y manos.
  • Evitar frotar o usar jabones agresivos: es preferible un limpiador neutro, sin fragancia ni propiedades antibacterianas, salvo indicación médica.
  • Hidratación post baño: aplicar crema o aceite cuando la piel aún está húmeda. Esto ayuda a sellar la humedad y prevenir la resequedad.
  • Evitar exfoliar con frecuencia: una vez por semana es suficiente y siempre con suavidad. Las esponjas duras o los guantes ásperos pueden dañar la piel frágil.
  • Cuidar la privacidad y el respeto si se necesita ayuda: quienes colaboran en el baño deben hacerlo con empatía, manteniendo la autonomía y las preferencias de la persona mayor.

Piel madura: cómo protegerla

A partir de los 70 años, la piel pierde elasticidad, se vuelve más delgada y retiene menos agua. Por eso, la higiene debe ir acompañada de una rutina de cuidado que no la irrite ni la exponga al daño. Los productos recomendados por dermatólogos incluyen lociones hipoalergénicas sin perfume, aceites corporales y cremas con ingredientes como glicerina, urea o ácido hialurónico.

Aplicar estos productos inmediatamente después del baño es clave para retener la humedad. En personas con piel muy seca o con tendencia a la descamación, se recomienda evitar productos con alcohol, fragancias fuertes o limpiadores exfoliantes.

El entorno también importa

Una rutina de higiene segura y adaptada no solo previene infecciones: también reduce el riesgo de caídas o accidentes en el baño, uno de los espacios más peligrosos del hogar para los adultos mayores. Incorporar barras de agarre, sillas especiales para la ducha, una buena iluminación y eliminar obstáculos del camino puede marcar una gran diferencia.

Una rutina con impacto positivo

En la tercera edad, cuidar la higiene personal es mucho más que mantener el cuerpo limpio. Es una forma de preservar la autonomía, de sostener rutinas estructuradas y de sentirse bien con uno mismo. El baño deja de ser solo una cuestión de salud y se convierte en una herramienta para mejorar la calidad de vida.

Acompañar estos cuidados con atención médica, contención emocional y un entorno seguro es parte de garantizar un envejecimiento digno, activo y pleno.

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