Redacción El País
Una modalidad de consumo de alcoholconsumo de alcohol que viene ganando terreno, especialmente entre adolescentes y jóvenes, es el binge drinking o consumo por atracón, una práctica cuyo objetivo no es socializar sino llegar rápidamente a una borrachera significativa. Según cifras globales, millones de muertes al año están relacionadas con el uso excesivo de bebidas alcohólicas, lo que incrementa las alertas de los especialistas.
El Instituto Nacional sobre el Abuso del Alcohol y el Alcoholismo de Estados Unidos define el consumo por atracón como la ingesta de cinco o más bebidas en hombres o cuatro o más en mujeres en aproximadamente dos horas, hasta alcanzar niveles de alcohol en sangre que indican intoxicación. El toxicólogo argentino Carlos Damín señaló que esta conducta es habitual en fines de semana y responde a la intención de “emborracharse por el solo hecho de embriagarse”, sin que medie necesariamente un entorno de encuentro social. Esta conducta no solo se observa en grandes ciudades, sino también en contextos cotidianos de recreación para los jóvenes.
El impacto en el cerebro y el cuerpo: daños que pueden durar décadas
Los especialistas remarcan que los riesgos del binge drinking son más graves cuando ocurren en menores de edad, ya que el sistema nervioso central termina de madurar cerca de los 21 años. La intoxicación repetida en etapas tempranas puede dejar secuelas como deterioro cognitivo, pérdida de capacidad intelectual y daños irreversibles en el cerebro, que pueden mantenerse incluso décadas después.
A corto plazo, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades advierten que esta conducta aumenta la probabilidad de accidentes de tránsito, agresiones, intoxicaciones agudas, quemaduras, caídas y conductas sexuales de riesgo asociadas con infecciones de transmisión sexual o embarazos no planificados.
Cuando el consumo se vuelve habitual, puede derivar en alcoholismo, entendido como dependencia física y psicológica. A largo plazo, esta enfermedad está relacionada con cirrosis hepática, hígado graso, inflamación del páncreas, tipos de cáncer, depresión, ansiedad y dificultades de memoria y aprendizaje.
Cómo prevenir y acompañar: el rol de la familia y los adultos
Para trabajar en la prevención del consumo problemático, los expertos recomiendan empezar por el entorno más cercano: el hogar. Damín recuerda que los adolescentes suelen copiar más lo que los adultos hacen que lo que dicen. Por eso, hábitos como beber alcohol antes de conducir o minimizar sus riesgos se traducen en un mensaje directo para los jóvenes. Mantener conductas saludables y responsables se convierte en una herramienta pedagógica eficaz para reducir la normalización del consumo.
Asimismo, el psiquiatra Rolando Salinas subraya que el alcoholismo no debe analizarse como una falta de voluntad o un problema moral, sino como una enfermedad compleja, en la que confluyen factores psicológicos, biológicos y sociales, y que requiere acompañamiento profesional y redes de apoyo para un abordaje integral.
En base a El Tiempo/GDA
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