Redacción El País
El orégano es una de las hierbas más queridas en la cocina rioplatense. Sin embargo, más allá del clásico toque de sabor que le da a pizzas, pastas o carnes, esta planta también se presenta en una forma más potente: el aceite de orégano. Se trata de un extracto que concentra sus compuestos más activos, y que en pequeñas dosis puede tener efectos positivos en la salud.
Este aceite se obtiene de las hojas y flores del orégano, principalmente de la variedad Origanum vulgare, mediante procesos que conservan sus principios activos más importantes, como el carvacrol y el timol. Su forma más común para consumo es el extracto de aceite de orégano, más estable y fácil de usar que el aceite esencial puro, que es muy fuerte y se emplea con fines específicos.
¿Qué contiene el aceite de orégano?
Además del carvacrol y el timol —dos compuestos conocidos por su efecto antimicrobiano—, este aceite contiene flavonoides, fenoles, terpenos y una buena cantidad de vitaminas (A, B, C, E y K), junto con minerales como potasio, calcio, hierro, zinc y magnesio. Esta combinación de nutrientes lo convierte en un aliado natural para distintas molestias cotidianas.
Tiene acción analgésica, antifúngica, antiviral, antibacteriana, antioxidante, digestiva y antiinflamatoria. Incluso se le atribuyen efectos antidepresivos y desinfectantes. Si bien no reemplaza ningún tratamiento médico, puede funcionar como complemento, siempre y cuando se use con precaución.
¿Cuáles son sus beneficios?
El aceite de orégano ha ganado popularidad por sus múltiples beneficios, tanto si se consume de forma oral como si se aplica sobre la piel (previa dilución). Estas son algunas de las ventajas más conocidas:
- Apoyo al sistema inmune: ayuda a combatir bacterias y virus responsables de infecciones comunes.
- Alivio respiratorio: favorece la descongestión nasal, calma la tos y despeja las vías respiratorias.
- Mejora digestiva: estimula la producción de enzimas que favorecen la digestión, aliviando molestias como la hinchazón o los gases.
- Disminución de dolores articulares: sus propiedades antiinflamatorias pueden reducir síntomas de artritis o artrosis.
- Cuidado de la piel: al aplicarlo con un aceite portador, puede contribuir a tratar hongos, acné u otras afecciones cutáneas.
Cómo usarlo de forma segura
El aceite de orégano se puede consumir de distintas maneras. Una opción es incorporarlo a la comida: unas gotas en una salsa, aderezo o preparación con tomate bastan para sumar sabor y propiedades. También se puede diluir una o dos gotas en un vaso de agua o jugo, nunca ingerirlo puro, ya que es muy fuerte.
Para quienes prefieren una opción más práctica y segura, existen cápsulas o suplementos que contienen dosis precisas de este aceite, ideales para incorporarlo como complemento alimenticio. Por lo general, se toman con agua después de las comidas.
En el caso de uso externo, como en tratamientos para la piel, es fundamental diluir el aceite con otro aceite base (como el de coco o almendras) para evitar irritaciones o quemaduras, ya que en estado puro puede ser agresivo, sobre todo en pieles sensibles.
Precauciones y contraindicaciones
A pesar de sus beneficios, no es un producto inocuo. Por su alta concentración, el aceite de orégano debe usarse en cantidades moderadas y por períodos limitados. Está desaconsejado durante el embarazo, la lactancia y en personas que estén bajo tratamiento con ciertos medicamentos o que tengan enfermedades crónicas. Siempre es recomendable consultar al médico antes de comenzar a usarlo.
El uso tópico también merece cuidado: si bien puede aliviar ciertas afecciones dermatológicas, aplicado sin diluir puede irritar la piel y las mucosas. Es preferible hacer una pequeña prueba antes de aplicarlo en zonas extensas o sensibles.
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