Microbiota intestinal: la gastroenterología explica cómo reparar el intestino y recuperar la salud digestiva

Restablecer la microbiota intestinal es una de las estrategias más efectivas para mejorar la digestión, fortalecer la inmunidad y potenciar el bienestar general.

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Foto: Commons.

Redacción El País
Durante años, la nutrición se centró en contar calorías o reducir grasas, pero la ciencia actual demuestra que el verdadero secreto para una buena salud está en el equilibrio microbiano intestinal. Este conjunto de millones y millones de microorganismos —bacterias, hongos y virus— influye directamente en el metabolismo, el sistema inmune e incluso el estado de ánimo.

La microbiota intestinal: el ecosistema que define tu salud

La microbiota intestinal cumple funciones esenciales: fermentar fibras vegetales, producir vitaminas (como la K y la B12), sintetizar ácidos grasos de cadena corta con efecto antiinflamatorio y entrenar al sistema inmunológico para distinguir agentes benignos de los dañinos.

Cuando este equilibrio se altera —un estado conocido como disbiosis intestinal— pueden aparecer síntomas como hinchazón, gases, diarrea, constipación o intolerancias alimentarias. Además, estudios recientes la asocian con obesidad, ansiedad, depresión y enfermedades inflamatorias crónicas.

Primera clave: reparar el intestino y reducir la inflamación

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Es fundamental reducir el consumo de comestibles ultraprocesados.
Imagen generada por inteligencia artificial.

El primer paso para restaurar la microbiota es reparar la mucosa intestinal y reducir la inflamación.

Para lograrlo, se recomienda:

  • Eliminar temporalmente alimentos ultraprocesados o irritantes.
  • Reducir azúcares refinados y priorizar preparaciones simples.
  • Incorporar nutrientes regeneradores como glutamina, zinc y omega 3, que ayudan a reconstruir la barrera intestinal.

Esta fase puede durar desde semanas hasta meses, según el grado de desequilibrio digestivo.

Segunda clave: nutrir la microbiota con alimentos vivos y diversos

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Los alimentos fermentados como por ejemplo el yogur son de gran ayuda para recuperar la salud intestinal.
Foto: Flickr.

Una vez restaurado el intestino, el paso siguiente es alimentar la microbiota con diversidad vegetal. El objetivo es incluir al menos 30 tipos de plantas por semana, entre frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, semillas, hierbas y especias.

También se recomienda incorporar un alimento fermentado diario —como yogur, kéfir, chucrut, kombucha o miso— para aportar bacterias beneficiosas que refuercen la flora intestinal.

Estudios como el American Gut Project confirman que las personas con dietas más diversas en plantas presentan una microbiota más equilibrada, menor inflamación y mejor respuesta inmunológica.

Una nueva visión de la nutrición: alimentar la vida microbiana

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Mujer forma un corazón con sus manos sobre su intestino.
Foto: Freepik.

Este enfoque representa un cambio de paradigma: dejar de ver la alimentación como un simple conteo de calorías y comenzar a entenderla como una herramienta para modular el ecosistema interno que sostiene nuestra salud física y mental.

La microbiota intestinal participa en la producción de neurotransmisores, regula las hormonas del apetito y ayuda a controlar el estrés. Mejorar su equilibrio se traduce en más energía, mejor digestión, mejor ánimo y mayor inmunidad.

En palabras del especialista: “La alimentación ideal no se mide en calorías, sino en vida microbiana”.

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