Los famosos "smoothies" o batidos bajo la lupa: ¿son realmente tan saludables como se los promociona?

Un batido diario puede ser una excelente costumbre dentro de una alimentación saludable, siempre que se prioricen los ingredientes naturales.

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Redacción El País 
Los batidos o licuados han sido considerados durante mucho tiempo como alimentos saludables. Mezclar frutas y verduras parece una manera práctica de sumar nutrientes a la dieta. Son rápidos de preparar, ideales para la mañana, útiles para aprovechar productos que están por vencerse o perfectos para recuperarse después de entrenar.

Sin embargo, surge la pregunta: ¿es realmente bueno consumir uno a diario?

¿Son los batidos saludables?

La respuesta es sí, siempre y cuando se preparen de forma equilibrada. Un batido saludable debe contener proteínas, grasas saludables y fibra, además de frutas y verduras. Esta combinación ayuda a estabilizar el azúcar en sangre, mejorar la digestión y aportar saciedad.

Un buen ejemplo de batido incluye frutas bajas en azúcar (como frutos rojos o mango), verduras de hoja verde (como espinaca o kale), una fuente de proteína (yogur griego o proteína en polvo) y grasas saludables (semillas de chía, aguacate, mantequilla de frutos secos o aceite de oliva).

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Los riesgos de un batido no saludable

No todos son beneficiosos. Muchos preparados industriales o recetas populares pueden convertirse en auténticas bombas de azúcar. Usar jugos de fruta, jarabes, leches saborizadas, yogures azucarados o incluso endulzantes naturales como la miel puede elevar en exceso el contenido de azúcar.

Además, añadir demasiados ingredientes calóricos, como manteca de frutos secos en exceso, puede transformarlo en una comida desequilibrada.

¿Es recomendable tomarlo todos los días?

Sí, siempre que se elijan ingredientes naturales y se mantenga un buen equilibrio nutricional. Aun así, no todas las personas responden igual: algunas sienten menos saciedad al beber que al masticar alimentos enteros, lo que puede llevar a comer de más. En casos de condiciones específicas, como la diabetes, es necesario ajustar las recetas para evitar picos de azúcar.

Cómo prepararlo

La clave está en recordar tres componentes: proteína, grasa y carbohidratos.

Un ejemplo sencillo es combinar proteína vegetal o láctea, una cucharada de semillas o frutos secos, junto con verduras y frutas frescas o congeladas. La elección de la leche también influye: la leche de vaca aporta proteína, calcio y vitamina D, mientras que las leches vegetales son una alternativa ligera para quienes evitan los lácteos.

Es recomendable variar los ingredientes a lo largo de la semana para obtener una mayor diversidad de vitaminas y minerales, y ajustar las combinaciones según cómo se sienta el cuerpo después de cada batido.

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Conclusión

Es fundamental evitar el exceso de azúcar y mantener el equilibrio entre proteínas, grasas y fibra. La clave está en escuchar al cuerpo, ajustar la receta según las necesidades personales y disfrutar de esta forma práctica y nutritiva de alimentarse.

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