Quien ama los refrescos y los consume con frecuencia probablemente ya se ha detenido a pensar en las consecuencias que este hábito puede provocar en su cuerpo. Los refrescos son bebidas carbonatadas y con gran cantidad de azúcar. Las opciones "zero", "light" y "diet" (vendidas como más saludables) contienen edulcorantes, como el aspartamo, que ganó notoriedad después de que agencias asociadas a la Organización Mundial de la Salud lo clasificaran como potencialmente cancerígeno.
El mayor problema del consumo de refresco es la gran cantidad de azúcar ingerido. Cuantos más vasos bebés, más azúcar consumís. El exceso de azúcar está directamente relacionado con varios problemas de salud, como obesidad y enfermedades cardíacas.
¿Qué pasa si tomo refrescos todos los días?
Las consecuencias de tener una dieta rica en azúcar aparecerán más rápidamente en tu cuerpo si tomas refresco todos los días. Algunos problemas son:
Aumento de peso: El azúcar es utilizado por el cuerpo humano como combustible para funcionar. Cuando gastamos menos energía de la que consumimos, el organismo almacena el azúcar en forma de grasa. Esto genera un aumento de peso y, a largo plazo, puede llevar a la obesidad.
Diabetes: Muchas personas piensan que el azúcar, por sí solo, puede aumentar el riesgo de desarrollar diabetes. Pero esta relación es indirecta. Una dieta rica en azúcar genera aumento de peso e incluso obesidad, y estos sí pueden aumentar el riesgo de desarrollar diabetes. Cuanta más grasa tiene una persona, más demanda el cuerpo la producción de insulina (hormona que ayuda a la glucosa, o azúcar, a entrar en las células). Sin embargo, el exceso de grasa en el cuerpo provoca procesos inflamatorios que dificultan el trabajo de la insulina, generando la llamada resistencia a la insulina. Con la entrada de glucosa en las células perjudicada, el cuerpo entiende que debe producir cada vez más insulina, sobrecargando el páncreas. Con el tiempo, las células del órgano mueren o pierden su funcionalidad, sin poder reducir los niveles de glucosa en la sangre, caracterizando la diabetes tipo 2.
Caries: El aumento del riesgo de caries al tomar refresco diariamente ocurre por dos motivos. Primero, porque las bacterias de la caries se alimentan de azúcar (sustancia que queda en exceso en la boca tras el consumo de refresco). Segundo, porque los refrescos son ácidos y pueden corroer el esmalte dental, dejando los dientes más vulnerables a las caries.
Deshidratación: Aunque el refresco pueda saciar la sed en el momento en que se ingiere, no es una buena opción para hidratar el cuerpo. Normalmente, estas bebidas contienen cafeína, que además de ser estimulante, tiene efecto diurético, puede causar deshidratación si se consume en grandes cantidades y con frecuencia.
Problemas cardíacos: El alto consumo de azúcar a través de refrescos puede impactar directamente la salud del corazón. Un estudio de investigadores de la Universidad de Harvard muestra que cuanto mayor es el consumo de azúcar, mayor es el riesgo de enfermedades y complicaciones cardíacas. Esto ocurre por varios factores. Primero, porque la liberación excesiva de insulina para llevar glucosa a las células daña las paredes arteriales, haciéndolas más rígidas y estrechas. Otro factor es que el azúcar puede provocar la formación o engrosamiento de placas de grasa que pueden obstruir las arterias. Así, quienes consumen refresco todos los días tienen mayor riesgo de insuficiencia cardíaca, infarto y ACV.
Celulitis: El consumo diario de refresco también afecta la estética. El exceso de azúcar genera acumulación de grasa, incluso bajo la piel, produciendo celulitis.
Distensión abdominal: El gas del refresco puede causar distensión abdominal, es decir, esa sensación de hinchazón. Esto ocurre porque ingerimos una gran cantidad de dióxido de carbono agregado al líquido durante el proceso de carbonatación.
Grasa en el hígado: El exceso de azúcar del refresco puede depositarse también en el hígado y generar esteatosis hepática, comúnmente llamada grasa en el hígado. Si no se trata, puede evolucionar a cirrosis.
¿Cuál es la cantidad máxima de refresco al día?
La recomendación de la OMS es consumir, como máximo, 50 g de azúcar al día. Sin embargo, lo ideal para la salud sería solo 25 g diarios.
Un vaso de 200 ml de refresco tiene entre 10 g y 22 g de azúcar. Dependiendo del sabor, con solo dos vasos superas el límite máximo de azúcar diario solo con el refresco.
Vale recordar que la orientación de la OMS es para todos los tipos de azúcares, tanto los presentes en alimentos procesados como los añadidos en preparaciones caseras. Por lo tanto, lo ideal es no tomar refrescos todos los días.
¿Cuántas calorías dejo de consumir si dejo de tomar refresco?
Dejar de tomar refresco evita que consumas las calorías que ingerirías con la bebida. Pero puede ir más allá. Estudios indican que el consumo de bebidas dulces puede aumentar el apetito por otros alimentos ricos en calorías. Es decir, una cosa lleva a la otra.
¿Qué es bueno para sustituir el refresco?
El agua es la mejor opción para reemplazar el refresco. Para quienes extrañan un sabor diferente, pueden optar por agua con frutas en casa.
Otra opción es tomar agua de coco, que además de hidratar, repone minerales esenciales, funcionando como un isotónico natural.
También puedes consumir tés, que son una gran opción a media tarde.
Por último, están los jugos naturales de fruta. Lo ideal es consumirlos sin añadir azúcar. Para ello, el consejo es elegir frutas de temporada y maduras, pues tendrán la cantidad adecuada de fructosa (azúcar natural de las frutas).
¿Cómo quitar las ganas de beber refresco?
Empezá por reducir el consumo. Disminuye la cantidad poco a poco, hasta que solo lo tomes en fiestas o ocasiones especiales. Establece metas de reducción y también "premios" por cada avance en el proceso.
Evita comprar refrescos, especialmente botellas de 2 litros. Esto ayuda a reducir el consumo. Abrir el refrigerador y encontrarte con el refresco aumenta las ganas de beberlo. Como dice el dicho popular: "Ojos que no ven, corazón que no siente".
O Globo - GDA
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